"Enhorabuena, presidente Higgins". El primero en felicitarlo fue el cuarto candidato en liza, David Norris, senador, experto en James Joyce y defensor de los derechos de los homosexuales. "Es un buen día para Irlanda".
"Estamos ganando en todo el país menos en Donegal", confirmó su jefe de campaña, Joe Costello, al 'Evening Herald', el periódico que se adelantó a la lentitud de los recuentos y proclamó en titulares la victoria de Michael D., como popularmente se le conoce en su terruño de Galway, donde es presidente del club de fútbol local.
Su más directo rival, Gallagher, ha felicitado también al candidato laborista y ha vaticinado que será fiel a su eslogan de campaña: "Un presidente del que podemos sentirnos orgullosos".
Dura campaña
La victoria de Higgins da alas al Partido Laborista, mientras que el Sinn Féin espera impacientemente el recuento oficial para confirmar si McGuinness logra el segundo puesto. Pese a las críticas despiadadas en los medios dublineses, el candidato del 'norte' salió fortalecido en el cuerpo a cuerpo con el empresario e independiente Gallagher, a quien acusó de recibir 'dinero negro' cuando colaboraba con el partido centrista Fianna Fáil.
Pese a la diversidad de los candidatos -incluida la ganadora de Eurovisión Dana Rosemary Scallion-, la mayoría de los irlandeses coincide en admitir que ninguno de ellos tenía la talla de Mary Robinson o Mary McAleese, las dos presidentas que durante 21 años elevaron la estatura mundial de Irlanda e impulsaron el proceso de paz.
Cargo simbólico
El presidente irlandés, elegido cada siete años, no tiene poderes ejecutivos y es más bien un cargo representativo y simbólico. El actual primer ministro, Enda Kenny, está en el poder desde marzo del 2011 gracias a una alianza entre su partido de centroderecha, el Fine Gael, y el Partido Laborista.
La llegada de un laborista a la residencia de Aras an Ucahtaráin podría dar un nuevo impulso a la coalición de Gobierno, aunque Higgins está situado precisamente en el ala izquierda de su partido y tiene una larga tradición como viejo militante, furibundo crítico de Ronald Reagan por su política en Nicaragua y El Salvador.
En cualquier caso, la primera y dolorosa decisión que le espera al presidente de Irlanda es una drástica reducción de sueldo (de 325.000 a 249.000 euros al año), en cumplimiento de las medidas de austeridad contra la crisis impulsadas recientemente por el Gobierno.
Los dos últimos candidatos, la activista de los discapacitados Mary Davis y el católico Gay Mitchell, aspirante del Fine Gael, figuraban muy atrás en las encuestas y sin apenas posibilidades.
Y así lo cuentan en Público:
Las presidenciales de Irlanda han refutado todo pronóstico. El candidato del Partido Laborista, Michael Higgins, de 70 años de edad, será el noveno presidente de la historia de la república irlandesa pese a ir en un alejado segundo puesto en los sondeos preelectorales. Exministro de Cultura, activista pro derechos humanos, voz a favor de los palestinos, poeta e impulsor de la cadena de televisión en gaélico irlandés TG4, Higgins pertenece a la izquierda del Partido Laborista y lleva más de 40 años en política.
Higgins hizo campaña con el eslogan "El presidente que nos enorgullecerá", tras una trayectoria de denuncia de las injusticias en Nicaragua, Chile, Camboya, Irak y Somalia que le mereció el Premio de la Paz Séan McBride. Su origen es parecido al de Frank McCourt, el escritor que enseñó al mundo la miseria irlandesa del siglo XX con su libro Las cenizas de Angela. Como McCourt, el nuevo presidente nació en la penuria de Limerick y fue el primero de su familia en ir a la universidad. A diferencia de McCourt ,que emigró a EEUU, Higgins acude a las carreras de caballos de Galway.
Las cosas empezaron a ir mal para el favorito presidenciable Seán Gallagher el lunes pasado en el debate Frontline de la televisión, en el que Martin McGuinness, candidato del Sinn Féin, fustigó al independiente Gallagher acerca de un donativo de 5.000 euros que le dio un empresario de parte del partido conservador Fianna Fáil en 2008. El dinámico empresario Gallagher criticó al Sinn Féin por hacer "juego sucio" e insistió en que no se acordaba del donativo pese a que McGuinness le daba más y más datos del contexto en el que se produjo el regalo.
Al día siguiente, el empresario Hugh Morgan, convicto evasor de impuestos y contrabandista entre el norte y sur de Irlanda, hizo público un comunicado en el que refrescó la memoria de Gallagher y le hundió el liderazgo del que disfrutaba en las encuestas.
El comunicado de Morgan relata la entrega de un sobre con un cheque de 5.000 euros y añade que "a cambio (...) me prometieron una audiencia privada con el primer ministro [entonces Brian Cowen, del Fianna Fáil) y una fotografía con él".
Al conocerse los primeros resultados, Michael Martin, líder del Fianna Fáil, el partido conservador derrotado por su gestión que hundió al país en el abismo de la crisis, fue de los primeros en felicitar al nuevo presidente: "Conozco a Higgings desde hace años y será un excelente presidente y embajador en el mundo".
Fracaso democristiano
La participación fue de sólo el 50%, veinte puntos menos de la que se registró en las elecciones de febrero, de las que surgió un Gobierno de coalición del democristiano Fine Gael (cuyo candidato ha fracasado estrepitosamente en estas presidenciales) y el Partido Laborista.
Siete candidatos, cuatro de ellos independientes, aspiraban a la presidencia. Las dos últimas mujeres presidentas, Mary Robinson (1990-97) y Mary McAleese (1997-2011) han aumentado el perfil representativo y consultivo del cargo, que carece de poder político.
En la mayoría de las circunscripciones electorales Higgins salió el primero, aunque Gallagher, conocido popularmente como juez de un concurso televisivo, ganó en su tierra natal de Cavan, uno de los tres condados al norte de la República de los nueve que configuran el antiguo Ulster. Los otros seis forman Irlanda del Norte, bajo soberanía británica desde la división de la isla, en 1920.
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