Saoradh.- El Sábado de Pascua, el craobh de Saoradh en Newry celebró su ceremonia anual de ofrenda floral en el cementerio de Santa María, un evento que se ha convertido en una cita solemne y consolidada en el calendario republicano.
Cada año, sirve como un homenaje respetuoso a los patriotas irlandeses caídos, aquellos que dieron su vida en pos de la liberación nacional.
Mientras los participantes se congregaban en el terreno republicano, se observó una presencia significativa y desproporcionada de la Fuerza de la Corona.
Varios Land Rover blindados, algunos equipados con cámaras de vigilancia, y vehículos fuertemente blindados rodearon el cementerio.
En otra muestra de provocación, se colocó un cartel advirtiendo a los asistentes que el evento constituía una "manidestación no notificada". Esta afirmación era particularmente absurda, dado que no hubo manifestación de ningún tipo, solo una reunión tranquila y digna junto a una tumba. Una respuesta tan exagerada y confrontativa solo puede interpretarse como un intento de intimidar y antagonizar a quienes acudieron simplemente a honrar a sus muertos.
El contraste entre este enfoque autoritario y la indulgencia mostrada en otros eventos de Pascua subraya la persistente doble moral en la forma en que se "vigila" a los republicanos genuinos.
A pesar de esta demostración de fuerza, la conmemoración se desarrolló con dignidad y determinación.
El activista de Saoradh, Michael Dinsmore, presidió el evento y agradeció a quienes asistieron ante el acoso de las Fuerzas Armadas de la Corona. DJ Hynes leyó la Proclamación de 1916, seguido de Liam Fegan, quien recitó solemnemente el Cuadro de Honor del IRA de Newry.
Se depositaron coronas de flores en nombre de Saoradh y de la Asociación Irlandesa para el Bienestar de los Prisioneros Republicanos (IRPWA), y se guardó un minuto de silencio en honor a quienes hicieron el sacrificio máximo por la libertad irlandesa.
La ceremonia concluyó pacíficamente, y los reunidos se dispersaron bajo la atenta mirada de las fuerzas de seguridad militarizadas de Stormont.
Lejos de disuadir la conmemoración, estas tácticas solo refuerzan la determinación de los republicanos de recordar y honrar a sus caídos con orgullo y perseverancia.
Ellos vinieron a intimidar, nosotros a recordar.