El Vaticano emitió una respuesta de 24 páginas el sábado dirigida al gobierno de Irlanda tras la denuncia presentada por el primer ministro el 20 de julio contra la manera en que la Santa Sede manejó el caso.
La Iglesia indicó que las acusaciones de Enda Kenny —formuladas tras la publicación de un informe en la diócesis de Cloyne— eran "infundadas" y se basaban en una interpretación incorrecta de una carta enviada en 1997 por el embajador del Vaticano ante Irlanda a los obispos del país, donde expresaba sus "serias reservas" sobre la política de éstos adoptada en 1996 que les exigía denunciar a los abusadores ante la policía.
El Vaticano también rechazó acusaciones de que la institución minimizó la seriedad de esa política, al señalar que los mismos obispos nunca buscaron hacerla obligatoria. El informe de Cloyne fue el cuarto de su tipo emitido en los últimos años sobre la magnitud colosal de los abusos sexuales de sacerdotes y su encubrimiento en Irlanda.
Pero fue el primero que culpó directamente al Vaticano de promover una cultura de secreto y encubrimiento que mantuvo a los abusadores en el ministerio y capaces de seguir vejando niños. Kenny dijo el sábado que leerá cuidadosamente la declaración antes de formular comentarios.
El canciller Eamon Gilmore indicó que planeaba una respuesta el mismo sábado.
El Vaticano dijo que "de ninguna manera obstaculizó o interfirió con la investigación" sobre Cloyne y que jamás buscó interferir con la ley civil irlandesa.
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