Desde 20minutos vía Europa Press nos informan de una curiosa exposición que se puede disfrutar en el archivo histórico de Simancas (Valladolid) hasta este verano.
Las relaciones entre patriotas irlandeses y la Corona española y el éxodo y la emigración irlandesa a los territorios de la Monarquía Hispánica a lo largo de la Edad Moderna protagonizan la muestra 'Los irlandeses y la Monarquía Hispánica (1529-1800) Vínculos en espacio y tiempo', que se puede visitar hasta el 30 de junio en el Archivo de Simancas (Valladolid).
La exposición, que coincide con la Presidencia irlandesa de la Unión Europea, ha sido inaugurada por el secretario de Estado de Cultura, José Maria Lassalle, y el embajador de Irlanda en España, Justin Harman, y analiza el éxodo y la emigración irlandesa a los territorios de la Monarquía Hispánica a lo largo de la Edad Moderna, es decir, entre los siglos XVI y XVII, y da a conocer las relaciones entre patriotas irlandeses y la Corona española tanto en la Península como en el resto de los territorios que conformaban el Imperio Español.
Un patrimonio documental "común de ambos países" y conformada por 51 documentos originales refleja parte de esta historia compartida: las experiencias singulares de unos hombres y mujeres que un día se vieron abocados a abandonar Irlanda y que con su apariencia, peculiaridades, costumbres diferentes y con sus actividades influyeron en la construcción de España.
Paso a paso
'Pinceladas de una historia común' es, según la información facilitada por el Ministerio de Cultura y recogida por Europa Press, la primera parada de la muestra, que se acerca al proceso migratorio desde Irlanda hasta España y su Imperio durante los reinados de los monarcas de las dinastías Habsburgo y Borbón, principalmente entre los años 1580 y 1800.
No menos de 120.000 irlandeses pisaron la Península Ibérica antes del año 1700, a los que podrían añadirse los que, en menor número, lo hicieron durante el siglo XVIII, y que tomaron esta decisión motivados por razones políticas y religiosas y, desde el XVIII, por causas socioeconómicas.
Es precisamente la primera oleada migratoria, la de los siglos XVI y XVII, la que protagoniza la siguiente sección temática, centrada en el contexto geopolítico europeo, fundamentalmente en la lucha confesional entre la España católica y la Inglaterra protestante que la provocó y que tenía su origen en su rechazo a la expansión del dominio británico sobre Irlanda y en la consideración de que su lucha era una cruzada en defensa del catolicismo.
La participación de la corona española en la política irlandesa se caracterizó por un incremento gradual de la presencia política y militar a partir del final de la década de 1570, hasta culminar en el envío de una expedición militar a comienzos del reinado de Felipe III, en ayuda de los líderes irlandeses Hugh O'Neill y Red Hugh O'Donnell durante la Guerra de los Nueve Años (1594-1603).
El fracaso de esta expedición y la conquista de Irlanda por la monarquía protestante inglesa en 1603 originaron una oleada de inmigrantes a los dominios de la Monarquía Hispánica, muchos de ellos refugiados político-religiosos "que engrosaron el ejército o sirvieron como agentes políticos de los intereses de los señores irlandeses", estudiantes que buscaban formación católica o comerciantes que se establecieron en los principales puertos españoles.
En la década de 1640, el fracaso de la independencia de la Irlanda Confederada (1642-1649), la conquista de la isla por Oliver Cromwell y la necesidad española de tropas incentivaron la emigración irlandesa a la Península aunque las tensiones no tardaron en surgir debido a las diferencias socioculturales y el desencanto derivó en conflictos puntuales.
Nueva etapa con los borbones
'El Siglo XVIII: tras las huellas de los 'Gansos Salvajes' se acerca a la ascensión al trono de la dinastía borbónica, que marcó una nueva era en la emigración irlandesa a España debido, en primer término, a las razones que la movían: la escasez de las cosechas, la aprobación de leyes penales inglesas contra los irlandeses católicos o las oportunidades socioeconómicas que ofrecían los dominios españoles.
La Guerra de Sucesión española (1700-14), la militarización de la Administración por los Borbones y el desempeño de destacados puestos de la misma por extranjeros motivaron la transferencia de varios regimientos irlandeses del servicio francés al español y su eficiencia y su lealtad a la monarquía borbónica granjearon importantes destinos a las élites militares y mercantiles irlandesas, como testimonian figuras como Ricardo Wall o Alexander O'Reilly, entre otros.
