Hoy, Primero de Mayo, os presentamos un artículo de David Karvala (miembro de Unitat Contra el Feixisme i el Racisme) publicado originalmente en la página En lucha;
Irlanda nos muestra cómo las grandes luchas hacen avanzar la teoría marxista. En la época en que Marx y Engels estaban desarrollando sus ideas revolucionarias respecto a la lucha de clases y la economía, en lo referente a las naciones seguían defendiendo la visión de Hegel. Según este filósofo alemán se tenía que distinguir entre las “naciones históricas” —que tenían una larga historia y estaban destinadas a perdurar— y las otras, “no-históricas”, que desaparecerían. Para Marx y Engels, las “naciones históricas” incluían a Alemania y Polonia: ninguna de éstas eran entonces un Estado-nación y los movimientos progresistas defendían su constitución como tal. Sin embargo, Irlanda —que no era una “nación histórica”— demostró que este marco teórico era inadecuado.
Primero, las naciones no siempre han existido ni tampoco tienen un destino fijo; son productos del desarrollo del capitalismo.
Así que, en segundo lugar, la actitud del marxismo hacia las naciones no puede basarse en esencialismos imaginarios, sino en cómo las luchas nacionales se relacionan con la lucha social en general.
Marx y Engels empezaron a cambiar su posición en la década de 1860, frente a una renovada lucha en Irlanda contra el dominio británico. Vieron que su lucha de liberación, lejos de amenazar los intereses de la clase trabajadora británica, podía ser una aliada valiosísima de ésta, debilitando a su enemigo común, la clase dirigente. “La clase obrera inglesa […] nunca podrá hacer nada decisivo en Inglaterra si no separa su política hacia Irlanda, definitivamente, de la política de las clases dominantes […]. Y esto debe hacerse no por simpatía hacia Irlanda, sino como una exigencia fundada en el interés del proletariado inglés”.
Marx explicó que la burguesía utilizaba la división dentro de la clase trabajadora —entre “autóctona” e irlandesa— para poder explotar mejor a toda la clase. Es un ejemplo de cómo “el pueblo que esclaviza a otro, forja sus propias cadenas”. Concluyó: “Yo solía pensar que la separación de Irlanda de Inglaterra era imposible. Ahora creo que es inevitable”.
Irlanda nos muestra cómo las grandes luchas hacen avanzar la teoría marxista. En la época en que Marx y Engels estaban desarrollando sus ideas revolucionarias respecto a la lucha de clases y la economía, en lo referente a las naciones seguían defendiendo la visión de Hegel. Según este filósofo alemán se tenía que distinguir entre las “naciones históricas” —que tenían una larga historia y estaban destinadas a perdurar— y las otras, “no-históricas”, que desaparecerían. Para Marx y Engels, las “naciones históricas” incluían a Alemania y Polonia: ninguna de éstas eran entonces un Estado-nación y los movimientos progresistas defendían su constitución como tal. Sin embargo, Irlanda —que no era una “nación histórica”— demostró que este marco teórico era inadecuado.
Primero, las naciones no siempre han existido ni tampoco tienen un destino fijo; son productos del desarrollo del capitalismo.
Así que, en segundo lugar, la actitud del marxismo hacia las naciones no puede basarse en esencialismos imaginarios, sino en cómo las luchas nacionales se relacionan con la lucha social en general.
Marx y Engels empezaron a cambiar su posición en la década de 1860, frente a una renovada lucha en Irlanda contra el dominio británico. Vieron que su lucha de liberación, lejos de amenazar los intereses de la clase trabajadora británica, podía ser una aliada valiosísima de ésta, debilitando a su enemigo común, la clase dirigente. “La clase obrera inglesa […] nunca podrá hacer nada decisivo en Inglaterra si no separa su política hacia Irlanda, definitivamente, de la política de las clases dominantes […]. Y esto debe hacerse no por simpatía hacia Irlanda, sino como una exigencia fundada en el interés del proletariado inglés”.
Marx explicó que la burguesía utilizaba la división dentro de la clase trabajadora —entre “autóctona” e irlandesa— para poder explotar mejor a toda la clase. Es un ejemplo de cómo “el pueblo que esclaviza a otro, forja sus propias cadenas”. Concluyó: “Yo solía pensar que la separación de Irlanda de Inglaterra era imposible. Ahora creo que es inevitable”.
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