Estos días se han ducedido las declaraciones en torno al tema de los abusos sexuales de la familia Adams,y sobre la posición de Gerry Adams sobre el asunto.
Pues bien,estas noticias han derivado en un aluvión de informaciones más o menos veraces que hacen sangre sobre la figura de Gerry Adams...y es que sin duda Liam ha hecho más que daño a la figura de Gerry Adams,para sus detractores de siempre,para los escépticos,y lo que es peor para algunos de sus seguidores.
Pongo algunos ejemplos sacados de la prensa convencional,que como siempre digo,hay que leerlo de una manera crítica,habida cuenta de lo que los mass media acostumbran a vomitar con asiduidad,pese a todo,es evidente que hay datos que se pueden contrastar y sacar conclusiones:
SUPLEMENTO DE EL MUNDO:
Pues bien,estas noticias han derivado en un aluvión de informaciones más o menos veraces que hacen sangre sobre la figura de Gerry Adams...y es que sin duda Liam ha hecho más que daño a la figura de Gerry Adams,para sus detractores de siempre,para los escépticos,y lo que es peor para algunos de sus seguidores.
Pongo algunos ejemplos sacados de la prensa convencional,que como siempre digo,hay que leerlo de una manera crítica,habida cuenta de lo que los mass media acostumbran a vomitar con asiduidad,pese a todo,es evidente que hay datos que se pueden contrastar y sacar conclusiones:
SUPLEMENTO DE EL MUNDO:
EDUARDO SUÁREZ | |
Hay una anécdota que define con precisión el carácter de Gerry Adams. Sucedió en primavera, en una radio de Dublín, cuando Adams recordó cómo él y los otros reclusos del IRA mantenían el ánimo en la cárcel cantando el tema del film La vida de Brian. La historia sería conmovedora si no fuera porque es falsa. El líder del Sinn Fein estuvo en prisión entre 1973 y 1978. Ni la canción ni la película se estrenaron hasta 1979. Es una anécdota inocente pero reveladora del carácter de Adams, que se ha construido una aureola como príncipe de la paz a base de esconder grandes secretos y de esparcir pequeñas mentiras. Casi siempre relacionados con su nebulosa pertenencia al IRA, que siempre ha negado pero que le ha perseguido y le perseguirá. Lo que no imaginaba nadie ni dentro ni fuera del Sinn Fein es que en la idílica foto de familia de Gerry Adams había dos pederastas camuflados: su padre y su hermano Liam. El primero está bajo tierra desde hace seis años. El segundo apareció el lunes, tras varios días en paradero desconocido, perseguido por haber violado durante ocho años a su hija Aine. Liam no se entregó en el Ulster sino en una comisaría de Irlanda. En parte por resabios contra la policía del Norte, a la que muchos republicanos consideran aún un instrumento del «opresor británico». Pero, sobre todo, para dilatar al máximo el proceso, que requerirá ahora la confección de una euroorden de arresto como la del etarra De Juana, que espera estos días la decisión sobre su extradición. No es la única noticia que ha agitado en las últimas horas los cimientos de la católica isla irlandesa. Otros dos obispos, Eamonn Walsh y Raymond Field -y ya son cuatro en total-, anunciaron el día de Navidad que presentarán su renuncia ante el Papa Benedicto XVI por el caso de los abusos sexuales a niños cometidos por religiosos irlandeses entre 1974 y 2004. Las atrocidades de Liam se remontan al periodo comprendido entre 1978 y 1983, pero no han visto la luz hasta que su hija se ha decidido a contarlas en una entrevista. Aine ha explicado que su padre la violó reiteradamente desde que tenía cuatro años. Justo después de salir de la cárcel de Belfast, donde cumplía condena por terrorismo. Por las palabras de su sobrina, hemos sabido que Gerry Adams supo de las acusaciones contra su hermano en 1987. «Se lo dijimos en varias ocasiones», dice Aine, «pero la conclusión siempre era que Liam era una víctima. Ya sabes, decía, nuestro Liam no puede asumir lo que hizo contigo. Por eso está ahora mal de la cabeza y no es capaz de llevar una vida normal». Por supuesto, Adams da hoy una versión muy diferente. Dice que creyó a Aine desde el principio y que fue Liam quien se lo puso más difícil «negándolo todo, llamando a su hija mentirosa y enfatizando que no había hecho nada malo». También dice que se ofreció a Aine para ir con ella a la policía. Un extremo