A partir de 1720, los miembros de esas mismas élites consiguieron importantes puestos en el tráfico comercial entre la Península Ibérica y el Caribe (la familia Lynch y Killy Kelly fundó su compañía en Bilbao), así como cargos políticos y militares en las Indias españolas, a los que se sumaron la llegada de artesanos irlandeses movidos por el fomento de la industria nacional llevado a cabo por los Borbones durante la primera mitad del siglo XVIII.
'Red Hugh O'Donnell y Simancas' es el título de la última parte de la exposición y tiene como protagonista a Red Hugh O'Donnell, uno de los principales líderes de la rebelión irlandesa contra la reina Isabel de Inglaterra durante la Guerra de los Nueve Años y cuya historia quedó, por avatares del destino, unida para siempre a la fortaleza de Simancas.
Había llegado a España tras la derrota de Kinsale con el fin de pedir al rey Felipe III socorro para la causa irlandesa y el envío de una nueva fuerza expedicionaria a la isla y, tras una estancia en Galicia, en el mes de septiembre del año 1602 llegó a la fortaleza de Simancas de camino hacia la corte de Valladolid, aunque esa fue su última parada ya que enfermó y murió en su castillo tras 16 días.
La percepción de su papel en la Guerra de los Nueve Años como una figura "valiente e impetuosa", su huida o retirada a España después de la batalla y el misterio de su muerte en el castillo de Simancas a causa de un supuesto envenenamiento, son aún "hechos controvertidos" que envuelven la imagen del personaje.
Los documentos exhibidos permiten seguir determinados episodios de la peripecia vital de algunos de aquellos expatriados irlandeses, como el Capitán Thomas Stukley, aventurero y mercenario inglés, o William Lamport, también conocido como Guillermo Lombardo o Guillén Lombardo de Guzmán, 'De Alcazarquivir a la Nueva España, pasando por Nantes'.
La relación epistolar entre los frailes Daniel McSweeney y su compañero de religión Farell O'Ghara, el primero desde un convento de Nantes y el segundo en otro de los agustinos de Sevilla se confundió con una comunicación entre espías pero ésta no terminó tampoco en el siglo XVIII y culminó en el siglo XIX con la presidencia del Consejo de Ministros por parte de Leopoldo O'Donnell, destacado descendiente de aquellos irlandeses.
Las relaciones entre patriotas irlandeses y la Corona española y el éxodo y la emigración irlandesa a los territorios de la Monarquía Hispánica a lo largo de la Edad Moderna protagonizan la muestra 'Los irlandeses y la Monarquía Hispánica (1529-1800) Vínculos en espacio y tiempo', que se puede visitar hasta el 30 de junio en el Archivo de Simancas (Valladolid).
La exposición, que coincide con la Presidencia irlandesa de la Unión Europea, ha sido inaugurada por el secretario de Estado de Cultura, José Maria Lassalle, y el embajador de Irlanda en España, Justin Harman, y analiza el éxodo y la emigración irlandesa a los territorios de la Monarquía Hispánica a lo largo de la Edad Moderna, es decir, entre los siglos XVI y XVII, y da a conocer las relaciones entre patriotas irlandeses y la Corona española tanto en la Península como en el resto de los territorios que conformaban el Imperio Español.
Un patrimonio documental "común de ambos países" y conformada por 51 documentos originales refleja parte de esta historia compartida: las experiencias singulares de unos hombres y mujeres que un día se vieron abocados a abandonar Irlanda y que con su apariencia, peculiaridades, costumbres diferentes y con sus actividades influyeron en la construcción de España.
Paso a paso
'Pinceladas de una historia común' es, según la información facilitada por el Ministerio de Cultura y recogida por Europa Press, la primera parada de la muestra, que se acerca al proceso migratorio desde Irlanda hasta España y su Imperio durante los reinados de los monarcas de las dinastías Habsburgo y Borbón, principalmente entre los años 1580 y 1800.
No menos de 120.000 irlandeses pisaron la Península Ibérica antes del año 1700, a los que podrían añadirse los que, en menor número, lo hicieron durante el siglo XVIII, y que tomaron esta decisión motivados por razones políticas y religiosas y, desde el XVIII, por causas socioeconómicas.
Es precisamente la primera oleada migratoria, la de los siglos XVI y XVII, la que protagoniza la siguiente sección temática, centrada en el contexto geopolítico europeo, fundamentalmente en la lucha confesional entre la España católica y la Inglaterra protestante que la provocó y que tenía su origen en su rechazo a la expansión del dominio británico sobre Irlanda y en la consideración de que su lucha era una cruzada en defensa del catolicismo.
