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domingo, 4 de diciembre de 2011

Los 26 condados se preparan para el nuevo plan de ajuste

Según informan desde El Universal de Caracas; Los irlandeses hacen casi cualquier cosa para traer dinero a su país económicamente devastado. Fabrican Viagra, exportan prótesis de cadera, mantequilla y botox. Entre los países del euro en crisis Irlanda, que hace un año recibió un plan de rescate internacional por 67.000 millones de euros, es considerado ahora el modelo europeo.

"Cumplimos todos nuestros objetivos", dice John McCarthy, economista del Ministerio de Finanzas en Dublín, informó DPA.

Para ello, el Gobierno de centroizquierda del primer ministro Enda Kenny está obligado a presentar este lunes y martes el nuevo plan de ajuste a los 4,6 millones de irlandeses.

El plan de austeridad prevé un ajuste de 3.800 millones de euros durante el próximo año que se llevará a cabo a través de ahorros y de aumentos de impuestos, anunció McCarthy.

Según exigen los organismos internacionales, Irlanda deberá reducir el déficit público al 8,6%. En el 2010 el déficit se había disparado a 32% del Producto Bruto Interno (PIB).

Por primera vez, los irlandeses deberán pagar un impuesto a la propiedad, probablemente en un principio una tarifa plana de 100 euros por año y por inmueble. El IVA se incrementará 21 a 23%. También está previsto que en el futuro se pague por el agua corriente, hasta ahora sin costo.

Para lograr sus objetivos, Irlanda necesita crecer. Tras un crecimiento de un 2,2 por ciento este año, los economistas revisaron a la baja las previsiones para el 2012 y pronostican un crecimiento más del 0,9%. McCarthy no oculta el hecho de que el gobierno está dispuesto, si es necesario, a realizar más ajustes.

Entre 2012 y 2015 el potencial de ahorro se elevará en 12.500 millones de euros. En los últimos seis períodos presupuestarios desde 2008, el gasto público ya se evaporó en un 20 millones de euros.

Incluso ex primeros ministros debieron ajustar sus jubilaciones. Los irlandeses no quieren ser acusados bajo ninguna circunstancia de no hacer nada por sus propios medios para recuperarse.

"Somos conscientes de que somos los muchachos malos en Europa", dijo Gary Tobin, un experto en el Ministerio de Hacienda. "Pero somos los mejores de los peores y queremos convertirnos en los peores de los mejores", agregó.

Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos, Irlanda no tiene su propio destino completamente en sus manos. Si la moneda común no se recupera o incluso desaparece, el panorama podría volverse más sombrío en la isla verde.

La economía irlandesa vive en la actualidad exclusivamente de las exportaciones. Si a la economía mundial y a la zona del euro le va mal, a los irlandeses les va mal. En Irlanda operan mil empresas extranjeras. Muchas compañías estadounidenses o asiáticas utilizan Irlanda como una cabeza de puente en la zona euro.

"Somos una isla que depende fuertemente de lo que pasa en el resto del mundo", señala Padraig Rushe, director del banco de Irlanda. Su banca es uno de los dos pilares que se mantuvieron después de la crisis inmobiliaria y del colapso del sistema bancario irlandés.

Por su parte, Edgar Morgenroth, uno de los sabios del mayor instituto de investigaciones económicas de Irlanda ESRI, afirma: "Lo que realmente nos interesa es lo que pasa con la economía mundial". Irlanda se abrió al mundo más que cualquier otro país, con excepción de Singapur.

Esta orientación a la exportación es en realidad una oportunidad para superar la crisis de forma rápida y hábilmente. "Las compañías extranjeras encuentran ahora aún más atractivo invertir en Irlanda", dice Rushe. El gobierno ha logrado mantener el impuesto a la empresas en la tasa del 12,5%, la base del modelo de negocio de Irlanda. Los costos salariales han disminuido en el sector privado hasta 20%. En un país con una desocupación del 14,5% hay suficiente personal bien capacitado.

"Ahora están dadas las condiciones, ahora se puede conseguir la mejor gente", dice el óptico alemán Sven Spollen-Behrens, quien en medio de la crisis abrió su tienda de gafas en una buena zona de Dublín.

"En los próximos cinco años queremos tener ocho tiendas. Todavía hay dinero", asegura el comerciante de 42 años, quien vaticina que a partir de 2013 todo mejorará en Irlanda.

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