Novena parte del texto de Daithí Mac an Mháistir -éirígí-
Socialismo e Internacionalismo
“Debemos tener en mente que el imperialismo es un sistema mundial, la última fase del capitalismo –y debe ser derrotado en una confrontación mundial. El fin estratégico de esta lucha debe ser la destrucción del imperialismo” Ernesto Che Guevara.
En su sentido pleno, la lucha por el socialismo solamente puede ser lograda mediante la lucha internacionalista: una lucha en la cual las fuerzas que pretenden aplastar al sistema capitalista global se unen mediante la solidaridad global. El republicanismo socialista y democrático es internacionalista; si el problema es global, también debe serlo la solución. Es la filosofía y la práctica del imperialismo la que causa el sufrimiento social a escala global, la miseria y la guerra. La derrota del imperialismo británico en Irlanda esta, por consiguiente, íntimamente conectada a la derrota del imperialismo global.
Hasta hace poco, los enemigos del socialismo se regocijaban en su mantra de que el fin del socialismo implicaba la victoria del capitalismo, y que ésta implicaba el fin de la historia. La actual crisis del sistema capitalista ha demostrado claramente, una vez más que la historia no ha terminado. Todos los días vemos más claramente que el sistema capitalista global se encuentra en una crisis que se profundiza.
Lejos de ser una ideología y propuesta política “muerta”, más y más países y pueblos se convencen de la necesidad de una economía orientada hacia el socialismo y de alternativas políticas a la agenda capitalista. Crecientemente, los pueblos del mundo rechazan las ideologías y sistemas que institucionalizan la inequidad, la explotación, la pobreza y la miseria sin fin que el capitalismo trae a la humanidad.
En América Latina, en particular, al lado de la República revolucionaria de Cuba y de las heroicas luchas revolucionarias de larga tradición de Colombia, surgen nuevos movimientos sociales progresistas, participativos y de base, así como proyectos socialistas incipientes en los cuales el pueblo democratiza el poder económico y político. Estos movimientos no están sencillamente ocupando estructuras de poder preexistentes sino que están transformando las nociones predominantes sobre cómo se debe utilizar el poder. En lo fundamental, estos movimientos están motivados por la idea de que el poder es construido desde abajo hacia arriba y que debe tener sus raíces en el pueblo y las comunidades. Al construir un movimiento para la transformación de Irlanda, tenemos mucho que aprender de los movimientos sociales que han ganado y siguen ganando fuerza en toda América Latina.
Para ver las partes anteriores:
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No Religious Freedom For Mosques
Hace 2 horas
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