32CSM.- El discurso principal a continuación fue leído por el presidente nacional del Movimiento por la Soberanía de los 32 Condados, Francie Mackey:
En primer lugar, me gustaría agradecer a todos los que asisten hoy aquí junto a la tumba del voluntario Alan Ryan. Esta reunión anual es en sí misma un acto de resistencia digno del Voluntario que honramos hoy aquí.
Que estemos marginados no significa que estemos equivocados. La rueda de la historia inevitablemente volverá a girar en nuestra dirección, ya que la posición que representamos es la única capaz de traer una verdadera paz a nuestro pueblo.
El hilo conductor de nuestra historia republicana han sido las ideas revolucionarias expresadas a través de cada generación con el objetivo de asegurar la soberanía del pueblo irlandés.
Como separatistas irlandeses nos mantenemos fieles a los valores republicanos fundamentales y como revolucionarios republicanos siempre debemos esforzarnos por diferenciarnos de aquellos que han secuestrado la lucha, fundada e impulsada por personas sin propiedad. Pero al hacerlo debemos lograr un tono de relevancia para que nuestra posición distinta tenga algún significado práctico. Y lo que los republicanos irlandeses debemos reconocer ahora es que, si bien nuestros objetivos siguen siendo firmes e inviolables, nuestras expectativas sobre cómo alcanzarlos tendrán que cambiar.
La larga guerra resultó en una política por la que no se luchaba. Una guerra menor no alterará ese hecho. El Acuerdo del Viernes Santo despolitizó la cuestión constitucional, marginando así los argumentos políticos basados en el conflicto. Y aquí es donde los republicanos irlandeses debemos reevaluar nuestro pensamiento político. El único medio creíble para que la cuestión constitucional vuelva a estar en la agenda política es formular un enfoque basado en soluciones en torno a ella.
El ascenso electoral del Sinn Féin Provisional ha dado una falsa esperanza de un cambio constitucional inminente.
El nacionalismo constitucional irlandés, en su perspectiva histórica y contemporánea, considera que la dimensión británica de la política irlandesa es intrínseca a su práctica.
Una de las grandes falacias de la historia política irlandesa es interpretar la diferencia entre nacionalismo constitucional y separatismo republicano como una diferencia metodológica en la búsqueda de objetivos. Nada está tan alejado de la verdad.
De hecho, durante mucho tiempo ha sido una estrategia establecida por el constitucionalismo promover esta falacia sólo para quedar expuesta cuando se trataba de abordar la cuestión de la soberanía nacional.
En el fondo, el nacionalismo constitucional ve el panorama político desde una perspectiva británica/del establishment y reconoce explícitamente la legitimidad de las reclamaciones británicas de soberanía en Irlanda. El Acuerdo del Viernes Santo es producto de esta perspectiva.
El GFA es un mecanismo para prolongar un alto el fuego, nada más. Esa prórroga es necesaria para que el nacionalismo constitucional irlandés armonice la presencia británica en Irlanda. La cuestión que deben abordar esos nacionalistas, y que plantea el Movimiento por la Soberanía de los 32 Condados, es si acepta o no que el pueblo irlandés es un pueblo soberano y, por tanto, tiene derecho a la autodeterminación nacional como un derecho inalienable.
Los llamamientos a la unidad irlandesa son un mal sustituto de los actos de unidad irlandesa. Y aquí es donde los republicanos deben tomar la iniciativa. En ausencia de una dirección nacional, la dirección local debe tomar las riendas de la actividad republicana.
El liderazgo no cae del cielo; se forja a través de la camaradería y el activismo. Proviene de abajo hacia arriba y no tiene derechos hereditarios. El liderazgo eficaz surge de ideas revolucionarias que desafían directamente el status quo político.
Los republicanos son condenados habitualmente por ser antidemocráticos debido a nuestra oposición al Acuerdo del Viernes Santo. Se nos dice que un referendum fronterizo es el único camino democrático hacia lo que algunos llamarían unidad irlandesa.
Aquí es donde debe pasar a primer plano la verdadera integridad democrática de la posición republicana. Seamos los defensores de la democracia en esta isla y dejemos que los arribistas políticos se vayan a pique por sus ambiciones egoístas.
Un Marco Democrático Irlandés ofrece una oportunidad política original y sin precedentes para resolver las profundas divisiones entre el pueblo irlandés engendradas por el conflicto angloirlandés. No es una estructura impuesta, sino que necesita el aporte activo de todo nuestro pueblo para construirse y, al hacerlo, puede comenzar el proceso de diálogo, comprensión y consolidación de la paz.
No le debemos menos al voluntario Alan Ryan y a los grandes sacrificios de todos nuestros patriotas muertos.
Beir Bua
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