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viernes, 25 de septiembre de 2020

La consulta sobre la unidad de Irlanda es factible - Gerry Adams

Artículo original publicado en Gara.-  En los próximos años se realizará un referéndum empujado por: el fracaso de la partición, los cambios sociales y demográficos en los seis condados, la politización de amplios sectores de la comunidad allí, el enfoque en los derechos y la amenaza que representa el Brexit para nuestras economías y para el Acuerdo del Viernes Santo. Irish Unity ya no es una aspiración. Es alcanzable.

Gerry Adams:

Los republicanos comprendemos los desafíos y dificultades creados por Brexit y la covid-19. En particular, en este terrible momento, somos muy conscientes del poder destructivo de la pandemia mundial. Y a medida que el Brexit vuelve a ocupar un lugar central, debemos estar muy atentos a los peligros reales que plantea a Irlanda, del Norte y del Sur, el enfoque de Boris Johnson de la pequeña Inglaterra y la visión miope de algunos miembros del DUP. También somos muy conscientes de la injusticia de la partición y de su dañina dinámica para todos nosotros, tanto histórica como en la actualidad.

A pesar de todo, también debemos apreciar las oportunidades de cambio positivo que se han abierto antes de la pandemia y que seguirán abriéndose en el futuro. Mary Lou McDonald en su discurso presidencial de Ard Fheis en Derry el pasado noviembre describió este período como una «década de oportunidades». Tenía razón.

Eso significa que nuestros objetivos estratégicos deben seguir guiando todos los esfuerzos del Sinn Féin en el futuro. Es especialmente cierto en el caso de nuestro principal objetivo estratégico, la unidad irlandesa, y la victoria en el referéndum sobre la unidad que se recoge en el Acuerdo del Viernes Santo. No obstante, debemos seguir luchando a diario también por los derechos económicos y sociales de las personas. No pueden esperar.

Pero sin la libertad nacional, la república de los 32 condados, la nueva república, prevista en la Proclamación de 1916, no puede consumarse. Ese ha sido un mantra constante de los republicanos. Más recientemente y sobre todo durante las innumerables negociaciones en torno al proceso de paz, fue un principio central de nuestra estrategia política. Hemos sido consistentes en ello. No es una posición nueva.

Por ejemplo, en mi primera reunión con John Hume en septiembre de 1986, le dije que teníamos que cooperar para que el Gobierno británico dejara de lado la Ley del Gobierno de Irlanda. Esa fue la ley por la que Gran Bretaña reclamó la soberanía de Irlanda. En 1987, el Sinn Féin publicó “Un escenario para la paz”. Entre otras iniciativas, pidió una conferencia constitucional de toda Irlanda para buscar un acuerdo sobre una nueva constitución y un nuevo sistema de gobierno. Pedimos al Gobierno británico que derogara la Ley del Gobierno de Irlanda.

Durante este tiempo, el Sinn Féin presionó constantemente a ambos gobiernos para que pusieran fin a la Ley del Gobierno de Irlanda. En nuestra primera reunión en Downing Street en 1997, el equipo del Sinn Féin le dijo al primer ministro británico, Tony Blair, que se necesitaba una nueva ley para permitir el fin del dominio británico, del modo menos perjudicial y más beneficioso para todas las personas que viven en la isla de Irlanda. En las negociaciones que llevaron al Acuerdo del Viernes Santo, el Gobierno de Blair acordó eliminar la Ley del Gobierno de Irlanda.

En 2017, dije: «El Gobierno irlandés tiene la responsabilidad de preparar un plan real para la unidad. Un primer paso sería el desarrollo de un grupo formado por todos los partidos para presentar un libro verde para la unidad».

Estas son solo algunas de las muchas ocasiones en las que el Sinn Féin expuso cuáles era los siguientes pasos que deberían formar parte de cualquier proceso hacia la unidad irlandesa. Se trata de planificar. El Gobierno irlandés y todos aquellos partidos que afirman aspirar a la unidad tienen que planificar y planificar y nuevamente planificar para terminar con la partición y crear una nueva república. Debemos mantener el discurso más amplio posible para asegurar que el mayor número de ciudadanos se apropie de los cambios que se avecinan. Especialmente los activistas del Sinn Féin debemos recordarnos que estamos en la etapa de liberación nacional de nuestra lucha. Ese es el contexto de nuestra estrategia y de su desarrollo político.

Por tanto, la cuestión de un referéndum sobre la unidad ocupa ahora un lugar central. Ninguna otra generación de republicanos irlandeses ha tenido esta oportunidad pacífica de poner fin a la unión con Gran Bretaña y la partición. Los hombres y mujeres de 1798 a 1916 no tenían tal mecanismo. Tampoco Bobby Sands o Mairéad Farrell y sus contemporáneos.

