El Acuerdo de Viernes Santo (Good Friday Agreement), que los unionistas llaman Acuerdo de Belfast se alcanzó el 10 de abril de 1998 tras 21 meses de negociaciones.
El acuerdo se desarrolló en el marco de un conflicto que hunde sus raíces en la partición de la isla de Irlanda impuesta por Londres en 1920.Un conflicto que se alimenta del monopolio unionista (protestante) del poder en los Seis Condados de la Irlanda ocupada y en la discriminación organizada a todos los niveles contra la comunidad de religión católica durante décadas.
Un conflicto que estalla a finales de los ’60 con los progromos unionistas contra los barrios católicos, con la reaparición del IRA como “ejército defensor de la comunidad” y con la confabulación entre la RUC (policía norirlandesa), el Ejército británico y las bandas paramilitares lealistas (protestantes). Un conflicto, prácticamente una guerra civil, que se cobró más de 3.500 víctimas en tres décadas ( y que aún perdura,en niveles mucho más bajos).
Podemos decir que el proceso de paz que permitió alumbrar el Acuerdo de Viernes Santo fue largo, duro y difícil. Y que no hubiera sido posible sin la estrategia de paz del Sinn Féin (SF).Tras múltiples reuniones, secretas primero y públicas después, del líder del SF Gerry Adams con el del partido nacionalista moderado SDLP John Hume, tras la presentación en 1987 del documento estratégico del Sinn Féin “Escenario para la paz”, tras sucesivos contactos del SF con representantes del Fianna Fáil (partido de gobierno en Dublín) y con enviados secretos de Londres, tras sucesivas treguas del IRA por Navidad, tras varios viajes a Estados Unidos de la mano del lobby irlandés y tras una ambigua Declaración de Downing Street, por fin en 1994 el IRA decretó un cese el fuego, celebrado como una victoria en los barrios nacionalistas de Belfast. Sin embargo, el Premier británico, el conservador John Major, que dependía de los parlamentarios unionistas para salvar su exigua mayoría en Westminster, frustró las expectativas de abrir un proceso y el IRA rompió la tregua en 1996 con un atentado en Canary Wharf, en el corazón de Londres. El triunfo laborista al año siguiente con la llegada de Tony Blair al poder recuperó de nuevo el mejor escenario: una nueva tregua indefinida del IRA permitió entonces tanto la incorporación del SF a las conversaciones multipartidistas de Stormont como la decisiva entrevista cara a cara entre Adams y Blair.
El 10 de abril fue la fecha definitiva que cambió el curso de la historia de los seis condados,del Ulster y de Irlanda y el Reino Unido, tras tomarse decisiones sin precedentes sobre la nueva administración de la provincia.
El momento se produjo cuando el presidente de las conversaciones, el ex senador estadounidense George Mitchell, declaró: "Me complace anunciar que los dos Gobiernos y los partidos políticos en Irlanda del Norte han llegado a un acuerdo".
La jornada del 10 de abril fue calificada como "el día del triunfo del coraje" por el primer ministro británico, Tony Blair, que se había trasladado a la sede de las conversaciones en el castillo de Stormont junto a su colega irlandés, Bertie Ahern, y prometió no abandonarlas hasta la consecución de un acuerdo.
Una petición de aclaraciones por parte del Partido Unionista del Ulster (UUP) puso en peligro en el último momento el logro del consenso, lo que hizo necesaria la intervención personal del propio presidente estadounidense, Bill Clinton, a petición de Blair.
El líder del UUP, David Trimble, exigía garantías acerca del desarme de los grupos paramilitares y que no se consentiría a quienes desarrollaran actividades de violencia ocupar cargos de responsabilidad en la nueva administración autónoma.
Finalmente, en una carta escrita por Blair, quedó claro que todo dirigente de la nueva administración de quien se demuestre que mantiene vínculos paramilitares tendrá que dimitir.
