Desde Terra vía EFE informan de la siguiente manera (sin editar); El Gobierno británico quiere que la República de Irlanda refuerce los controles fronterizos en sus puntos de entrada internacionales para combatir la inmigración al Reino Unido cuando este país abandone la Unión Europea (UE), informa "The Guardian".
En declaraciones a este medio, el ministro británico para Irlanda del Norte, James Brokenshire, aseguró que Londres y Dublín trabajan ya "conjuntamente" en la elaboración de un plan de acción encaminado a controlar la entrada de ciudadanos no comunitarios a la isla tras el "brexit".
Según el dirigente conservador, esta medida evitaría el establecimiento de una "frontera estricta" entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda, y mantendría la libre circulación de bienes y personas entre el norte y sur, en vigor desde la creación en la década de 1920 de la llamada Área de Circulación Común (CTA).
Además del perjuicio que provocaría la vuelta de las "fronteras del pasado" para el comercio entre ambas jurisdicciones, algunos observadores sostienen que podrían contravenir las condiciones del Acuerdo del Viernes Santo (1998) y afectar al proceso de paz en la región.
"Hemos introducido una serie de medidas para combatir la inmigración ilegal a través de una estrecha colaboración con el Gobierno irlandés. Nuestro objetivo es reforzar las fronteras exteriores de la CTA", explicó Brokenshire.
El titular para la provincia británica indicó que Londres ya trabaja con Dublín "y otros miembros de la CTA" para "evitar que la gente eluda los controles de emigración del Reino Unido y entre por otras partes" de ese área común.
"Entre otras medidas, queremos aumentar el intercambio de datos para valorar la toma de decisiones fronterizas y la política de inmigración; aplicar un sistema de datos que permita procesar información de pasajeros con antelación, y armonizar los procesos de tramitación de visados", detalló Brokenshire.
El ministro irlandés de Asuntos Exteriores, Charlie Flanagan, ha confirmado que Londres y Dublín mantienen contactos para mejorar el intercambio de información en materia de inmigración, a pesar de que la decisión de endurecer los controles en aeropuertos o puertos de la República podría ser altamente controvertida en este país.
"No obstante, he advertido de que estas medidas no serían adoptadas solo por los Gobiernos británico e irlandés, sino por todos los 27 estados miembros de la UE. He trasladado a mis colegas comunitarios la importancia que tiene el mantenimiento de una frontera invisible (entre el sur y el norte de la isla)", precisó Flanagan a "The Guardian".
El jefe de la diplomacia irlandesa aseguró que sus socios comunitarios "entienden perfectamente" que el restablecimiento de una "frontera fuertemente fortificada" tendría "consecuencias para el proceso de paz".
El Ejecutivo de Dublín ha expresado repetidamente el deseo de que la UE permita que el Reino Unido, el principal socio comercial de Irlanda, siga teniendo acceso al mercado único europeo una vez completado el periodo de dos años de negociaciones estipulado en el artículo 50 del Tratado de Lisboa sobre la retirada de un país comunitario.
A cambio, Londres debería aceptar la libre circulación de ciudadanos de la UE en su territorio, lo que mantendría abierta la frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda, pero, al mismo tiempo, invalidaría los argumentos planteados por los partidarios del "brexit", que prometieron que el divorcio con Bruselas les devolvería el control sobre la inmigración.
En declaraciones a este medio, el ministro británico para Irlanda del Norte, James Brokenshire, aseguró que Londres y Dublín trabajan ya "conjuntamente" en la elaboración de un plan de acción encaminado a controlar la entrada de ciudadanos no comunitarios a la isla tras el "brexit".
Según el dirigente conservador, esta medida evitaría el establecimiento de una "frontera estricta" entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda, y mantendría la libre circulación de bienes y personas entre el norte y sur, en vigor desde la creación en la década de 1920 de la llamada Área de Circulación Común (CTA).
Además del perjuicio que provocaría la vuelta de las "fronteras del pasado" para el comercio entre ambas jurisdicciones, algunos observadores sostienen que podrían contravenir las condiciones del Acuerdo del Viernes Santo (1998) y afectar al proceso de paz en la región.
"Hemos introducido una serie de medidas para combatir la inmigración ilegal a través de una estrecha colaboración con el Gobierno irlandés. Nuestro objetivo es reforzar las fronteras exteriores de la CTA", explicó Brokenshire.
El titular para la provincia británica indicó que Londres ya trabaja con Dublín "y otros miembros de la CTA" para "evitar que la gente eluda los controles de emigración del Reino Unido y entre por otras partes" de ese área común.
"Entre otras medidas, queremos aumentar el intercambio de datos para valorar la toma de decisiones fronterizas y la política de inmigración; aplicar un sistema de datos que permita procesar información de pasajeros con antelación, y armonizar los procesos de tramitación de visados", detalló Brokenshire.
El ministro irlandés de Asuntos Exteriores, Charlie Flanagan, ha confirmado que Londres y Dublín mantienen contactos para mejorar el intercambio de información en materia de inmigración, a pesar de que la decisión de endurecer los controles en aeropuertos o puertos de la República podría ser altamente controvertida en este país.
"No obstante, he advertido de que estas medidas no serían adoptadas solo por los Gobiernos británico e irlandés, sino por todos los 27 estados miembros de la UE. He trasladado a mis colegas comunitarios la importancia que tiene el mantenimiento de una frontera invisible (entre el sur y el norte de la isla)", precisó Flanagan a "The Guardian".
El jefe de la diplomacia irlandesa aseguró que sus socios comunitarios "entienden perfectamente" que el restablecimiento de una "frontera fuertemente fortificada" tendría "consecuencias para el proceso de paz".
El Ejecutivo de Dublín ha expresado repetidamente el deseo de que la UE permita que el Reino Unido, el principal socio comercial de Irlanda, siga teniendo acceso al mercado único europeo una vez completado el periodo de dos años de negociaciones estipulado en el artículo 50 del Tratado de Lisboa sobre la retirada de un país comunitario.
A cambio, Londres debería aceptar la libre circulación de ciudadanos de la UE en su territorio, lo que mantendría abierta la frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda, pero, al mismo tiempo, invalidaría los argumentos planteados por los partidarios del "brexit", que prometieron que el divorcio con Bruselas les devolvería el control sobre la inmigración.
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