Desde Innisfree desarrollan la información de la siguiente manera; El Norte de Irlanda sigue sin gobierno. Ayer [a principio de semana] acabó el plazo sin
acuerdo entre los dos principales partidos, los unionistas del DUP y los
republicanos del Sinn Féin, obligados a compartir el poder.
El ministro británico para Irlanda del Norte, James Brokenshire, cree posible que se forme gobierno esta misma semana. De fracasar las negociaciones, Londres deberá tomar una decisión: adelantar una vez más las elecciones autonómicas (ya se adelantaron el 2 de marzo) o suspender la autonomía y asumir la administración directamente desde el 10 de Downing Street.
El Partido Democrático Unionista (DUP), mayoritario entre la comunidad unionista/protestante, acusa a Sinn Féin, mayoritario entre la comunidad nacionalista/católica, de reclamar demasiadas demandas para regresar al Ejecutivo. El Sinn Féin, por su parte, sostiene que los unionistas siguen sin ceder terreno ante las propuestas relacionadas con los derechos de las minorías: el DUP se niega a aprobar una ley específica que oficialice el uso la lengua gaélica (acuerdo ya recogido en los acuerdos de paz de hace dos décadas) y a legalizar el matrimonio entre personas homosexuales (respaldado por la mayoría de la Asamblea, aunque vetado por el DUP). También discrepan respecto al legado del pasado conflicto (una auténtica guerra civil que causó 3.500 muertos entre 1969 y 1998) y a los mecanismos para asistir a las víctimas e investigar los crímenes cometidos tanto por los paramilitares republicanos y lealistas como por las fuerzas de seguridad durante ese periodo.
Los principales motivos de discrepancia entre los partidos norirlandeses estriban en incumplimientos de los acuerdos de paz, dos décadas después. El Sinn Féin exige la aprobación de una Ley de la lengua gaélica.
El líder del Sinn Féin, Gerry Adams, ha reclamado que los primeros ministros irlandés y británica, Leo Varadkar y Theresa May, participen en las negociaciones. Según el Acuerdo de Viernes Santo, los gobiernos de Londres y Dublín deben guardar neutralidad en el tablero político norirlandés. Sin embargo, el pacto de gobernabilidad firmado entre el Partido Conservador de Theresa May y el DUP supone una distorsión para el equilibrio creado con el proceso de paz, tal como han denunciado los dirigentes del SF.
El ministro británico para Irlanda del Norte, James Brokenshire, cree posible que se forme gobierno esta misma semana. De fracasar las negociaciones, Londres deberá tomar una decisión: adelantar una vez más las elecciones autonómicas (ya se adelantaron el 2 de marzo) o suspender la autonomía y asumir la administración directamente desde el 10 de Downing Street.
El Partido Democrático Unionista (DUP), mayoritario entre la comunidad unionista/protestante, acusa a Sinn Féin, mayoritario entre la comunidad nacionalista/católica, de reclamar demasiadas demandas para regresar al Ejecutivo. El Sinn Féin, por su parte, sostiene que los unionistas siguen sin ceder terreno ante las propuestas relacionadas con los derechos de las minorías: el DUP se niega a aprobar una ley específica que oficialice el uso la lengua gaélica (acuerdo ya recogido en los acuerdos de paz de hace dos décadas) y a legalizar el matrimonio entre personas homosexuales (respaldado por la mayoría de la Asamblea, aunque vetado por el DUP). También discrepan respecto al legado del pasado conflicto (una auténtica guerra civil que causó 3.500 muertos entre 1969 y 1998) y a los mecanismos para asistir a las víctimas e investigar los crímenes cometidos tanto por los paramilitares republicanos y lealistas como por las fuerzas de seguridad durante ese periodo.
Los principales motivos de discrepancia entre los partidos norirlandeses estriban en incumplimientos de los acuerdos de paz, dos décadas después. El Sinn Féin exige la aprobación de una Ley de la lengua gaélica.
El líder del Sinn Féin, Gerry Adams, ha reclamado que los primeros ministros irlandés y británica, Leo Varadkar y Theresa May, participen en las negociaciones. Según el Acuerdo de Viernes Santo, los gobiernos de Londres y Dublín deben guardar neutralidad en el tablero político norirlandés. Sin embargo, el pacto de gobernabilidad firmado entre el Partido Conservador de Theresa May y el DUP supone una distorsión para el equilibrio creado con el proceso de paz, tal como han denunciado los dirigentes del SF.
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