que no concuerda con la realidad. Básicamente porque Aine y su madre fueron a comisaría sin él. Se lo contaron todo a los agentes y éstos no hicieron nada: les interesaba más reclutar confidentes en el entorno de Adams que iniciar un proceso penal contra el agresor. Tras décadas de silencio, Aine decidió denunciar mediáticamente lo ocurrido por el miedo que le produjo ver a la familia refundada por su padre con otra mujer, con la que ha tenido una hija pequeña. Vio a su hermanastra y el pavor de que pudiera sucederle lo que a ella la empujó a descubrir tan protegido secreto de familia. DOS TIROS EN LA RODILLA El relato concuerda con el Ulster de los años 80, donde la policía era para los católicos la encarnación del enemigo colonial. Eran los tiempos de la extinta RUC: un cuerpo conchabado con los paramilitares lealistas que competían con el IRA en violencia sectaria y brutalidad. En aquel entorno era impensable que Adams hubiera acudido con su sobrina a la policía. Hubiera sido mucho más lógico que el caso lo hubieran resuelto pistoleros del IRA descerrajándole a Liam dos balazos en las piernas. Solían hacerlo con traficantes de drogas y violadores. Un escarmiento en un pajar de la frontera y un destierro discreto a un pueblecito del condado de Donegal. Y sin embargo en el caso de Liam no ocurrió. Entre otras cosas porque su hermano Gerry prefirió callar, temeroso quizá de mancillar el buen nombre de la familia o de perder el liderazgo del republicanismo norirlandés. Calló Adams pero también la policía del Ulster, en cuyos archivos no queda rastro alguno de la declaración de Aine. Un enigma para el que quienes conocen las cloacas de Belfast tienen sólo una explicación: que los agentes usaron la información para chantajear a Liam y convertirlo en confidente policial. A nadie le sorprendería, a la luz de la telaraña que los servicios secretos británicos habían tejido en torno a Gerry Adams. La red incluía a su chófer Roy McShane, al jefe de seguridad del IRA Freddi Scappaticci y a su jefe de gabinete, Denis Donaldson, asesinado por un viejo camarada en abril de 2006. Por consejo de Gerry o no, Liam no tardó mucho en borrarse del mapa aunque no por demasiado tiempo. Pronto reapareció al otro lado de la frontera. En Dundalk, el pueblo natal de los hermanos del grupo The Coors. Allí trabajó como monitor en un centro de niños sin que nadie advirtiera a sus responsables de las acusaciones que pesaban contra él. «LO USABA PARA MEDRAR» Gerry Adams dice ahora que cortó el contacto con su hermano entre 1987 y 2002. Una afirmación que se demostró falsa después de que un dominical de Belfast, capital de Irlanda del Norte, publicara una foto de la segunda boda de Liam, cuya ceremonia se celebró en la iglesia de la Sagrada Familia de Dundalk y cuyo convite tuvo lugar en el restaurante del Hotel Castlebellingham. Allí, junto al chaqué de Liam y al chaleco de punto del viejo pistolero Joe Cahill, se pueden ver las gafas y la barba cana de Gerry, sonriendo y en una actitud de perfecta naturalidad. El hallazgo concuerda con el rastro de Liam en Dundalk. Y no sólo por su actividad frenética como militante del Sinn Fein, sino porque en 1997 intentó en vano lograr la candidatura del Sinn Fein al Parlamento irlandés. Gerry Adams dice ahora que en cuanto supo de la candidatura la paró, pero tampoco es cierto. Liam no era ni mucho menos un proscrito: fue el candidato de la dirección del partido y le arrebató la candidatura contra pronóstico Owenie Hanratty, partidario de perpetuar la violencia del IRA y decir que no al proceso de paz. «Es imposible que Liam presentara su candidatura sin que Gerry lo supiera», dice un dirigente republicano, «él era el hombre de Gerry en Dundalk y utilizaba constantemente su nombre para medrar». Y, sin embargo, el líder del Sinn Fein asegura que se mantuvo alejado de su hermano. Tanto que, según él, hasta mucho después no se enteró de que trabajaba en centros de menores y sólo entonces advirtió a sus responsables de los cargos que pesaban contra él. Lo cierto es que Liam trabajó en tres centros distintos y ninguno de los tres recibió ningún chivatazo de su hermano Gerry. Ni el grupo juvenil de Dundalk, ni el de Beechmount, ni el del Monasterio Redentorista de Clonard. Este último es