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viernes, 12 de octubre de 2012

Amantes de las ostras ... a Irlanda

Desde diariodenavarra nos informan de una propuesta que bien podemos recordar para el próximo año; Al comienzo del otoño, la costa de la isla de Irlanda se convierte en el destino de peregrinación favorito de los amantes de uno de los mariscos más apreciados: la ostra.

Varias localidades aprovechan el final del periodo estival para seguir atrayendo a turistas y entendidos homenajeando a este molusco en festivales como el de Hillsborough, en la región norteña del Ulster, o el de Carlingford, al este del país.

Aunque los más visitados son los que se organizan en el oeste de Irlanda, en los pueblos pesqueros de Clarinbridge y, sobre todo, de Galway, en cuya bahía crecen ostras de altísima calidad y de una variedad que todavía se reproduce de manera natural en algunas zonas.

Es la "Ostrea edulis" u "Ostra Plana Europea", la favorita de los "gourmets" y la más común en el continente, que adquiere una dimensión especial en el paladar cuando proviene de la marisma salina de Galway.

En este infralitoral confluyen durante dos mareas las aguas cristalinas y ricas en plancton del Atlántico con las de los ríos Clarin y Kilcolgan, una mezcla mágica que permite al bivalvo filtrar hasta once litros de agua cada hora y lograr así una gordura y textura únicas.

Después de cuatro o cinco años de vida, las ostras alcanzan su madurez y están listas para ofrecer todo ese "intenso sabor a mar ligeramente metálico" que cautivó a Ernest Hemingway.

El Festival Internacional de Ostras y Mariscos de Galway, nacido en 1954, es uno de los eventos gastronómicos más antiguos del mundo, tres días de diversión que alguna de las guías turísticas más prestigiosas ha llegado a incluir entre los siete mejores de Europa, a la par, por ejemplo,del "Octoberfest" de Múnich.

Más de 25.000 personas acuden el último fin de semana de septiembre para consumir hasta 60.000 ostras y acompañar al viscoso y supuestamente afrodisíaco molusco con unos 10.000 vasos de vino espumoso y más de 20.000 pintas de cerveza negra.

"Guinness y ostras" es un clásico de la gastronomía irlandesa que no debe faltar en los menús de "pubs" y restaurantes del oeste de la isla. La versión autóctona del "champán y ostras".

No es raro, pues, que los 20 mejores abridores de ostras acudan cada año a Galway para competir en una gran final por el título de campeón del mundo, el momento estelar del festival.

Aunque los restaurantes y bares de la localidad sirven abundante marisco de la zona durante el fin de semana, el centro de interés se sitúa en la gran carpa erigida junto al puerto, donde no falta la música en directo, clases de cocina, catas de vinos y, por supuesto, el esperado torneo.

Los llamados "shuckers" deben abrir 30 ostras en el menor tiempo posible y colocarlas sobre una bandeja listas para ser devoradas, porque el jurado no solo valora su rapidez sino también su limpieza y presentación.

El público, mientras tanto, se deleita comiendo ostras servidas en un plato sobre algas y acompañadas de gajos de limón, unos rizos de mantequilla y rebanadas de pan, normalmente de centeno.

Desde que los romanos se interesaron por este manjar de las islas británicas, por el que pagaban su peso en oro, los gustos han cambiado y ahora también es habitual aliñarlas con Tabasco, la agridulce salsa Worcestershire o con un chorro de vinagre de malta.

Lo que no cambia es la reputación de este marisco, eternamente asociado al placer desde que Afrodita, diosa griega del amor, la reproducción, la lujuria, la sexualidad y la belleza emergiese del mar en una concha de ostra para dar a luz a Eros.

También el seductor italiano Casanova poseía un legendario apetito sexual porque, al parecer, comenzaba cada comida con una docena de ostras.

Sean afrodisíacas o no, lo cierto es que, el que las prueba, es casi seguro que se enamorará para siempre de la deliciosa Ostrea Edulis, sobretodo si es de Galway.

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