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Es sorprendente que ya los irlandeses en la prehistoria supieran alinear la entrada de este túmulo con su cámara central para que justamente durante varios días en el solsticio de invierno, y solo durante unos minutos cada jornada, la luz iluminara el interior.
Sorteo de Newgrange
Actualmente se hace un sorteo anual en Irlanda para conceder a 100 personas el privilegio de vivir esta experiencia. ¿Y cómo se participa? Pues es muy sencillo, primero hay que acercarse hasta el centro de visitantes de Brú na Bóinne, que es el lugar de entrada al conjunto arqueológico donde se encuentra Newgrange.
Allí puedes pedir un formulario que rellenas y metes en una urna para entrar en el sorteo. Y en septiembre todas estas papeletas se tiran al suelo y las manos inocentes de algunos niños eligen 50 de entre las miles que suelen haber. Porque por Newgrange pasa gente de todo el mundo y todos prueban suerte.
Así que 50 personas, más un acompañante por cada una, son testigos de este bonito y ancestral evento de luz, divididos en grupos desde el día 18 hasta el 23 de diciembre.
El esperado momento del solsticio de invierno
A primera hora de la mañana los elegidos de cada día son invitados a un desayuno en el centro de visitantes de Brú na Bóinne para estar bien despiertos. Seguidamente se les pone una acreditación y se les lleva hasta la cámara interior de Newgrange.
Imagina la situación mentalmente; entras por una puerta de piedra que no es muy ancha ni alta, vas avanzando con cuidado y respirando el polvo en suspensión acumulado, poco a poco se hace más estrecho el pasillo, hasta que llegas a la cámara central donde no caben más de 10/12 personas. Ya estás en las entrañas de Newgrange y si miras hacia arriba verás una cúpula de piedra y a izquierda y derecha dos espacios que nos recuerdan en su conjunto a una catedral de las actuales.
Allí pacientemente y con los ojos bien abiertos todos esperan ver entrar la luz a través de las puertas del túmulo. Toda una experiencia única e inolvidable, unos 17 minutos en los que una franja luminosa de unos 27 cm aparece para no volver hasta el año siguiente.
En el exterior muchas personas celebran este momento, e incluso se realizan actividades durante todo el día basadas en esta tradición de siglos y siglos, porque el solsticio de invierno es, además del día más corto del año, un momento de renovación de energías y de comenzar proyectos nuevos.
Qué se ve el resto del año
Si quieres visitar Newgrange en cualquier otro momento del año lo puedes hacer, y vivirás una experiencia parecida a la del solsticio de invierno, porque se recrea este momento de forma artificial para cada grupo que entra.
Primero en el exterior el guía local explica el origen de Newgrange, el paso de los diferentes pueblos por la zona, sus usos, etc., para después pasar al interior. Cuando ya estás en la cámara principal el guía pide silencio y atención, accionando un sistema de luces que simulan lo que pasa el 21 de diciembre al salir los primeros rayos de sol.
También visitas el conjunto de tumbas de Knowth, aunque no puedes entrar en sus cámaras principales pero sí acercarte y fotografiar sus paredes exteriores que tienen muchas inscripciones que aún no se han descifrado.
Después pasas al centro de visitantes, donde puedes aprovechar para comer o ver un vídeo explicativo en español de las tumbas.
En el tour de Newgrange y valle del Boyne de Irlanda en Español se hace este recorrido por los túmulos y además incluye la visita a Monasterboice, un monasterio en ruinas con un cementerio donde se encuentran las cruces celtas mejor conservadas de Irlanda y que no puedes perderte ya que estás en esta zona.
¿Quién descubrió el misterio de Newgrange?
Realmente no se sabe muy bien por qué se celebraba este día ya en la prehistoria, quizás era una adoración al sol, quizás un rito de vida o una forma de estudiar el cielo. El caso es que es un momento místico que también se utiliza en otras culturas de otros puntos del planeta, como en Egipto en el templo de Abu Simbel, donde la luz pasa por su entrada hasta iluminar la cara de Ramses II y la de los dioses Ra y Amón.
En el caso de Newgrange, hubo un arqueólogo irlandés, Michael J. O´Kelly, considerado el padre de la nueva arqueología de Irlanda, quien cayó en la cuenta de que este lugar, además de servir para realizar ritos precristianos, se utilizó para celebrar el solsticio de invierno.
Este profesor y su mujer Claire estudiaron en profundidad esta tumba, hicieron excavaciones, encontraron restos de épocas anteriores, etc. Pero la clave del solsticio de invierno se la dieron los vecinos de la zona, que le hablaron de una piedra que había en el interior, que tenía 3 espirales labradas y que se iluminaba en un único momento del año. Todo parecía una leyenda hasta que lo pudieron comprobar con sus propios ojos.
Este complejo de Brú na Bóine es único en el mundo y es una de las cosas que no deberías perderte si vienes a Irlanda. Miles de años han ido guardando sus secretos y ahí estás tú para adentrarte en su interior disfrutarlo.
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