Tres días después, el Secretario de Estado británico aceptó medidas que cumplían con algunas de las cinco demandas de los presos. Las demandas restantes se fueron acordando gradualmente durante los dos años siguientes.
Siete presos políticos del Ejército Republicano Irlandés y tres del Ejército de Liberación Nacional Irlandés habían muerto cuando terminó la huelga de hambre. Otros trece voluntarios también participaron en la huelga.
La huelga de hambre tuvo un impacto significativo en la comunidad nacionalista, impulsando a la gente en apoyo de los prisioneros y sus demandas, al mismo tiempo que aumentó enormemente el apoyo a la causa republicana irlandesa entre los antiimperialistas y revolucionarios de todo el mundo.
A pesar de los mejores esfuerzos del Estado británico, sus soldados, su policía y sus escuadrones de la muerte unionistas en el terreno, la huelga de hambre de 1981 marcó un punto de resurgimiento del republicanismo que finalmente aplastó al Estado Orangista.
El legado de los que murieron sigue inspirando a revolucionarios encarcelados en todo el planeta.
“Creo que no soy más que otro de esos miserables irlandeses nacidos de una generación resucitada con un deseo de libertad profundamente arraigado e insaciable. Me muero no solo por intentar poner fin a la barbarie de los H-Block, o por ganarme el reconocimiento legítimo de un prisionero político, sino principalmente porque lo que está perdido aquí está perdido para la República y esos miserables oprimidos de quienes estoy profundamente orgulloso conocido como el 'pueblo alzado' ". - Bobby Sands
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