Poco después, los comités ejecutivos de los partidos ratificaron el acuerdo, y el 22 de mayo se presentó en referéndum a la población irlandesa, que votó masivamente a favor. El 25 de junio se celebraron las elecciones en el norte de Irlanda para la constitución de una Asamblea con poderes legislativos, de 108 miembros. Los resultados finales otorgaron 80 escaños a los colaboradores del Acuerdo de Viernes Santo y 28 a los opositores.
Se estableció que cada una de las 18 circunscripciones electorales norirlandesas aportaría seis diputados, designados por el sistema de representación proporcional. Este foro cuenta con un órgano ejecutivo formado por 12 consejeros autónomos o "ministros".
El acuerdo también preveía que la asamblea se pusiera en contacto con el Gobierno irlandés para establecer un "Consejo Ministerial Norte-Sur" con competencias a ambos lados de la frontera en la isla.
Además, el Gobierno irlandés se comprometió a reformar los artículos 2 y 3 de su Constitución, que reclaman la soberanía sobre el Ulster, mientras que el Reino Unido incluye en su ley de gobierno de la provincia el principio de consentimiento de la población de la provincia.
Del esfuerzo de todos nació el Acuerdo de Viernes Santo, (con la excepción del DUP de Ian Paisley que rechazó el Acuerdo) y refrendado en toda Irlanda. El 23 de mayo se celebró un referéndum a ambos lados de la frontera, en el que el ‘Sí’ al Acuerdo ganó en la República de Irlanda con un 94,4% y también en el Norte con un 71,1% frente a un 28,9% de ‘noes’.
Artículo sobre los 10 años del acuerdo,por parte de Txente Rekondo :
Uno de los aspectos más destacados del AVS es su referencia como modelo a experiencias ajenas a Irlanda. El conflicto entre tamiles y cingaleses en Sri Lanka, el reciente viaje del presidente de Burundi a la isla, las miradas desde Iraq, e incluso más recientemente, las declaraciones desde la Unión Europea, apuntando a ?las lecciones que el método irlandés puede tener en la resolución de otros conflictos en el mundo, son buena muestra de todo ello.
Técnicamente nos encontramos ante un ?magnífico documento?, según algunos expertos, ya que logró recoger dos ideas opuestas en el mismo. Así, mientras que para los unionistas les sirvió para convencerse que la unión con Gran Bretaña permanecía invariable, los republicanos veían la oportunidad de lograr la unidad de Irlanda.
Otro de los aspectos que toma fuerza estas semanas es la importancia que está adquiriendo la economía en el devenir del futuro irlandés, sobre todo en clave de unidad de la isla. Si desde el movimiento republicano hace tiempo que se era consciente de ello, sobre todo para garantizar la prosperidad y el desarrollo conjunto de la población irlandesa, la comunidad unionista, y sobre todo sectores cualificados del mundo económico, también ven la potencialidad económica de los veintiséis condados clave para el futuro, e incluso como la única oportunidad para reflotar el resto de los condados.
Lo que nadie pone en duda es el efecto transformador que ha tenido el proceso de paz y más concretamente la materialización del Acuerdo. Los avances en materia de policía, desmilitarización, derechos humanos, igualdad son un claro ejemplo del importante paso dado. Además, el carácter inclusivo del mismo ha permitido asegurar y fomentar esos progresos en áreas tan delicadas hace unos años como las anteriormente mencionadas.
Las luces y sombras del Acuerdo nos muestran también los apartados que siguen sin resolverse, como la transferencia de poderes en materia policial o de justicia, los derechos lingüísticos del irlandés y otros relativos a derechos humanos y de igualdad..
En ese sentido se hace evidente también que el Acuerdo de Viernes Santo no supuso ni el principio del proceso de paz, ni tampoco se acabó con él. Los sucesivos altibajos y acuerdos posteriores, las amenazas y obstáculos, e incluso las posturas demagógicas y la flexibilidad, han caracterizado esta década post-Acuerdo y los han mostrado como un acuerdo político que ha sido capaz de poner fin a décadas de violencia, afrontando las raíces de la misma, y garantizando a todos los actores su participación en el teatro político y la defensa de sus respectivos objetivos de modo democrático y por vías pacíficas, y sobre todo, sin ningún tipo de discriminación o represión por ello.
