Desde SobreIrlanda informan de este precioso lugar de la siguiente manera;
En la península de Inishowen, en el condado de Donegal, sobre una colina de más de 250 metros de altura nos encontramos con una curiosa construcción, una fortaleza de diseño circular que parece dominar el paisaje circundante, y ofrece unas excelentes vistas de los alrededores. Esta antiquísima fortaleza es conocida como Grianán de Aileach, y su nombre proviene de “grianan ailligh”, cuyo significado es algo así como “lugar soleado de Aileach”. Cabe aclarar que Aileach fue un antiguo reino que abarcaba el actual territorio del condado de Donegal.
Posee un diámetro de 23 metros, y los muros que lo rodean poseen 5 metros de altura y 4 de grosor. Una gran parte del edificio fue levantado en piedra seca, sin utilizar mortero, y se cree que sus constructores se valieron de andamios y estructuras de madera para poder llevar a cabo la obra.
Se estima que su construcción tuvo lugar durante la Edad de Hierro, aproximadamente en el 1700 a. C., y está compuesta de tres murallas hechas de piedras y tierra, entre las cuales encontramos varios pasillos, así como escaleras y cornisas. Hoy en día solitaria y a merced del viento, esta edificación perteneció a los Tuatha de Danann, que habitaron las tierras de Irlanda en tiempos anteriores a la llegada de los celtas, y que erigían sus puestos de vigilancia en la cima de las colinas, debido a su ventaja estratégica.
A principios del siglo XII, Grianán de Aileach cayó en manos del rey O´Brien de Munster, y según la leyenda, el rey mandó a cada uno de sus hombres que se llevase una piedra del lugar, dejándola prácticamente en ruinas.
Afortunadamente, en 1870, el Obispo Walter Bernardo de Derry se ocupó de la restauración del lugar, dejándolo tal y como lo podemos apreciar hoy en día.
Grianán de Aileach también tiene su lugar en las leyendas de la región, y una de ellas nos habla de un gigante que permanece dormido en su interior, a la espera de que alguien lo despierte para que pueda reclamar el territorio que le corresponde por derecho. También cuenta la tradición que San Patricio pasó por este lugar en el siglo V para bautizar al regente de la península, Eoghan, de la cual recibió su actual nombre.
En la península de Inishowen, en el condado de Donegal, sobre una colina de más de 250 metros de altura nos encontramos con una curiosa construcción, una fortaleza de diseño circular que parece dominar el paisaje circundante, y ofrece unas excelentes vistas de los alrededores. Esta antiquísima fortaleza es conocida como Grianán de Aileach, y su nombre proviene de “grianan ailligh”, cuyo significado es algo así como “lugar soleado de Aileach”. Cabe aclarar que Aileach fue un antiguo reino que abarcaba el actual territorio del condado de Donegal.
Posee un diámetro de 23 metros, y los muros que lo rodean poseen 5 metros de altura y 4 de grosor. Una gran parte del edificio fue levantado en piedra seca, sin utilizar mortero, y se cree que sus constructores se valieron de andamios y estructuras de madera para poder llevar a cabo la obra.
Se estima que su construcción tuvo lugar durante la Edad de Hierro, aproximadamente en el 1700 a. C., y está compuesta de tres murallas hechas de piedras y tierra, entre las cuales encontramos varios pasillos, así como escaleras y cornisas. Hoy en día solitaria y a merced del viento, esta edificación perteneció a los Tuatha de Danann, que habitaron las tierras de Irlanda en tiempos anteriores a la llegada de los celtas, y que erigían sus puestos de vigilancia en la cima de las colinas, debido a su ventaja estratégica.
A principios del siglo XII, Grianán de Aileach cayó en manos del rey O´Brien de Munster, y según la leyenda, el rey mandó a cada uno de sus hombres que se llevase una piedra del lugar, dejándola prácticamente en ruinas.
Afortunadamente, en 1870, el Obispo Walter Bernardo de Derry se ocupó de la restauración del lugar, dejándolo tal y como lo podemos apreciar hoy en día.
Grianán de Aileach también tiene su lugar en las leyendas de la región, y una de ellas nos habla de un gigante que permanece dormido en su interior, a la espera de que alguien lo despierte para que pueda reclamar el territorio que le corresponde por derecho. También cuenta la tradición que San Patricio pasó por este lugar en el siglo V para bautizar al regente de la península, Eoghan, de la cual recibió su actual nombre.
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