Desde el insurgente nos dan el punto de vista de Niall O'Dowd sobre la detención de Gerry Adams;
La detención del líder del Sinn Féin, Gerry Adams, para ser interrogado por el asesinato en 1972 de Jean McConville es el último ejemplo de la carácter altamente selectivo del proceso de enjuiciamiento en Irlanda del Norte.
Parece que los únicos supuestos delitos muy perseguidos son los del bando nacionalista, con poca o ninguna atención a las atrocidades del otro bando.
Gracias al mal concebido proyecto de historia oral del Boston College, los fantasmas tienen ahora un montón de cintas repletas de acusaciones sobre hechos de hace mucho tiempo que posiblemente no pueden ser probados, sobre todo por parte de las personas que ya están muertas.
Mientras tanto, nada en el lado nacionalista. ¿El asesinato de Pat Finucane? Ninguna acción.
¿La Masacre de Loughinisland durante el partido entre Irlanda e Italia del Mundial de 1994? Ninguna acción.
¿Los atentados con bomba de Dublín y Monaghan de 1974 que causaron 33 muertos? No se entregan los documentos que el Gobierno británico había prometido. Lo sentimos.(...)
Podría seguir, pero en realidad está claro que hay solo un objetivo y ese es el de las fiuguras claves del Sinn Fein como Adams, que presentan tal amenaza para el orden establecido que harán cualquier cosa para derribarlos.
Los anti-Sinn Fein están corriendo muy asustados en este momento. Las recientes encuestas en la República de Irlanda muestran cómo crece el voto del Sinn Fein en las próximas elecciones europeas.
En el norte, con una población nacionalista cada vez mayor, hay una gran posibilidad de ver un gobierno encabezado por el Sinn Fein. ¿Y si también llegan al poder en el sur?
No es de extrañar que los fantasmas estén a pleno vuelo.
Adams tiene poco que temer. Las trágicas circunstancias de la muerte de McConville se pierden en la bruma del tiempo con testigos que pasaron de largo hace muchos años.
Es por eso por lo que este es un movimiento tan cínico en este momento. Hay cero posibilidades de condena, pero el juego real es parar al Sinn Fein. Y en ese sentido, ellos caerán tan bajo como les sea posible.
La detención del líder del Sinn Féin, Gerry Adams, para ser interrogado por el asesinato en 1972 de Jean McConville es el último ejemplo de la carácter altamente selectivo del proceso de enjuiciamiento en Irlanda del Norte.
Parece que los únicos supuestos delitos muy perseguidos son los del bando nacionalista, con poca o ninguna atención a las atrocidades del otro bando.
Gracias al mal concebido proyecto de historia oral del Boston College, los fantasmas tienen ahora un montón de cintas repletas de acusaciones sobre hechos de hace mucho tiempo que posiblemente no pueden ser probados, sobre todo por parte de las personas que ya están muertas.
Mientras tanto, nada en el lado nacionalista. ¿El asesinato de Pat Finucane? Ninguna acción.
¿La Masacre de Loughinisland durante el partido entre Irlanda e Italia del Mundial de 1994? Ninguna acción.
¿Los atentados con bomba de Dublín y Monaghan de 1974 que causaron 33 muertos? No se entregan los documentos que el Gobierno británico había prometido. Lo sentimos.(...)
Podría seguir, pero en realidad está claro que hay solo un objetivo y ese es el de las fiuguras claves del Sinn Fein como Adams, que presentan tal amenaza para el orden establecido que harán cualquier cosa para derribarlos.
Los anti-Sinn Fein están corriendo muy asustados en este momento. Las recientes encuestas en la República de Irlanda muestran cómo crece el voto del Sinn Fein en las próximas elecciones europeas.
En el norte, con una población nacionalista cada vez mayor, hay una gran posibilidad de ver un gobierno encabezado por el Sinn Fein. ¿Y si también llegan al poder en el sur?
No es de extrañar que los fantasmas estén a pleno vuelo.
Adams tiene poco que temer. Las trágicas circunstancias de la muerte de McConville se pierden en la bruma del tiempo con testigos que pasaron de largo hace muchos años.
Es por eso por lo que este es un movimiento tan cínico en este momento. Hay cero posibilidades de condena, pero el juego real es parar al Sinn Fein. Y en ese sentido, ellos caerán tan bajo como les sea posible.
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