La participación de la corona española en la política irlandesa se caracterizó por un incremento gradual de la presencia política y militar a partir del final de la década de 1570, hasta culminar en el envío de una expedición militar a comienzos del reinado de Felipe III, en ayuda de los líderes irlandeses Hugh O'Neill y Red Hugh O'Donnell durante la Guerra de los Nueve Años (1594-1603).
El fracaso de esta expedición y la conquista de Irlanda por la monarquía protestante inglesa en 1603 originaron una oleada de inmigrantes a los dominios de la Monarquía Hispánica, muchos de ellos refugiados político-religiosos "que engrosaron el ejército o sirvieron como agentes políticos de los intereses de los señores irlandeses", estudiantes que buscaban formación católica o comerciantes que se establecieron en los principales puertos españoles.
En la década de 1640, el fracaso de la independencia de la Irlanda Confederada (1642-1649), la conquista de la isla por Oliver Cromwell y la necesidad española de tropas incentivaron la emigración irlandesa a la Península aunque las tensiones no tardaron en surgir debido a las diferencias socioculturales y el desencanto derivó en conflictos puntuales.
Nueva etapa con los borbones
'El Siglo XVIII: tras las huellas de los 'Gansos Salvajes' se acerca a la ascensión al trono de la dinastía borbónica, que marcó una nueva era en la emigración irlandesa a España debido, en primer término, a las razones que la movían: la escasez de las cosechas, la aprobación de leyes penales inglesas contra los irlandeses católicos o las oportunidades socioeconómicas que ofrecían los dominios españoles.
La Guerra de Sucesión española (1700-14), la militarización de la Administración por los Borbones y el desempeño de destacados puestos de la misma por extranjeros motivaron la transferencia de varios regimientos irlandeses del servicio francés al español y su eficiencia y su lealtad a la monarquía borbónica granjearon importantes destinos a las élites militares y mercantiles irlandesas, como testimonian figuras como Ricardo Wall o Alexander O'Reilly, entre otros.
A partir de 1720, los miembros de esas mismas élites consiguieron importantes puestos en el tráfico comercial entre la Península Ibérica y el Caribe (la familia Lynch y Killy Kelly fundó su compañía en Bilbao), así como cargos políticos y militares en las Indias españolas, a los que se sumaron la llegada de artesanos irlandeses movidos por el fomento de la industria nacional llevado a cabo por los Borbones durante la primera mitad del siglo XVIII.
'Red Hugh O'Donnell y Simancas' es el título de la última parte de la exposición y tiene como protagonista a Red Hugh O'Donnell, uno de los principales líderes de la rebelión irlandesa contra la reina Isabel de Inglaterra durante la Guerra de los Nueve Años y cuya historia quedó, por avatares del destino, unida para siempre a la fortaleza de Simancas.
Había llegado a España tras la derrota de Kinsale con el fin de pedir al rey Felipe III socorro para la causa irlandesa y el envío de una nueva fuerza expedicionaria a la isla y, tras una estancia en Galicia, en el mes de septiembre del año 1602 llegó a la fortaleza de Simancas de camino hacia la corte de Valladolid, aunque esa fue su última parada ya que enfermó y murió en su castillo tras 16 días.
La percepción de su papel en la Guerra de los Nueve Años como una figura "valiente e impetuosa", su huida o retirada a España después de la batalla y el misterio de su muerte en el castillo de Simancas a causa de un supuesto envenenamiento, son aún "hechos controvertidos" que envuelven la imagen del personaje.
Los documentos exhibidos permiten seguir determinados episodios de la peripecia vital de algunos de aquellos expatriados irlandeses, como el Capitán Thomas Stukley, aventurero y mercenario inglés, o William Lamport, también conocido como Guillermo Lombardo o Guillén Lombardo de Guzmán, 'De Alcazarquivir a la Nueva España, pasando por Nantes'.
La relación epistolar entre los frailes Daniel McSweeney y su compañero de religión Farell O'Ghara, el primero desde un convento de Nantes y el segundo en otro de los agustinos de Sevilla se confundió con una comunicación entre espías pero ésta no terminó tampoco en el siglo XVIII y culminó en el siglo XIX con la presidencia del Consejo de Ministros por parte de Leopoldo O'Donnell, destacado descendiente de aquellos irlandeses.
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