Como resumen el El País, la
dimisión de este jueves es el final de un mandato que ha estado lleno
de escándalos.
No ha habido un periodo tranquilo en los tres años que Boris Johnson ha sido primer ministro del Reino Unido. Llegó para ejecutar el Brexit cuando ya era evidente que los argumentos que utilizó para salir de la Unión Europea se tambaleaban. La errática gestión de la pandemia, que empezó por no recomendar restricciones, complicó aún más su mandato. Son los dos primeros ejemplos de un gobierno cargado de escándalos y salidas de tono.
Desde la
gestión del coronavirus, hasta el Partygate, pasando por el caso Pincher y los problemas con el Brexit y la gestión del 'Protocolo para Irlanda del Norte', Johnson ha sido un verdadero payaso con muy poca vergüenza.
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