En 1921 se dividió Irlanda entre la República independiente (de los británicos) e Irlanda del Norte, integrada por 6 de los 9 condados del Ulster. Este año 2021 se cumple el centenario de la partición. La historia es una arma arrojadiza en todas partes, no obstante, el devenir histórico es denso en la pequeña isla junto a la grande (Gran Bretaña) que poseyó el mayor y último imperio de la Edad Moderna. En términos de población son cuatro gatos: 4,9 millones en el sur; 1,8 en el norte. Los norirlandeses, despojados de religión, son 48% unionistas o partidarios de la unión con Gran Bretaña mientras que un 45% está a favor de la unificación de la isla.
Irlanda del Norte debe ser el lugar donde en las últimas décadas los políticos han tenido que repetir más veces "donde dije digo, digo Diego". Hasta entrados el siglo XXI, Ian Paisley, fundador del Partido Unionista Democrático (DUP), acudía en minoría a las elecciones autonómicas "para destruir las instituciones desde dentro" y se negaba a hablar o compartir estudio televisivo con Gerry Adams o Martin McGuinness del Sinn Féin (SF), entonces brazo político del IRA.
El reverendo Paisley se opuso con virulencia al Acuerdo de Paz de 1998, aprobado en referéndum por un 71,1% de los norirlandeses. Tanta furia acabó con la aceptación del pacto y Paisley y McGuinness, hoy fallecidos, de jefe y adjunto del gobierno de Belfast. Ambos barrieron del mapa político a los moderados Partido Unionista del Ulster (UUP) y Partido Socialdemócrata y Laborista (SDLP), artífices del Acuerdo de Paz dando inauditas vueltas a la coyuntura política.
Todo apunta para este año o década que la historia de Irlanda sigue moviéndose. El SF se ha convertido en el único partido de toda la isla; lidera la oposición en el Dáil (parlamento irlandés); sus siete diputados en Westminster no toman posesión del escaño y es la mayor fuerza política irlandesa en el norte. Para conmemorar el centenario de la división, el SF y su presidenta Mary Lou McDonald encabezan la campaña por el referéndum sobre la unificación de la isla.
En el último congreso del partido Mary Lou ha dicho que "en diez años veremos la unificación de la isla a través de un referéndum que ofrezca a los unionistas la doble nacionalidad y dos pasaportes si los quieren". La doble nacionalidad para los norirlandeses está contemplada en el acuerdo de 1998, pero ha tomado premura con el brexit –55.8% votaron por permanecer- y el aumento de pasaportes irlandeses que está emitiendo el gobierno de Dublín. El brexit empuja a los norirlandeses hacia el sur, puerta abierta a la Unión Europea (UE).
En la República de Irlanda, que en otro tiempo coincidía con España por el calificativo "reserva espiritual" del catolicismo, decaen los partidos de la Guerra Civil, el conservador Fianna Fáil (FF) y el liberal Fine Gael (FG). En las últimas elecciones el FF pasó de 45 a 38 escaños, el FG de 47 a 35 mientras crecían el SF de 22 a 37 y el Green Party 3 a 12 diputados de los 160 del Dáil. En esta correlación de fuerzas, la unificación que pregona el SF no parece descabellada aunque el taoiseach (primer ministro irlandés), Micheál Martin, ha advertido a la RTE que no habrá referéndum sobre unificación en los próximos cinco años. Una fecha, la de 2025 por lo pronto, compatible con la década que se marca el SF y con el Acuerdo de Paz que contempla la consulta.
Junto a los políticos se ha creado un grupo de académicos de Dublín, Belfast, Londres y EE.UU. para estudiar el histórico paso a dar. El grupo está presidido por Alan Renwick, de University College London (UCL), quien ha manifestado a The National lo siguiente: "Referéndums sobre el futuro de Irlanda solo deben celebrarse con una clara hoja de ruta sobre qué ocurre después". A tenor del profesor, el voto sobre el brexit de 2016 "ha dado una lección con los años posteriores de conflictos, que han demostrado el peligro de una consulta convocada sin la planificación adecuada".
Para evitar las riñas del brexit, los académicos avisan de que se necesitarán dos consultas que podrían celebrarse el mismo día; una en Irlanda del Norte sobre la unificación, y la otra en la República sobre el mismo asunto debido a que, si se aprobase, obligaría a reformar la constitución, que solo puede reformarse a través de un referéndum, así que norte y sur votarían separadamente.
La creación de la nueva frontera comercial entre Gran Bretaña y la UE en el mar de Irlanda tras ser descartada la frontera europea territorial entre norte y sur contribuirá a nuevos vínculos económicos en la unificada geografía. Irlanda del Norte tiene más cerca a Escocia que a Inglaterra. Los reclamos escoceses por un nuevo referéndum sobre la independencia (el último se celebró en 2014) y el déficit democrático que ha generado el del brexit (2016), en el que Escocia votó también por quedarse en la UE, podrían influir también en Irlanda del Norte, que tendría su versión del referéndum escocés en el de la unificación.
A juicio de Mary Lou McDonald, la pandemia "ha demostrado la vulnerabilidad de tener dos jurisdicciones y dos sistemas de salud pública en la isla; tenemos una política unitaria para las condiciones higiénicas de los animales y, en cambio, no la tenemos para la salud pública de las personas". En una entrevista con Owen Jones, la presidenta del SF reconoce que "la sanidad pública en la República es ineficaz y cara, pero tenemos que trabajar para subsanarlo y para adaptarnos, acomodarnos y entendernos unos con los otros".
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