En primer lugar, nos gustaría enviar saludos de año nuevo a nuestros camaradas republicanos y socialistas en toda Irlanda y más allá. Enviamos fraternales saludos a todos los pueblos que buscan la liberación en el mundo. Por último, enviamos nuestros mejores deseos a los presos republicanos recluidos en las cárceles del estado británico y el estado libre y ofrecemos nuestra continua solidaridad.
Reiteramos nuestra posición esbozada en Derry recientemente de que el impulso electoral en la isla debe seguir su curso para que la falsa narrativa de los llamados días finales de la partición pueda exponerse como la retórica insípida que es.
Corresponde a todos los republicanos desafiar a los arribistas de Sinn Féin en cuanto a cómo utilizarán cualquier asamblea particionista para asegurar la retirada británica de Irlanda.
¿Presentará Sinn Féin, buscando la elección para el gobierno, coalición o de otro tipo, ante el pueblo irlandés un manifiesto que describa en términos precisos cómo pretende utilizar su cargo para restaurar la soberanía nacional irlandesa?.
¿Esbozará este manifiesto, nuevamente en términos precisos, cómo las disposiciones del Acuerdo del Viernes Santo pueden otorgar al republicanismo irlandés alguna ventaja en la búsqueda de sus objetivos por encima de los objetivos de sus otros adherentes que buscan mantener el statu quo constitucional?.
También instamos a los esfuerzos continuos y unificados de los republicanos irlandeses para socavar en cada oportunidad el concepto insidioso de que un referéndum fronterizo representa una ruta democrática hacia la restauración de la soberanía irlandesa. La premisa misma de tal referéndum es un baluarte contrademocrático contra cualquier expresión verdadera de la soberanía de nuestro pueblo.
El próximo año marcará el 25 Aniversario del Acuerdo del Viernes Santo. No ha sido un período productivo para el republicanismo irlandés. Hemos corregido la narración histórica que nos ha llevado hasta este punto, pero eso no sustituye el avance del republicanismo irlandés.
Tal como está, el dilema al que se enfrenta el republicanismo irlandés es el siguiente: forjar un mensaje unido que pueda resonar en nuestro pueblo o provocar un cambio con la esperanza de que podamos dirigirlo. Si ninguno puede hacerlo, debemos dejar el terreno a la próxima generación.
Beir bua.
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