el caso más sangrante de todos, pues Clonard es el hogar espiritual del líder del Sinn Fein y el lugar de residencia de su amigo Alec Reid, íntimo de Arnaldo Otegi y Juan José Ibarretxe y apologeta recurrente del entorno de ETA. Sobre este punto ha habido reacciones para todos los gustos. Los responsables del grupo de Beechmount, por ejemplo, han cargado contra la policía por no advertirles del historial de Liam. La responsable del Rape Crisis Centre Eileen Calder, sin embargo, ha criticado con dureza al líder del Sinn Fein: «Gerry Adams tiene mucho que explicar sobre la forma en la que ha gestionado esta situación. Es una persona educada y políticamente inteligente. ¿Cómo ha podido gestionarlo tan mal?». Pero no todo han sido críticas al líder republicano. En las barriadas católicas de Belfast reina la estupefacción. Se antoja increíble que la familia haya sido capaz de guardar el secreto de Liam durante décadas sin que llegaran a manos de los plumillas de la prensa local. Y aún más que no saliera a la luz el segundo de los arcanos de la familia: el patriarca del clan, Gerry Adams senior, también era un pederasta. Es un asunto que su hijo descubrió a raíz de los problemas de su hermano y que sólo ahora ha contado en público. Según sus enemigos, para lanzar una cortina de humo que le excluya de responsabilidades en el asunto de su hermano. En cualquier caso, para el dirigente republicano debió de ser un gran trauma enterarse de que su padre había abusado sexual, física y mentalmente de un número indeterminado de sus hijos. Entre ellos, presumiblemente de Liam, aunque no del propio Gerry. «Por supuesto», ha dicho Adams, «un suceso así pone a prueba tu fe en el género humano. Pero con atención, con entendimiento y con amor, podemos encontrar el camino para salir de ésta». Para Gerry el estupor debió de ser mayor en el caso de su padre. Entre otras cosas, porque el viejo Adams era un icono del republicanismo norirlandés. No sólo porque hubiera pertenecido al IRA cuando era una banda minoritaria y sin apoyos, sino porque había sufrido varias penas de cárcel y una herida de bala en un tiroteo con la policía en 1943. El líder del Sinn Fein dice que su padre murió desahuciado por los suyos, convertido en «un hombre viejo y solitario». En sus Memorias políticas (Aguilar, 2003) no hace una sola referencia a él y sí las hay a su abuela, a sus hermanos Sean y Paddy y a su madre, una mujer golosa a la que le gustaba cantar y bailar. HERIDO POLÍTICAMENTE Coincidiendo con la revelación de Gerry, la familia Adams ha emitido un comunicado en el que explica por qué han esperado tanto para hacer público el verdadero rostro de su padre: «Hemos debatido durante mucho tiempo si debíamos hacer pública la conducta de abusos de mi padre y lo hacemos ahora con la esperanza de que esto ayude a las víctimas y a los supervivientes a pasar página de esos hechos terribles». Unas frases que enlazan los problemas de los Adams con los casos de pederastia que han sacudido en los últimos meses al catolicismo irlandés. Y no porque guarden relación alguna, sino porque subrayan el fin de una cultura atávica de silencio en torno a los abusos y de respeto reverencial por la autoridad. En cuanto al futuro del líder del Sinn Fein, se podría decir que las revelaciones son un arma de doble filo. Por un lado, lo humanizan a los ojos de la opinión pública irlandesa. Por otro, le obligarán a responder preguntas incómodas y a reconocer que no dijo la verdad. En cualquier caso, no se puede decir que la paz haya sido benévola con Gerry Adams, artífice del proceso que propició el fin de la violencia y sin embargo transformado por el paso del tiempo en una figura marginal del republicanismo irlandés. Delegó su autoridad en Irlanda del Norte en su lugarteniente Martin McGuinness con la vista puesta en la política del sur. Soñó que la paz multiplicaría los votos del Sinn Fein y lo convertiría en el primer presidente de la Irlanda unida. Primero le tocará vérselas con sus secretos. Y quién sabe si políticamente sobrevivirá. TODOS LOS HONORES PARA PAPÁ No se puede decir que Gerry Adams le escatimara honores a su padre pederasta, despedido en noviembre de 2003 con un funeral multitudinario en la iglesia de San Miguel de Belfast. Él mismo cargó