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miércoles, 24 de marzo de 2021

Desde 'El Norte de Irlanda' contribuimos a la campaña para pedir Justicia para los Dos de Craigavon

Desde la creencia de que Brendan McConville y John Paul Wootton son inocentes de las graves acusaciones que se les imputa, desde 'El Norte de Irlanda' hemos mantenido contacto con la mujer de McConville, Siobhán, y hemos realizado una aportación económica solidaria a la causa para la petición de Justicia. Igualmente, vamos a colaborar con la campaña de concienciación sobre lo que consideramos un nuevo caso de injusticia británica en Irlanda.

Desde esta página, consideramos que Brendan y John Paul son totalmente inocentes, que no participaron de modo alguno en los hechos de marzo de 2009 que acabaron con la vida del policía Stephen Carroll y, por ese motivo, apoyamos esta campaña; para evitar un nuevo caso del estilo de los Cuatro de Guildford, los Siete de Maguire o los Seis de Birmingham.

Desde hace años la petición de Justicia ha sido apoyada por personajes como Gerry Conlon (de los 4 de Guilford), Patrick Maguire (de los 7 de Maguire) o Paddy Hill (de los Seis de Birmingham), por concejales como Shaun Harkin y Michael Macgiollaeasbuig, y por gente como Kate Nash (hermana de William Noel Nash, una de las víctimas del Domingo Sangriento), David Voyle, nieto de Joan Connolly (asesinada a tiros en el 9 de agosto de 1971 por el Regimiento Británico de Paracaidistas en la conocida como Masacre de Ballymurphy) o el representante de la iglesia católica, Monseñor Murray, entre otros.

En todo el amplio espectro de gente que apoyamos la petición de Justicia para los Dos de Craigavon, hay un vínculo que nos une, y este no es otro que la firme creencia de que estamos ante un nuevo caso de injusticia por el cual dos personas cumplen una condena por hechos de los que no son responsables en absoluto.

Vamos pues a refrescar el caso con palabras del propio Brendan McConville, en las que deja clara su inocencia y explica lo sucedido:

Mi nombre es Brendan McConville, y estoy escribiendo para ustedes desde una celda de la prisión de Maghaberry, en el norte de Irlanda. Yo, junto con John Paul Wootton, pasé casi nueve años preso (en 2018), víctima de un error judicial grotesco. Nuestra historia se tornó conocida como los “Dos de Craigavon” (Craigavon Two) y me gustaría contarles un poco sobre las circunstancias de mi condena injusta y su impacto sobre mi familia.

El 9 de marzo de 2009, el policía Stephen Carroll fue tiroteado y muerto en Craigavon, en el Condado de Armagh, Norte de Irlanda. No obstante, fue solo en la mañana siguiente que ese hecho, en el cual no tuve absolutamente ninguna participación, entró en mi vida.

Mi prueba comenzó alrededor del mediodía, con la llegada a mi casa, donde yo vivía con mi hijo de quince años, de policías armados, en vehículos blindados. La policía inició una investigación forense de la propiedad y posteriormente fui arrestado y llevado para el centro de interrogatorio de Antrim. Más tarde supe que otros activistas republicanos y habitantes de la región, incluso John Paul, fueron también arrestados y llevados al mismo lugar.

Pasé 15 días en Antrim y fui sometido a treinta interrogatorios separados, en las cuales la policía afirmó que mi ADN había sido descubierto en una chaqueta marrón recuperada del maletero del automóvil de John Paul, que también tenía vestigios de residuos de arma de fuego. Con base en esa evidencia dudosa, ambos fuimos acusados de asesinato; John Paul tenía 17 años en la época. Como él era menor de edad, su identidad no fue publicada, al tiempo que yo era exhibido esposado frente a los flashes de los medios y mi nombre era divulgado por la TV y por los diarios.

Fui llevado a la prisión de Maghaberry, donde esperé casi tres años a un juicio, que finalmente ocurrió en Belfast, sin jurado. El caso fue oído por un único juez que desempeñó el doble papel de juez y jurado. En el juicio se reveló que la chaqueta marrón encontrada en el automóvil tenía varios perfiles de ADN, que un especialista forense de la acusación reconoció como provenientes de al menos tres personas y, posiblemente, de hasta diez individuos diferentes. Además, dos especialistas de la acusación y uno de la defensa concordaron que el residuo no contenía todos los elementos característicos de residuos de arma y, por lo tanto, no podía decirse con certeza absoluta que emanaban de un arma de fuego. Y, además, la chaqueta estaba completamente seca cuando fue recuperada, a pesar de haber llovido fuertemente la noche del tiroteo.

Aproximadamente once meses después del tiroteo, la noche del Día de los Enamorados, un hombre, cuyo propio padre dijo después que se trataba de un “mentiroso compulsivo” y un “Walter Mitty”[1], entró en contacto con la policía y dijo que me vio aquella noche usando una chaqueta “verde” del ejército cerca de donde el policía fue baleado. Durante el interrogatorio, el supuesto testigo, que fue referido como Testigo M, negó que le hubieran recetado gafas. No obstante, una receta descubierta por la defensa mostró que M necesitaba gafas debido a miopía y astigmatismo. Un oftalmólogo de la acusación concluyó que alguien con la condición de M no sería capaz de identificar características faciales más allá de ocho yardas [7,3 m]. Las mediciones mostraron que la distancia desde la cual M afirma haberme visto era superior a 16 yardas. Además, la compañera de M, que él afirma estaba en su compañía, no confirmó la versión de los hechos. También se supo que M contactó a la policía alcoholizado y que ya había recibido tratamiento por problemas psicológicos. M también se benefició financieramente con su prueba, incluso con una recompensa de 50.000 libras esterlinas del diario The Sun.

