El tema principal del tratado había sido sacado de la campaña electoral por un desastroso pacto electoral entre las direcciones de los republicanos y los contrarrevolucionarios.
Se pidió a los candidatos que instaran a los votantes a dar sus transferencias al lado opuesto, un acuerdo que fue abandonado en el último minuto por muchos candidatos que representaban a los contrarrevolucionarios.
Con el malestar social extendiéndose por todo el país, los trabajadores tomaron fábricas y establecieron soviets. Los pequeños granjeros sacaron el ganado de las tierras de los ganaderos adinerados en un esfuerzo por tomar posesión de las tierras en Kilkenny y Tipperary.
El fracaso de la llamada "ofensiva del norte" contra el naciente estado de los Seis Condados echó por tierra las esperanzas republicanas de que una nueva ofensiva militar contra los británicos fuera la mejor manera de reunir al movimiento.
La nueva constitución del Estado Libre, inspeccionada y aprobada por Londres, finalmente se publicó la mañana de las elecciones, demasiado tarde para que la mayoría de la gente conociera su contenido antes de emitir su voto.
La negativa de Eamon De Valera y Liam Lynch a respaldar cualquier tipo de plataforma socioeconómica progresista cedió ese terreno al Partido Laborista, que presentó 18 candidatos, 17 de los cuales fueron elegidos.
Asimismo, la decisión de Arthur Griffith de mantener la restricción de voto británica a mujeres sin bienes y mujeres menores de 30 años, impidió que mujeres jóvenes de clase trabajadora radicalizadas participaran en las elecciones.
Los resultados de las elecciones fueron predecibles: los contrarrevolucionarios obtuvieron una mayoría. Argumentaron que se trataba de un mandato del pueblo irlandés a favor del Tratado, a pesar de que el Tratado era lo único que no se había debatido durante la campaña electoral.
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