con el féretro al hombro y animó desde el púlpito a los feligreses a «rezar por la unidad de Irlanda». La misa la oficiaron seis sacerdotes y el ataúd fue cubierto con la bandera tricolor irlandesa. Adams dice ahora que no quería para su padre un entierro de héroe y que la ocasión planteó para él un dilema difícil de resolver. «Yo no quería que le enterraran con la tricolor», ha dicho el dirigente republicano, «era un dilema para otros miembros de mi familia que sentían que no querían revelar el secreto en ese momento. Pero yo siempre supe que esto se sabría tarde o temprano». Nada imaginaban entonces los autores de los obituarios. El del diario The Independent despidió al patriarca como un tipo «sobrio, abnegado, honrado y generalmente de buen carácter». De haber salido todo a la luz, la despedida del padre de Adams quizá hubiera sido similar a la de los hermanos Brendan y Brian Davidson, pederastas y pistoleros del IRA como él. Al primero lo asesinaron los paramilitares lealistas en 1988. Al segundo lo enterraron fuera de Irlanda por petición expresa de su familia, que sabía de su historial de abusador. LA RIOJA.COM:
El líder histórico del IRA y presidente de Sinn Fein, Gerry Adams, no había logrado con su contribución a la paz relativa que vive hoy Irlanda del Norte convencer a quienes durante tres décadas aborrecieron el terrorismo irlandés y le tienen como uno de sus ejecutores más fríos. Con la conclusión del proceso de paz, esa muchedumbre que le critica sumó nuevos enemigos que ven en la estrategia de Adams el sinsentido de cientos de muertes entre sus víctimas y sus partidarios para finalmente alcanzar un acuerdo político que no justifica su sacrificio.
Desde el viernes 18, la personalidad de Gerry Adams ha adquirido tintes tenebrosos que ya no tienen relación directa con la historia constitucional de Irlanda. Ese día su sobrina Aine denunció en la televisión UTV que su padre abusó sexualmente de ella y que su tío la abandonó. Su progenitor, Liam, la utilizó para su satisfacción sexual durante ocho años. Golpeaba a su madre hasta que ésta tenía que huir de la casa y entonces se dirigía al dormitorio de la niña para someterla a violaciones.
En 1987, su madre se había separado de Liam y Aine tuvo valor para contarle el tormento al que su padre la sometió. Fueron a hablar con Gerry Adams y, en el programa de televisión, el líder de Sinn Fein explicó que creyó lo que le decía su sobrina y que intentó que su hermano reconociese lo que había hecho. Pero, según el político, los encuentros entre padre e hija no tuvieron lugar porque en el último momento su hermano los canceló. El domingo 10, en una entrevista en la cadena RTÉ, Adams reconoció que no actuó bien. Dijo que rompió la relación con su hermano desde entonces.
Reveló asimismo algo que convertía también en víctimas a sus nueve hermanos. Su padre -miembro del IRA encarcelado- abusó sexualmente de sus hijos. Gerry no recuerda haberlos padecido. Dijo que descubrió lo que su progenitor hizo cuando tenía 50 años. Recordó, ahora con 61, los últimos días de su padre y las dudas que tuvo en su entierro, en 2003, que se ofició a la vieja usanza de los ex miembros del IRA: «Fue un gran dilema para mí. No quería que fuese enterrado con su cofre cubierto en la tricolor. Creo que la mancillaba».
Mentiras
Los dilemas que Adams evoca no se corresponden con la realidad, pero eso no sorprende. El líder de Sinn Fein ha pretendido con insistencia que él nunca fue miembro del IRA; se ha presentado como participante del movimiento de derechos civiles de 1968 en el que no participó. Gerry Adams tiene una reputación más asentada como líder político eficiente que como hombre veraz. Y sobre su narración de lo que hizo ante la denuncia de su sobrina Aine se han desvelado ya al menos una mentira y una afirmación chocante.
Aine narró a su madre los tormentos a que fue sometida y ambas denunciaron a Liam Adams ante la Policía en 1987. La sobrina dice que retiró la acusación «bajo presión». Explica que los agentes quisieron obtener información sobre la mejor familia del IRA. Como la vieja Policía de Irlanda del Norte, el Royal Ulster Constabulary (RUC) fue reformada durante el proceso de paz, no hay nadie que pueda responder ahora por su conducta en este caso.