A pesar de la resistencia tanto de los gobiernos como de los principales partidos unionistas, en los próximos años se realizará un referéndum empujado por: el fracaso de la partición, los cambios sociales y demográficos en los seis condados, la politización de amplios sectores de la comunidad allí, el enfoque en los derechos y la amenaza que representa el Brexit para nuestras economías y para el Acuerdo del Viernes Santo. Irish Unity ya no es una aspiración. Es alcanzable.

El referéndum de unidad es ahora un tema cotidiano de debate político. El Gobierno irlandés tiene el deber y la obligación constitucional de hacer preparativos para la unidad. Debe alentar el debate a través de un proceso de diálogo inclusivo y persuadir a aquellos –unionistas, nacionalistas y otros que tienen reservas sobre la unidad– de que la unidad irlandesa tiene sentido para ellos, sus familias y para el futuro.

Por supuesto, los liderazgos de Fianna Fáil y Fine Gael y el establishment irlandés son profundamente particionistas. Disfrutan del poder que les ha otorgado una Irlanda dividida desde el establecimiento del Estado de los 26 condados. Y no cederán fácilmente ese poder.

Ahí es donde nosotros, y todos los demás ciudadanos de Irlanda unidos, entramos. Necesitamos hacer campaña para que el Gobierno irlandés: garantice la plena aplicación del Acuerdo del Viernes Santo, incluidas las instituciones para toda la isla; establezca un comité conjunto «Oireachtas» sobre la unidad irlandesa; organice una asamblea de Ciudadanos representativa de toda la isla o un foro apropiado para discutir y planificar la unidad; publique un libro blanco sobre la unidad irlandesa; y asegure un referéndum, al norte y al sur, sobre la unidad irlandesa como lo permite el Acuerdo del Viernes Santo.

La planificación de la unidad irlandesa es principalmente, aunque no exclusivamente, responsabilidad del Gobierno irlandés. Ese proceso debería comenzar ahora. Creo que un referéndum sobre la unidad irlandesa se puede hacer y ganar. Es hora de fijar una fecha para el referéndum y dejar que la gente se exprese.

La unidad de la gente de la isla de Irlanda y el fin de la unión con Gran Bretaña es ahora un proyecto factible.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Ya está bien de justificar el terrorismo sobre inocentes provenga de donde provenga. Todos son seres humanos y ya nl estamos en la Edad Media. Por ser católico o pritestante nl se es mejor o peor persona. La identidad y la religión son perjudiciales para los seres humanos que se dejan fanatizar. Estamos en un mundo global. Respetémonos. Da lo mismo una Irlanda del Norte independiente, unida al Reino unido o unida a Irlanda. Los Estados evolucionan a lo largo de la historia. No se puede estar anclado en el pasado lejano.
Dejen de adictrinar a los jóvenes; anímenles a que se junten con gentes de otras ideas. Dejen de promover el terrorismo.

Alias dijo...

Por partes:

1. Quiero entender que no está acusando a este blog de 'justificar el terrorismo', 'adoctrinar a jovenes' o 'promover el terrorismo' y esas palabras la pone por las reflexiones de Gerry Adams (que es su opinión sobre lo que dice el texto de Adams. Es muy grave acusar desde el absoluto anonimato, más aún si es una retahíla de falsedades.

2. Coincido plenamente en que ser católico o protestante no te hace ni mejor ni peor persona, pero debería revisar los parámetros del conflicto hoy en día, no es una guerra de religión, es un conflicto de identidad y deseos (británico o irlandés).

3. Divergimos completamente en lo de que 'Da lo mismo una Irlanda del Norte independiente, unida al Reino unido o unida a Irlanda'... no da igual, es curioso que siempre los que dicen que da igual son los que están en el estado que oprime y/o que niega el derecho de otros a su libertad de decisión. No es lo mismo ser irlandés que ser británico, ya no solo a nivel de sentimientos (algo importante en la vida) sino a nivel económico, político y social. No, no es lo mismo.

Un saludo, gracias por comentar y, en lo sucesivo, le pedimos que sea más ajustado en sus críticas, de otro modo no publicaremos el comentario, ya que es dar espacio a insidias y acusaciones tendentes a criminalizar un trabajo de información de más de 10 años.

Anónimo dijo...

El primer comentario es propio de una persona profundamente alienada, cosmopaleta y amiga del estatus quo. Ese discursito moralista que machaca al oprimido por querer romper sus cadenas. En fin, up the rebels! con los rebeldes siempre aunque a veces se equivoquen, con los alienados nada.

Gora Gerry!

Alias dijo...

Desde luego frases como esta :''Da lo mismo una Irlanda del Norte independiente, unida al Reino unido o unida a Irlanda.'' dejan claro una posición que desde hace tiempo va calando en los más condescendientes con la globalización de rodillo. Nunca suelen acompañar esta postura con alguna crítica al sistema capitalista, que está ya en una fase salvaje de degeneración (si alguna vez podemos entender que no ha sido salvaje).

En fin ...