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jueves, 27 de marzo de 2025

Siniestro intento de internar a Alan Lundy - Saoradh

Saoradh.- Saoradh, el Partido Republicano Revolucionario, ha condenado enérgicamente el último intento de las Fuerzas de la Corona de internar a Alan Lundy, miembro del partido.

El activista político fue arrestado por las Fuerzas de la Corona británica el jueves 20 de marzo, con el pretexto de incumplir las condiciones de su fianza.

Tras permanecer detenido durante la noche, Alan compareció ante el tribunal británico de Dungannon, donde su defensa desmanteló rápidamente las acusaciones infundadas formuladas en su contra.

La fiscalía argumentó que Alan había incumplido las condiciones de su fianza al poseer dos teléfonos móviles con aplicaciones de mensajería cifradas, incluyendo WhatsApp y Facebook Messenger. Sin embargo, rápidamente se estableció que el segundo teléfono en cuestión pertenecía a su pareja.

Además, al ser examinado por el tribunal, las Fuerzas de la Corona se vieron obligadas a admitir que Alan no había instalado ni utilizado ninguna aplicación de mensajería cifrada en su propio teléfono.

Tampoco se había comunicado con ninguna persona con la que tiene prohibido contactar, lo que constituye una restricción injusta y políticamente motivada. El teléfono de su pareja, en cambio, sí contenía las aplicaciones y mensajes mencionados anteriormente, intercambiados con compañeros de Saoradh y la IRPWA. Sin embargo, como miembro activo de ambas organizaciones, tiene todo el derecho a participar en dichas comunicaciones.

La defensa de Alan argumentó con éxito que no existía ninguna prueba que sugiriera que él hubiera enviado alguno de estos mensajes. El caso de las Fuerzas de la Corona era puramente especulativo, basándose únicamente en la proximidad del dispositivo de su pareja.

De haber prevalecido el argumento de la fiscalía, habría representado otro ejemplo flagrante de represión política contra un republicano comprometido.

A pesar de la ausencia de pruebas creíbles, las Fuerzas de la Corona invirtieron considerables recursos para orquestar el arresto de Alan, sometiéndolo a procesamiento, detención nocturna y comparecencia ante el tribunal, todo en un claro intento de perturbar su activismo e intimidar a su comunidad.

Este episodio pone de relieve los incansables esfuerzos de las fuerzas de ocupación británicas por separar a los republicanos de sus familias y comunidades mediante el acoso judicial.

Sin embargo, Alan y su familia no son ajenos a la represión estatal. Tras décadas de colusión, asesinato, acoso e internamiento, se mantienen firmes en sus convicciones y no se dejan intimidar por esta última injusticia.

Alan permanece en libertad, aunque aún con condiciones de fianza draconianas por una acusación infundada.

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