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lunes, 2 de enero de 2012

Cosas que ofrece el Norte

De la mano de DANIEL GARCÍA GRANDA una deliciosa manera de describir el Norte, para empezar el año con buen pie.
Ciertamente el Norte de Irlanda tiene que mucho que ofrecer y en este breve texto se da buena cuenta de algunas (solo algunas) de esas cosas:

Destino Belfast

A principios de octubre alumnos de la Belfast Royal Academy visitaron La Pola como parte del Programa de Intercambio que esta escuela lleva a cabo con el IES 'Juan de Villanueva' de la capital sierense.

Alumnos del Juan de Villanueva con destino Irlanda del Norte, escuchadme: Yo, que viví meses inolvidables en el puerto norirlandés de Portrush, recuerdo la mar gris trayendo ecos de vikingos en lucha contra el clan de los MacDonald, sobre los acantilados del castillo de Dunluce. Las inquietantes colinas de hexágonos de basalto que moldean The Giant's Causeway (la Calzada del Gigante), desafiando cualquier intento de explicación racional. Los interminables paseos por la playa East Strand con los versos de Seamus Heaney en la mano. El aroma a whisky guiándome por los caminos que conducen a la destilería más vieja del mundo: Old Bushmills Distillery.

Atendedme bien: recuerdo la lluvia atacando en todas direcciones. Rachas feroces de viento soplando sobre los surferos como en pocas esquinas del planeta. Las chupas de cuero empapadas y los whiskies calientes en el Harbour Bar. Las bocas de los más viejos contando historias de batallas perdidas, siempre entre rondas de Guinness. Los sonidos del violín y del bodhram recibiéndome desde el fondo del bar, mientras la voz adolescente de una chica de Derry improvisaba Sally MacLennan.

Echad un vistazo: los edificios de la Universidad del Ulster rodeados de prados que caen suaves hacia las orillas del River Bann. Las leyendas del héroe Cuchulainn y las canciones de The Pogues en las noches del Anchor Bar. Las trifulcas dialécticas en las clases de Historia de Irlanda, donde algún alumno salía del aula dando un portazo, cagándose en Ian Paisley o en Gerry Adams. El tren que los fines de semana me llevaba desde Portrush a Belfast, dejando atrás Coleraine, Ballymoney, Ballymena. Las tardes ociosas en los jardines del Belfast City Hall, las pelirrojas riéndose a tu paso por High Street, los escalofriantes murales de Shankill Road.

Alumnos del Juan de Villanueva con destino Belfast, hacedme caso: volved al instituto con ese acento cantarín que acojonará a vuestros profesores. Apareced por las clases paticulares destrozando la gramática: What 'bout ye? How's the craic in Belfast, then? The craic in Belfast is ninety. Aye, spanking gorgeous city. Y, si acaso llegáis a casa con la sensación de no haber aprendido demasiado, convencidos de que el inglés del Ulster es imposible, no hay nada que una botella de Black Bush de 10 años para vuestros padres no pueda solucionar.

Foto: © Copyright Chris Downer and licensed for reuse under this Creative Commons Licence.

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