Desde Tercerainformación publican la traducción del PCI sobre la muerte de Thatcher y la opinión del partido sobre su figura;
Margareth Thatcher ha dejado un gran legado no sólo a la
gente de la isla, sino también para sus vecinos irlandeses por todo el
sufrimiento y opresión infringido a todos por igual.
Thatcher personificó la arrogancia de las longevas tradiciones del imperialismo británico de la clase dominante. Su política en referencia a las huelgas de hambre del Bloque-H (H-Block o HM Prison Maze, prisión para prisioneros políticos irlandeses) se tradujo en profesar un profundo desprecio y odio a aquellos que se oponían a los intereses imperialistas de Gran Bretaña. Bajo su gobierno, el ejército británico tuvo mayor libertad para desarrollar y perpetrar una guerra sucia en Irlanda del Norte (Ulster), cuando los asesinatos selectivos y la dirección de los paramilitares unionistas se convirtieron en una máquina de guerra Británica.
Thatcher fue una de la larga lista de gobernantes británicos que mostraba un profundo odio hacia la clase trabajadora, tal como su gran héroe, Churchill, otra personalidad que llevó como insignia de honor, su odio a Irlanda y la lucha de su pueblo por la independencia, así como para la clase obrera británica. Margaret Thatcher vio a los trabajadores como mera carnaza de cañón en las guerras imperialistas, ya sea en Irlanda o en las Islas Malvinas, o simplemente peones estratégicos en sus cruzadas anticomunistas como en “Solidaridad” en Polonia.
Su nombre se convirtió en sinónimo de agresividad, egoísmo e individualismo desenfrenado. Dejó un legado de vidas destruidas y comunidades destrozadas. Su rampante militarismo, su chauvinismo y la destrucción de las fábricas británicas a favor de una excelsa adoración a los mercados y al capitalismo los llegó a llevar a niveles faltos de toda humanidad.
Sus políticas han sido continuadas por todos los sucesores en los Gobiernos Británicos, tanto Conservadores como Laboristas; Toni Blair fue uno de los más entusiastas y efectivos discípulos.
No habrá lágrimas derramadas por las familias de los huelguistas o de los asesinados por el ejército y paramilitares británicos, ni en lo pueblos mineros de Gales y ni en comunidades mineras británicas. No tuvo oídos par el llanto de sufrimiento de las familias de los mineros del carbón cuando encadenaba y pisoteaba sus derechos como trabajadores.
Margaret Thatcher fue un producto condicionado por el monopolio del capitalismo. Representó los más agresivos intereses dictados por el materialismo impuesto por las fuerzas políticas que derrotaron los exponentes del compromiso social y económico de postguerra, exponiendo así la naturaleza engañosa y superficial del laborismo británico.
Desafortunadamente, como la historia nos muestra, la naturaleza misma del este sistema económico vomita y requiere de estos personajes tan arrogantes y despiadados.
Traducción para Tercera Información: Iván Jiménez
Thatcher personificó la arrogancia de las longevas tradiciones del imperialismo británico de la clase dominante. Su política en referencia a las huelgas de hambre del Bloque-H (H-Block o HM Prison Maze, prisión para prisioneros políticos irlandeses) se tradujo en profesar un profundo desprecio y odio a aquellos que se oponían a los intereses imperialistas de Gran Bretaña. Bajo su gobierno, el ejército británico tuvo mayor libertad para desarrollar y perpetrar una guerra sucia en Irlanda del Norte (Ulster), cuando los asesinatos selectivos y la dirección de los paramilitares unionistas se convirtieron en una máquina de guerra Británica.
Thatcher fue una de la larga lista de gobernantes británicos que mostraba un profundo odio hacia la clase trabajadora, tal como su gran héroe, Churchill, otra personalidad que llevó como insignia de honor, su odio a Irlanda y la lucha de su pueblo por la independencia, así como para la clase obrera británica. Margaret Thatcher vio a los trabajadores como mera carnaza de cañón en las guerras imperialistas, ya sea en Irlanda o en las Islas Malvinas, o simplemente peones estratégicos en sus cruzadas anticomunistas como en “Solidaridad” en Polonia.
Su nombre se convirtió en sinónimo de agresividad, egoísmo e individualismo desenfrenado. Dejó un legado de vidas destruidas y comunidades destrozadas. Su rampante militarismo, su chauvinismo y la destrucción de las fábricas británicas a favor de una excelsa adoración a los mercados y al capitalismo los llegó a llevar a niveles faltos de toda humanidad.
Sus políticas han sido continuadas por todos los sucesores en los Gobiernos Británicos, tanto Conservadores como Laboristas; Toni Blair fue uno de los más entusiastas y efectivos discípulos.
No habrá lágrimas derramadas por las familias de los huelguistas o de los asesinados por el ejército y paramilitares británicos, ni en lo pueblos mineros de Gales y ni en comunidades mineras británicas. No tuvo oídos par el llanto de sufrimiento de las familias de los mineros del carbón cuando encadenaba y pisoteaba sus derechos como trabajadores.
Margaret Thatcher fue un producto condicionado por el monopolio del capitalismo. Representó los más agresivos intereses dictados por el materialismo impuesto por las fuerzas políticas que derrotaron los exponentes del compromiso social y económico de postguerra, exponiendo así la naturaleza engañosa y superficial del laborismo británico.
Desafortunadamente, como la historia nos muestra, la naturaleza misma del este sistema económico vomita y requiere de estos personajes tan arrogantes y despiadados.
Traducción para Tercera Información: Iván Jiménez
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