El último elemento del caso decía respecto de un GPS instalado en el automóvil de John Paul. Él mostró que su coche, en realidad, estaba estacionado en un condominio a aproximadamente 250 m del incidente. También se reveló que los datos relativos al movimiento del coche tras el tiroteo fueron misteriosamente apagados por soldados británicos no identificados.

John Paul y yo fuimos culpados de asesinato bajo la doctrina de acción conjunta[2] (joint enterprise doctrine) y ningún papel específico fue atribuido a ninguno de nosotros. Recibí una pena de 25 años, mientras John Paul está cumpliendo pena de 18 años.

En la prisión, recibí una carta a la cual respondí y, a partir de esta correspondencia, una linda amistad y amor florecieron. Un años atrás me casé con Siobhán, que dirige la campaña de mi familia por la justicia. Huyo de la rutina diaria de la prisión con el estudio, y estoy a mitad de camino de un diploma de una universidad de enseñanza a distancia; voy al gimnasio todos los días y también toco la guitarra. La campaña por los Dos de Craigavon atrajo un apoyo generalizado y fue originalmente llevada adelante por el fallecido Gerry Conlon, uno de los Cuatro de Guildford[3].

Actualmente, mi caso está siendo revisado por la CCRC (Comisión de Revisión de Casos Criminales).

Les estoy pidiendo a ustedes que ayuden a divulgar este error judicial contra nosotros. Injusticia para uno es injusticia para todos. Visite la página del Facebook “The C 2”, que mi esposa administra, para obtener más informaciones.

Atentamente.

Brendan McConville

Para firmar por la libertad de los “Dos de Craigavon”:

https://www.change.org/p/ccrc-the-craigavon-2-deserve-justice-now?recruiter=110931870&utm_source=share_petition&utm_medium=copylink&utm_campaign=share_petition&utm_term=share_petition


Notas

[1] Referencia al personaje del filme La Vida Secreta de Walter Mitty.

[2] Jurisprudencia de la justicia británica por la cual una persona puede ser condenada por los crímenes de otra, si fuera probado que ella tenía conocimiento y concordaba con tales crímenes.

[3] Los Cuatro de Guildford se refiere a los jóvenes de entre 17 y 25 años que fueron erróneamente condenados en 1975 por hacer atentados con bombas en pubs, bajo las órdenes del IRA (Ejército Republicano de Irlanda).

Artículo publicado originalmente en inglés, en Socialist Voice n.° 30, enero/febrero de 2018.-

Traducido al castellano por Natalia Estrada.

Las palabras de McConville fueron originalmente publicadas en castellano por la Liga internacional de los Trabajadores - cuarta internacional. 

De otro lado, ponemos otra información sobre el caso, que viene a completar la anterior y que nos fue remitida al blog en 2014 por Sandra. B:

El 9 de marzo del 2009, el oficial de la policía norirlandesa (PSNI) Stephen Carroll fue asesinado a tiros en la zona de Craigavon (Condado de Armagh, Norte de Irlanda) ​​. En los siguientes días, agentes de la policía llegaron a la casa de Brendan McConville , un republicano local, y lo pusieron bajo arresto. Más tarde esa misma mañana, John Paul Wootton , otro republicano de la zona, fue detenido en la zona de Craigavon ​​y su vehículo fue incautado .

 Los dos hombres fueron llevados a Antrim para ser interrogados junto con un número de otros individuos que también fueron detenidos,  mientras el vehículo, propiedad de John Paul Wootton, fue llevado al Cuartel Maydown en Derry para ser examinado. Días más tarde, la policía recuperó el arma utilizada en el tiroteo en el jardín trasero de una casa en la urbanización Pinebank, en Craigavon ​​. Casi al mismo tiempo, una chaqueta marrón con restos de ADN de Brendan McConville entre otros, y un residuo que se afirmaba podría haber venido de un arma de fuego, fue tomado del maletero del vehículo propiedad de John Paul Wootton.

En base en este hallazgo, y bajo una intensa presión para obtener resultados , la policía centró su atención en estos dos hombres y se dedicó a construir un caso contra ellos . La razón por la que la policía estaba bajo tanta presión era que Constable Carroll, fue el primer policía en ser asesinado desde el Acuerdo de Viernes Santo. Se sumó también a la presión el hecho de que este tiroteo tuvo lugar pocos días después de un ataque a los cuarteles de Massereene (Condado de Atrim, norte de Irlanda), donde murieron dos soldados británicos.

Más tarde se supo que el coche, propiedad de John Paul Wootton, había sido objeto de una vigilancia encubierta en el momento del ataque por medio de un dispositivo de rastreo, que se había escondido dentro o sobre el vehículo por el ejército británico. Este dispositivo proporciona datos sobre el movimiento del vehículo alrededor del momento de los disparos. Más tarde saldría a la luz que los datos de este dispositivo fueron borrados mientras el dispositivo estaba todavía en posesión del Ejército. Nadie pudó explicar porque había sucedido éste hecho. El resto de los datos se utiliza para construir un caso circunstancial, podría decirse que aún débil, contra los dos hombres.

Después de presentar pruebas manipuladas,  el juez del caso, basándose en gran medida de las circunstancias y presuponiendo deducciones nada evidénciales, encuentra a los dos hombres culpables y los condena a cadena perpetua. Ambos hombres continúan manteniendo su inocencia y piden que los hechos se hagan públicos para que su búsqueda de la justicia no se convierta en otra saga larga como la de los cuatro de Guilford o los seis de Birmingham. 

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