Durante las próximas semanas los elementos contrarios al proceso no dudarán, como han hecho hasta ahora, en utilizar su artillería más pesada para seguir obstaculizando la marcha del mismo. Los recientes ataques contra la persona de Gerry Adams (se lanzan rumores sobre su posible sustitución, su supuesta participación colateral en una acción armada a principios de los setenta, se señala como posibles informadores policiales a miembros de su círculo de amistades o colaboradores?) parecen indicar que una campaña contra el líder republicano está en marcha.
Algunos parecen no perdonarle que sea el único dirigente en activo (junto a McGuinness) de aquellos que protagonizaron el proceso de paz. Las marchas de John Hume, David Trimble y Bill Clinton en su día se han visto seguidas de las de Tony Blair y Bertie Ahern, así como el anuncio de Ian Paisley en el mismo sentido.
La pasividad policial ante las actuaciones de bandas delincuentes en barrios nacionalistas, la participación de antiguos prisioneros políticos republicanos en el nuevo modelo policial, y otros flecos servirán de excusa para que los de siempre agiten las complejas aguas de la política irlandesa, pero como señalan las fuentes de la isla, el proceso goza de buena salud.
Prueba de ello es la postura del DUP, aceptando la presencia de los expresos republicanos en las comisiones policiales, o más allá de la retórica, lógica hasta cierto punto, se nos presenta la apuesta del principal partido unionista por la continuidad del proceso. En ese sentido se enmarcan las palabras del sucesor de Paisley, Peter Robinson, que ha señalado que mantiene su confianza ?en que la fórmula del gobierno compartido continúe?.
El Acuerdo de Viernes Santo ha sido la plasmación de un cambio en la esfera política, económica, social y constitucional de Irlanda. Y al mismo tiempo es el certificado de defunción de la política colonial británica, que en Irlanda, como en otras partes del mundo, y bajo la bandera del ?divide y gobierna? tantos frutos ha cosechado para el poder colonial, y muchos más sufrimientos y dolor entre los pueblos colonizados.
Mientras tanto, el movimiento republicano mantiene como principal objetivo estratégico la unidad de Irlanda y el fin de la jurisdicción británica sobre la misma. Y como ha señalado Adams, este objetivo ?no concluye con la formación de la Asamblea ni el gobierno de los seis condados, ni con las instituciones entre norte y sur y otros acuerdos institucionales?. Para los republicanos, esas instituciones no son sino ?parte de su estrategia para lograr encauzar un mayor apoyo popular de cara a la unificación definitiva de la isla y en torno al derecho del pueblo de Irlanda para determinar su propio futuro?.
TXENTE REKONDO.- Gabinete Vasco de Análisis Internacional (GAIN)
Disposiciones principales
- El principio de que cualquier cambio en el estado constitucional del norte de Irlanda solo es posible mediante el voto de la mayoría de sus ciudadanos.
- El compromiso de todos los partidos para usar métodos exclusivamente pacíficos y democráticos.
- El establecimiento de una Asamblea del norte de Irlanda a la que devolver los poderes legislativos.
- El principio de que ambas comunidades deben ratificar cualquier decisión importante tomada por dicha Asamblea.
- El establecimiento de poderes compartidos del Ejecutivo del norte de Irlanda, el brazo ejecutivo de la Asamblea, usando el método d'Hont para asignar ministerios proporcionalmente a los partidos principales.
- La creación de un Consejo Ministerial Norte-Sur para la cooperación en cuestiones políticas y de otra índole entre ambas partes de Irlanda.
