Los acantilados de Slieve League desde Viajablog.- Respiras hondo, alzas los brazos y gritas tu libertad a los cuatro vientos mientras una sensación de pureza y entorno salvaje invade todo lo que te rodea. Bienvenido a los acantilados de Slieve League, los más altos de Europa.
Slieve League, que en gaélico significa montaña gris, se encuentra en el condado de Donegal, al noroeste de Irlanda. Con una altura cercana a los 600 metros, sus acantilados se erigen imponentes frente a un rabioso Océano Atlántico incapaz de atravesar sus rocosas laderas.
Mientras algunos dicen que los hay aún más altos en el condado de Mayo, otros defienden que no hay quien supere a los del condado de Donegal. La próxima vez que vaya, tal vez me lleve conmigo una cinta métrica para medirlos personalmente. En cualquier caso, si en algo se ponen todos de acuerdos es en que, al parecer, los acantilados más altos de Europa se encuentran en Irlanda.
Hoy te invito a que conozcas un lugar en el que el mito se difumina con la historia para convertirse en una hermosa realidad. Un lugar virgen y salvaje en el que hadas y duendes bailan al son de la música tradicional cuando llega la oscuridad y todas las almas descansan.
Hoy te propongo un paseo por los acantilados de Slieve League, en el condado de Donegal.
Cuenta la leyenda que, allá por la Edad Media, a bordo de un galeón que navegaba por las costas de Donegal se encontraba un importante aristocrata español. El hombre, que había enfermado gravemente, pidió a la tripulación que le permitieran morir en tierra firme.
El barco se detuvo en una pequeña playa frente a los acantilados de Slieve League y allí dejaron descansar en paz al pobre moribundo hasta que llegara su hora. Entre la niebla apareció de repente un cura que vivía en una pequeña ermita situada en lo más alto de las montañas y fue capaz de darle al enfermo la extrema unción. El aristócrata, eternamente agradecido, sacó de su bolsa un puñado de monedas de oro y se las dio al cura para que construyera una iglesia en su honor.
Cuentan que de camino a Killybegs, precioso pueblo pesquero situado a poco más de 10 Km de Slieve League, se encuentra escondida una pequeña iglesia que fue construída allá por la Edad Media. Cuando pases por allí y trates de dar con ella, pregunta a los locales. Pregunta por una iglesia que fue construida por un cura que vivía en Slieve League, pregunta por The Spanish Church.
Esta bonita historia me la contó Paddy Clarke, este agradable irlandés que regenta el Ti Linn Café situado a los pies de la montaña en la que hace de guía, consejero y cuenta cuentos para aquellos visitantes que tiene la fortuna de contar con sus servicios.
Recorrer los acantilados de punta a punta te llevará aproximadamente entre 4 y 5 horas. Una vez finalizado el trayecto aparecerás en un pequeño pueblo desde el que podrás regresar a Teelin por carretera sin necesidad de volver a caminar de nuevo todo el recorrido.
Si vas a los acantilados de Slieve League con ganas de aventura, yo te recomiendo que contactes previamente con Paddy Clarke para que te organice una excursión a tu medida. Además, nadie mejor que Paddy para asesorarte sobre la climatología y las posibles dificultades que puedes encontrar por el camino.
Una de las particularidades que me encantó de los acantilados de Slieve League es que no están saturados de turistas. Además, el acceso es gratuito. Tan sólo hay una verja que debes procurar mantener cerrada para que nos se escapen las ovejas.
Con un poco de suerte, si aciertas la época del año, desde lo más alto podrás divisar alguna ballena dirigirse hacia las profundidades del Océano Atlántico, posiblemente acompañada por una tropa de simpáticos delfines.
El camino para llegar y acercarse a los acantilados es seguro y accesible para todo tipo de visitante. Estando allí vi a gente de todas las edades que había subido ya fuera andando, en coche o en bicicleta.
El lugar es tranquilo y se respira un aire de paz con un cierto encanto especial al tratarse de una zona bastante virgen y salvaje.
Si lo tuyo es pasear y tomar buenas fotografías sin demasiados sobresaltos, celebrarás saber que los caminos de Slieve League son de dificultad moderada. Con tan sólo un poco de esfuerzo serás capaz de llegar a rincones que te harán enmudecer.
Los acantilados de Slieve League, además de ser una fuente inagotable de mitos y leyendas, jugaron un papel histórico durante la Segunda Guerra mundial.
Tras quitarse de encima más de 700 años de invasión británica y proclamarse República independiente, los irlandeses decidieron re-bautizar al país como EIRE, que significa Irlanda en gaélico.
Al estallar la guerra entre alemanes y franceses, a la que se irían agregando la mayor parte de potencias mundiales, Irlanda decidió declararse como país neutral. Pero como buenos rebeldes que son, los irlandeses ignoraron el Tratado de Ginebra que impedía cualquier tipo de colaboración con ninguno de los bandos a todo aquél que decidiera declararse como país neutral.
Sin dudarlo ni un instante, los habitantes de Donegal construyeron con piedras gigantescas letras sobre los acantilados de Slieve League señalando la palabra EIRE para que los aviones aliados fueran capaces de reconocer territorio amigo.
