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sábado, 28 de enero de 2012

Helena Molony

Hoy, voy a reproducir un excelente texto de Sol Santander (a la cual agradezco desde aquí su permiso para que sea insertado en el blog), sacado de la página de Innisfree, para dar cabida a otra de las mujeres que marcaron el devenir de Irlanda, justo el día en el que se cumple el 45 aniversario de su fallecimiento:

Helena Moloney* (1884-1967)
Una tarde cualquiera de Dublín, una joven de 19 años escucha a una apasionada Maud Gonne dando un discurso pro-nacionalista en las cercanías de Custom House. De esa impresión adolescente nació el compromiso de vida de Helena Moloney con la independencia de su país y la liberación de su clase trabajadora. Actriz talento, militante del Renacimiento Gaélico en el Abbey Theatre de Lady Gregory y W. B. Yeats, Helena se unió también a la organización femenina Inghinidhe na hÉireann (“Hijas de Irlanda”) en 1903; y cinco años después se convierte en editora del periódico Bean na hÉireann (“Mujer de Irlanda”), expresando claramente sus objetivos en su primera editorial: lograr la “Libertad para nuestra nación y la completa abolición de las desigualdades para nuestro sexo”. Ya vimos cómo, desde esa posición, facilitó el ingreso de Constance Markievicz en ambos colectivos, donde las dos mujeres consolidan una profunda amistad. Así, es Helena Moloney quien asiste a Constance en la fundación y consolidación de la organización juvenil Fianna Éireann en 1909. Ambas comparten también las horas de prisión consecuencia de las protestas por la visita del Rey en 1911.

Sindicalista y feminista

Pero Helena destacaría particularmente en la lucha sindical. Durante el Lockout de 1913 tuvo un papel clave de apoyo, instando a los trabajadores a unirse, organizarse y luchar. James Connolly le encarga la tarea de organizar a las trabajadoras, muchas de las cuales habían perdido sus empleos durante el Lockout. Como resultado, en 1915 nace la Unión de Mujeres Trabajadoras de Irlanda (Irish Women Workers’ Union), con Helena como su Secretaria General.

La violencia ejercida por los patrones durante el Lockout y los años posteriores llevó a los sindicalistas irlandeses, encabezados por James Connolly, a la convicción de la necesidad de una organización armada para la defensa de la clase trabajadora. Este fue el principio del Ejército Ciudadano Irlandés (Irish Citizen Army, ICA) fundado en 1914; siendo la única de las organizaciones republicanas armadas que permitió la inclusión femenina en absoluta igualdad de condiciones. Esto se debió a las ideas socialistas de Connolly y su visión de avanzada sobre la situación de las obreras irlandesas, a quienes consideraba “las esclavas de un esclavo”. Helena Moloney, junto a Constance Markievicz y Nora Conolly, actuaron como organizadoras de las mujeres pertenecientes al ICA.

Combatiente revolucionaria en 1916

El Lunes de Pascua de 1916, cuando estalló la insurrección, Helena fue asignada al grupo comandado por Sean Connolly, que tenía como tarea tomar el Castillo de Dublín. Al respecto cuenta: “…fue alrededor de las 11:50 cuando caminamos por Dame Street y torcimos a la izquierda hasta la puerta frontal del Castillo. Justo entonces, un sargento de la policía salió afuera… seguramente pensó que era un desfile y que seguiríamos por Ship Street. Cuando vio a Connolly, el sargento apuntó con su arma y Connolly le disparó matándolo. Estaba muy alterado porque le disparó de muerte al policía, continúa ella en su relato,¡entremos!, ¡entremos! -decía él nerviosamente-”. Pero los rebeldes, incluso ella misma, admite, estaban igualmente conmocionados y vacilaron por un instante. En un segundo, casi sin darnos cuenta, las puertas estaban cerradas. Los centinelas volvieron dentro y comenzaron a disparar.

De esta manera, la primera acción militar del Levantamiento de Pascua falló en su objetivo de capturar el Castillo de Dublín, y produjo su primera víctima civil, el policía James O’Brien, de 45 años. Posteriormente, los rebeldes se retiraron hacia la cercana sede del Ayuntamiento, ocupando también los edificios adyacentes. Pronto, los edificios ocupados fueron objeto de intensos ataques con fusiles y ametralladoras y en el transcurso de la tarde, Sean Conolly muere alcanzado por un francotirador desde la torre de Bedford, en el Castillo de Dublín. Durante la noche, el contingente de 30 hombres y mujeres resiste, pero es superado en número y, tras una serie de bajas, se rinde el martes en la mañana.

Junto a Helena, nueve mujeres más se encuentran presentes: Kathleen Lynn, Jennie Shanahan, Miss Connolly, Bridget Brady, Mollie O’Reilly, Bridget Davis, Annie y Emily Norgrove y Bessie Lynch. Su presencia confunde a los soldados británicos cuando toman el control del lugar, pues creen que son prisioneras tomadas por los rebeldes. Les preguntan cuántos hombres hay y si les han hecho algún daño. Una de las chicas del ICA, Jennie, les sigue el juego hasta que uno de los rebeldes se dirige a ella por su nombre. Los británicos comprenden que ellas también son combatientes y las arrestan, llevándolas a un cuartel de Ship Street y luego, al rendirse completamente la insurrección, a la cárcel de Kilmainham. Allí, Helena Moloney trata de hacer un túnel empleando una cuchara, y al ser descubierta se prohíbe a las presas comer con utensilios. Luego, junto a otros reclusos, es trasladada a la prisión de Aylesbury en Inglaterra, donde permanece encarcelada hasta diciembre de 1916.

Republicana hasta la muerte

Tras su liberación, vuelve a las filas de la Unión de Mujeres Trabajadoras de Irlanda y a los archivos del Castillo de Dublín, pues continúa con la militancia republicana. Desde Cumann na mBan (Liga de Mujeres) resiste el dominio británico, se opone al Tratado angloirlandés y participa activamente durante la guerra civil en el bando republicano, que sería derrotado.

Ella sigue trabajando por la causa de los trabajadores después de la guerra, y fue la segunda mujer en convertirse en Presidenta del Congreso de Sindicatos de Irlanda (Irish Trade Union Congress) en 1936, cargo que ocupa hasta 1939, dando continuidad a la visión política de James Connolly. Tampoco abandona la causa republicana, siendo activista de la Liga de Defensa de las Mujeres Prisioneras (Women’s Prisoner’s Defense League) y de la Asociación de Derechos del Pueblo (People’s Rights Association) durante los años treinta. Helena Moloney siguió trabajando para las causas que creía hasta que la enfermedad la obligó a retirarse de la vida pública en 1946. El 28 de enero de 1967 murió en Dublín.

(Texto de Sol Santander)

*En la documentación histórica aparece indistintamente como Moloney o Molony.

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