- La creación de una conferencia entre los gobiernos británico e irlandés que proporcione un papel consultivo a Irlanda en los asuntos no transferidos.
- La creación de un Consejo Británico-Irlandés con representantes de Irlanda,norte de Irlanda, el Reino Unido, la Islas del Canal y la Isla de Man.
- La rápida liberación (en el plazo de dos años) de los prisioneros paramilitares que pertenezcan a las organizaciones que mantengan un alto el fuego.
- La creación de una Comisión de Derechos Humanos para el norte de Irlanda.
- El establecimiento de un calendario de dos años para la entrega de las armas de los grupos paramilitares.
- La derogación del Acta de Gobierno de Irlanda de 1920 por parte del parlamento británico.
- La supresión en la constitución irlandesa de la reivindicación del territorio del norte de Irlanda, modificando los artículos 2 y 3 de la misma.
- La introducción de legislación sobre la política, los derechos humanos y la igualdad en el norte de Irlanda.
- La normalización de medidas de seguridad (el cierre de bases del ejército redundantes).
- La reforma de la policía.
- La igualdad de derechos sociales, económicos y culturales de las distintas comunidades étnicas (el reconocimiento oficial de los idiomas irlandés y escocés).
- El reconocimiento de la nacionalidad irlandesa, británica o ambas a las personas nacidas en el norte de Irlanda, según su elección personal.
- La confirmación de que el derecho de poseer la doble ciudadanía británica e irlandesa sea aceptado por ambos gobiernos y no se vea afectado por ningún cambio futuro en el estado del norte de Irlanda.
Antecedentes al acuerdo de Viernes Santo:
- El Acuerdo de Sunningdale, firmado el 9 de diciembre de 1973 en Sunningdale (en el condado inglés de Berkshire), constituyó el primer intento de poner fin a los disturbios de Irlanda del Norte, forzando a los unionistas a compartir el poder con los nacionalistas. Lamentablemente, la fuerte oposición unionista, la violencia y una huelga general lealista causaron el fracaso del acuerdo en mayo de 1974.
- El Acuerdo Anglo-Irlandés, firmado el 15 de noviembre de 1985 en el Castillo de Hillsborough (Irlanda del Norte) por la Primer Ministro británica, Margaret Thatcher, y por el Taoiseach irlandés, Garret Fitzgerald. Este acuerdo otorgó a Irlanda un papel consultivo en en diversas materias relativas a Irlanda del Norte. Además puso de manifiesto que Irlanda del Norte seguiría siendo parte del Reino Unido hasta que la mayoría de los ciudadanos norirlandeses estuviera de acuerdo en referendum en unirse a Irlanda. También sentó las bases para la devolución de la autonomía a Irlanda del Norte, siempre bajo consenso entre las partes nacionalista y unionista. Lamentablemente, este acuerdo falló en el intento de finalizar la violencia reinante en la región, y tampoco hizo nada para tratar de reconciliar a las dos comunidades.
- La Declaración de Downing Street del 15 de diciembre de 1993, realizada conjuntamente por el Primer Ministro británico, John Major, y el Taoiseach irlandés, Albert Reynolds. Básicamente, afirmaba el derecho de los ciudadanos de Irlanda del Norte a la autodeterminación, y que el territorio sería transferido del Reino Unido a Irlanda sólo en el caso de que la mayor parte de su población así lo decidiera en referendum. También recogía por primera vez en la historia la denominada dimensión irlandesa: el principio de que los irlandeses, tanto del Norte como del Sur, tienen el derecho exclusivo de resolver los asuntos entre el Norte y el Sur mediante mutuo acuerdo. Esta declaración llevó al alto el fuego decretado por el IRA en 1994.
referencias usadas:
http://innisfree1916.wordpress.com/2007/04/06/el-acuerdo-de-viernes-santo/
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=65818
http://diccionario.sensagent.com/acuerdo+de+viernes+santo/es-es/
http://www.eloihr.net/eire/index.php?page=apuntes_viernes_santo
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