Además de enfrentarse al empresario más poderoso de Dublín, William Martin Murphy, también se enfrentaron a la oposición de más de 400 empresarios de Dublín que se habían organizado en un sindicato de empresarios.
También enfrentaron la oposición combinada de la Iglesia Católica, los medios impresos, el nacionalismo de clase media, un grupo sustancial de mano de obra esquirol y las porras de la RIC y el DMP.
En quince días, unos 15.000 trabajadores se quedaron sin trabajo por parte de sus empleadores por negarse a firmar una declaración de no afiliación al sindicato.
Durante cinco largos meses, los trabajadores organizados de Dublín, con la ayuda de activistas republicanos y camaradas sindicales británicos, resistieron todo lo que el establishment y sus vastos recursos de riqueza y poder podían arrojarles.
Las lecciones aprendidas y la experiencia obtenida del Gran Cierre de 1913 fueron de vital importancia para la próxima revolución irlandesa.
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Para l@s interesados en profundizar en este evento histórico en Dublín, desde la 'librería de El Norte de Irlanda' hay disponible un cuadernillo que trata el tema con detalle.
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