Aine denuncia que su tío y un sacerdote católico, Aidan Troy, le dieron largas: intentaron convencerla de resolver su querella en privado.
Gerry Adams habría compensado esa resolución 'política' de su dilema de 1987 rompiendo toda relación con su hermano. Pero esto no es cierto. 'The Sunday Tribune' ha publicado una fotografía de un sonriente Gerry con otro dirigente del IRA, Joe Cahill, y su hermano Liam, en la segunda boda de éste en 1994.
Ésa es la mentira. La afirmación chocante parece igualmente grave. Liam Adams trabajó en centros de asistencia a niños y jóvenes. Desde 1998 hasta 2004, en la institución creada en el monasterio de Clonard, a cuya iglesia acude Gerry.Adams ha dicho que, cuando supo que su hermano colaboraba allí, informó inmediatamente a sus responsables. Pero los actuales directores de Clonard han señalado que no consta en sus archivos ninguna notificación sobre Liam Adams, que el pasado lunes se presentó en la comisaría de Sligo.
La sobrina de Adams acudió a la nueva Policía norirlandesa, PSNI, hace dos años. En 2008, cuando se le presentaron veintitrés cargos, Liam Adams desapareció. Sus abogados han explicado que se presentó a la Policía de la República de Irlanda porque cree que no puede tener un juicio justo en Ulster tras la publicación de informaciones relacionadas con la denuncia de Aine ante la Policía y en televisión.
A la espera del avance del proceso, los votantes de Sinn Fein en Belfast Oeste se preguntan por qué el IRA golpeó, disparó y en algún caso crucificó a vecinos sospechosos de abusos sexuales, pero no actuó contra el hermano del líder. En esa nueva política tiene Gerry Adams que defender ahora su bandera.
EL CORREO:
Decía Bouardaloue que la condición esencial de la fe es no ver y creer lo que no se ve. Eso explicaría muchas cosas. Entre otras, por qué los considerados hombres religiosos hacen tantas veces la vista gorda. El escándalo que ha supuesto para Irlanda conocer que el patriarca de la familia Adams abusara sexualmente de algunos de sus diez hijos y que el hermano de Gerry Adams, Liam (hasta ahora huido de la Justicia) lo hiciese de su hija Aine desde que ésta tenía cuatro años, enciende todas las luces de ese oscuro proscenio. Mientras sobre el escenario se proyectaba la terrible obra del terrorismo del IRA.
Si grave es el hecho en sí, el abuso de los niños como seres especialmente vulnerables no tiene perdón, merece una especial reflexión su ocultamiento. Mucho más que la caída de algunos de su iconos o la tentación de mezclar debilidades humanas con patriotismo. Que una familia sumamente religiosa pueda reconocer el asesinato a los 16 años por el patriarca de los Adams de un policía y pasara por alto, sin embargo, crímenes sobre la libertad sexual de un menor, debe hacernos pensar. Y en Irlanda, donde todavía dimiten obispos por haber ocultado las prácticas sexuales de sus sacerdotes, pone en evidencia las distintas naturalezas del pecado. El sexo sería la peor ofensa contra Dios, mientras las violencia en forma de guerras o contra la libertad sexual de las personas sería condescendiente y resignadamente aceptada o cuando menos, disimulada en la práctica. En ese sentido, la actitud de la familia Adams, en consideración a sus monstruosas aficiones, no sería mas que la punta de un iceberg social, en el que las religiones serían, en ocasiones, la expresión de la miseria humana y «su mayor verdad y su fuerza». Y todavía más, la casuística política que ha llevado la paz a Ulster, ¿permite la rehabilitación de estos personajes emboscados tras su religión o su credo patriótico? ¿Habrá que reescribir de nuevo la historia? ¿O deberemos aceptar simplemente que los servicios secretos británicos que tenían perfectamente infiltrado el IRA (como se supo en 2008, el chófer de Gerry Adams y uno de sus hombres de confianza, pertenecían al M15) no utilizaron esta información en beneficio propio y de su causa, siendo totalmente ajeno a ello quien fuera máximo ideólogo del grupo independentista? El patriarca abusador fue enterrado con honores militares y su féretro cubierto por la bandera tricolor. Ese hecho es el que causa mayor dolor y mortifica la conciencia de Gerry.
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