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lunes, 7 de febrero de 2011

Sexta parte del texto de Daithí Mac an Mháistir -éirígí-

Sexta parte del texto de Daithí Mac an Mháistir -éirígí-

Hermanando lo nacional con lo socio-económico: una lucha en contra del sistema global de explotación

Tanto quienes mantienen la ocupación de los seis condados así como la clase capitalista nativa son parte de un sistema global más amplio de explotación y latrocinio. Ellos son responsables de la creación y del mantenimiento de un mundo que se encuentra cada vez más polarizado económicamente y socialmente, más que en ningún otro momento de la historia. El crecimiento de la inequidad global es sorprendente. Los procesos en el corazón del sistema capitalista acusan una situación en la cual la humanidad en su conjunto se encuentra caminando sobre un delgado hilo. Globalmente, estamos experimentando desastres económicos, ambientales y sociales más y más frecuentes y peligrosos, y de tal magnitud que ponen al mismo futuro de la humanidad y de la vida sobre la faz de la Tierra en riesgo.

Poniendo el derecho de los ciudadanos antes de los derechos del Capital

La manera en que se organiza la sociedad bajo el capitalismo, tanto económica como socialmente, la hace hostil a los derechos del pueblo; los derechos de los seres humanos están al servicio de las necesidades del Capital, y como tales, los derechos del pueblo pueden ser, y frecuentemente lo son, sacrificados cuando las necesidades de acumulación del sistema así lo dictan. La dominación es la causa de que se nieguen los derechos del pueblo, y en última instancia, toda forma de dominación y explotación, sea de las mujeres, de grupos étnicos o nacionales, emana directamente de la dominación de clase.

La polarización del mundo entre aquellos que tienen y que no tienen acceso a los recursos necesarios para sobrevivir y proveerse de un nivel de vida económico y social de acuerdo con su condición humana es tan pronunciada hoy en día como en ningún otro momento en la historia humana.

La ideología del capitalismo de libre Mercado, basada en la explotación de la clase trabajadora mundial, y en valorar y promover antes que nada la acumulación de bienes materiales por sobre cualquier otra clase de consideraciones, es directamente responsable de la creciente posibilidad de que un desastre humano final se convierta en realidad. Después de la más grande crisis económica global de los últimos 70 años, quedan pocos por fuera de quienes tienen los más pronunciados intereses creados, que argumenten que el capitalismo tiene algo que ofrecer a la vasta mayoría del pueblo que habita este planeta, a no ser por la continuación de la creciente inestabilidad social y crisis económica.

Aún el más superficial análisis del mundo que tenemos a fines de la primera década del siglo XXI, ilustra claramente el terrible estado del ser humano. Si bien el rango de necesidades humanas no puede, de ninguna manera, ser reducido a necesidades solamente materiales, es un hecho el que la búsqueda insaciable de riquezas a expensas de toda consideración, como lo indica la ideología capitalista, es la fuente primaria de toda la miseria y pobreza que enfrenta la mayoría de los pueblos en todo el mundo.

Mientras que la pobreza y miseria brutales que experimentan la mayoría de los pueblos en otras partes del mundo no es directamente comparable a las dificultades económicas relativas que experimenta el pueblo de Irlanda y del “mundo desarrollado”, no es menos cierto que la explotación de la clase trabajadora irlandesa está tan pronunciada como antes. Dado que Irlanda está bastante enredada en el sistema económico global, es innegable que la sociedad irlandesa está gobernada por los mismos principios económicos y sociales que se encuentran en el corazón del sistema capitalista que domina las relaciones económicas y sociales en el mundo. Día tras día se siguen abriendo los ojos de los trabajadores irlandeses al hacerse cada vez más clara la naturaleza de la relación entre la clase capitalista y trabajadora. La misma relación de causa y efecto entre la acumulación de riquezas por un reducido número de personas y la pobreza relativa, económica y social, de la mayoría, se vuelve cada vez algo más evidente en Irlanda.

Para ver las partes anteriores:

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