Alan ha sido mantenido cautivo basándose en las pruebas más espurias o en la falta de ellas, durante meses, y a pesar de que este es un caso sin un atisbo de evidencia, un caso que no sería juzgado en ningún tribunal del mundo, y un acto claramente vengativo y destinado a quebrar la moral de un partido político progresista y perfectamente legítimo, Alan ha sido puesto en libertad bajo las más draconianas condiciones de libertad bajo fianza, incluida la prohibición de entrar en locales pertenecientes a Saoradh y de ejercer su derecho legalmente consagrado a la expresión política.
Si bien Saoradh está encantado de que Alan haya sido liberado, estas restricciones draconianas son una prueba clara e innegable del opresivo sistema judicial contra el que los republicanos siguen luchando.
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