Los irlandeses tienen mucho sentido del humor y son muy curiosos, les encantará saber de tí y te preguntarán de dónde vienes. No te extrañes si han estado en tu región de origen, ya que los irlandeses son unos ávidos viajeros, lo cual les da un amplio conocimiento geográfico e histórico.
En el Ti Linn Café podrás reponer fuerzas antes y después de tu visita a los acantilados. En este acogedor y entrañable lugar regentado por Siobhan y Paddy Clarke, encontrarás buena comida, cobijo y todo tipo de consejo, siempre desde la precaución que proporciona la sabiduría de este simpático matrimonio.
Respecto a la meteorología con la que puedas encontrarte, te recomiendo que no te preocupes demasiado. En Slieve League un día gris y algo lluvioso también tiene su encanto, ya que te transportará a los tiempos en los que galeones de la Armada Invencible navegaban estas costas enzarzados en una continua batalla, ya fuera contra los navíos ingleses o contra las terribles tormentas del Océano Atlántico y el peligro de naufragio.
Esto me recuerda a otra bonita historia que me contó mi amigo Paddy encontrándonos en la cima de los acantilados.
Cuenta de nuevo la leyenda que durante los tiempos de la Armada Española que dominaba las costas atlánticas, un galeón naufragó quedando anclado en una playa de Killybegs. Los 3 mil tripulantes que iban a bordo consiguieron reparar el barco y 2 mil de ellos retomaron su camino hacia Escocia, territorio aliado en la lucha contra los ingleses.
Slieve League, que en gaélico significa montaña gris, se encuentra en el condado de Donegal, al noroeste de Irlanda. Con una altura cercana a los 600 metros, sus acantilados se erigen imponentes frente a un rabioso Océano Atlántico incapaz de atravesar sus rocosas laderas.
Mientras algunos dicen que los hay aún más altos en el condado de Mayo, otros defienden que no hay quien supere a los del condado de Donegal. La próxima vez que vaya, tal vez me lleve conmigo una cinta métrica para medirlos personalmente. En cualquier caso, si en algo se ponen todos de acuerdos es en que, al parecer, los acantilados más altos de Europa se encuentran en Irlanda.
Hoy te invito a que conozcas un lugar en el que el mito se difumina con la historia para convertirse en una hermosa realidad. Un lugar virgen y salvaje en el que hadas y duendes bailan al son de la música tradicional cuando llega la oscuridad y todas las almas descansan.
Hoy te propongo un paseo por los acantilados de Slieve League, en el condado de Donegal.
Cuenta la leyenda que, allá por la Edad Media, a bordo de un galeón que navegaba por las costas de Donegal se encontraba un importante aristocrata español. El hombre, que había enfermado gravemente, pidió a la tripulación que le permitieran morir en tierra firme.
El barco se detuvo en una pequeña playa frente a los acantilados de Slieve League y allí dejaron descansar en paz al pobre moribundo hasta que llegara su hora. Entre la niebla apareció de repente un cura que vivía en una pequeña ermita situada en lo más alto de las montañas y fue capaz de darle al enfermo la extrema unción. El aristócrata, eternamente agradecido, sacó de su bolsa un puñado de monedas de oro y se las dio al cura para que construyera una iglesia en su honor.
Cuentan que de camino a Killybegs, precioso pueblo pesquero situado a poco más de 10 Km de Slieve League, se encuentra escondida una pequeña iglesia que fue construída allá por la Edad Media. Cuando pases por allí y trates de dar con ella, pregunta a los locales. Pregunta por una iglesia que fue construida por un cura que vivía en Slieve League, pregunta por The Spanish Church.
Esta bonita historia me la contó Paddy Clarke, este agradable irlandés que regenta el Ti Linn Café situado a los pies de la montaña en la que hace de guía, consejero y cuenta cuentos para aquellos visitantes que tiene la fortuna de contar con sus servicios.
Recorrer los acantilados de punta a punta te llevará aproximadamente entre 4 y 5 horas. Una vez finalizado el trayecto aparecerás en un pequeño pueblo desde el que podrás regresar a Teelin por carretera sin necesidad de volver a caminar de nuevo todo el recorrido.
Si vas a los acantilados de Slieve League con ganas de aventura, yo te recomiendo que contactes previamente con Paddy Clarke para que te organice una excursión a tu medida. Además, nadie mejor que Paddy para asesorarte sobre la climatología y las posibles dificultades que puedes encontrar por el camino.
Una de las particularidades que me encantó de los acantilados de Slieve League es que no están saturados de turistas. Además, el acceso es gratuito. Tan sólo hay una verja que debes procurar mantener cerrada para que nos se escapen las ovejas.
Con un poco de suerte, si aciertas la época del año, desde lo más alto podrás divisar alguna ballena dirigirse hacia las profundidades del Océano Atlántico, posiblemente acompañada por una tropa de simpáticos delfines.
El camino para llegar y acercarse a los acantilados es seguro y accesible para todo tipo de visitante. Estando allí vi a gente de todas las edades que había subido ya fuera andando, en coche o en bicicleta.
El lugar es tranquilo y se respira un aire de paz con un cierto encanto especial al tratarse de una zona bastante virgen y salvaje.
Si lo tuyo es pasear y tomar buenas fotografías sin demasiados sobresaltos, celebrarás saber que los caminos de Slieve League son de dificultad moderada. Con tan sólo un poco de esfuerzo serás capaz de llegar a rincones que te harán enmudecer.
Los acantilados de Slieve League, además de ser una fuente inagotable de mitos y leyendas, jugaron un papel histórico durante la Segunda Guerra mundial.
Tras quitarse de encima más de 700 años de invasión británica y proclamarse República independiente, los irlandeses decidieron re-bautizar al país como EIRE, que significa Irlanda en gaélico.
Al estallar la guerra entre alemanes y franceses, a la que se irían agregando la mayor parte de potencias mundiales, Irlanda decidió declararse como país neutral. Pero como buenos rebeldes que son, los irlandeses ignoraron el Tratado de Ginebra que impedía cualquier tipo de colaboración con ninguno de los bandos a todo aquél que decidiera declararse como país neutral.
Sin dudarlo ni un instante, los habitantes de Donegal construyeron con piedras gigantescas letras sobre los acantilados de Slieve League señalando la palabra EIRE para que los aviones aliados fueran capaces de reconocer territorio amigo.
Los irlandeses tienen mucho sentido del humor y son muy curiosos, les encantará saber de tí y te preguntarán de dónde vienes. No te extrañes si han estado en tu región de origen, ya que los irlandeses son unos ávidos viajeros, lo cual les da un amplio conocimiento geográfico e histórico.
En el Ti Linn Café podrás reponer fuerzas antes y después de tu visita a los acantilados. En este acogedor y entrañable lugar regentado por Siobhan y Paddy Clarke, encontrarás buena comida, cobijo y todo tipo de consejo, siempre desde la precaución que proporciona la sabiduría de este simpático matrimonio.
Respecto a la meteorología con la que puedas encontrarte, te recomiendo que no te preocupes demasiado. En Slieve League un día gris y algo lluvioso también tiene su encanto, ya que te transportará a los tiempos en los que galeones de la Armada Invencible navegaban estas costas enzarzados en una continua batalla, ya fuera contra los navíos ingleses o contra las terribles tormentas del Océano Atlántico y el peligro de naufragio.
Esto me recuerda a otra bonita historia que me contó mi amigo Paddy encontrándonos en la cima de los acantilados.
Cuenta de nuevo la leyenda que durante los tiempos de la Armada Española que dominaba las costas atlánticas, un galeón naufragó quedando anclado en una playa de Killybegs. Los 3 mil tripulantes que iban a bordo consiguieron reparar el barco y 2 mil de ellos retomaron su camino hacia Escocia, territorio aliado en la lucha contra los ingleses.
Poco antes de alcanzar la costa escocesa el barco volvió a naufragar tras verse involucrado en una descomunal tormenta. Esta vez tan sólo 8 de sus tripulantes consiguió sobrevivir.
Tras conocer la noticia, las tropas inglesas trató de encontrar a los mil tripulantes que habían quedado en tierras irlandesas para poder ejecutarlos, pero jamás lograron encontrarlos. Estos permanecieron escondidos para siempre en territorio irlandés. Aprendieron nuevos oficios y jamás regresaron a su lugar de origen.
El barco que tripulaban se llamaba Santa Ana de la Rosa. A varios de los españoles que se quedaron en Killybegs los bautizaron como The Rose. La saga continuó y hoy en día constituyen una de tantas familias arraigadas en este precioso pueblo pesquero del condado de Donegal.
Así que ya lo sabes, si te pasas por Killybegs y te cruzas con alguien de tez morena y ojos oscuros pregúntale a qué familia pertenece. Si la respuesta es The Rose dile que te lleve a su casa y te invite a un té, quién sabe, tal vez hasta puede que tengáis parientes comunes.
Bienvenido a la Irlanda más salvaje, bienvenido a los acantilados de Slieve League, en el condado de Donegal.
Tras conocer la noticia, las tropas inglesas trató de encontrar a los mil tripulantes que habían quedado en tierras irlandesas para poder ejecutarlos, pero jamás lograron encontrarlos. Estos permanecieron escondidos para siempre en territorio irlandés. Aprendieron nuevos oficios y jamás regresaron a su lugar de origen.
El barco que tripulaban se llamaba Santa Ana de la Rosa. A varios de los españoles que se quedaron en Killybegs los bautizaron como The Rose. La saga continuó y hoy en día constituyen una de tantas familias arraigadas en este precioso pueblo pesquero del condado de Donegal.
Así que ya lo sabes, si te pasas por Killybegs y te cruzas con alguien de tez morena y ojos oscuros pregúntale a qué familia pertenece. Si la respuesta es The Rose dile que te lleve a su casa y te invite a un té, quién sabe, tal vez hasta puede que tengáis parientes comunes.
Bienvenido a la Irlanda más salvaje, bienvenido a los acantilados de Slieve League, en el condado de Donegal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario