Por AFA Irlanda.- En las últimas horas ha habido muchos informes en los medios de comunicación sobre "disturbios raciales" en Dublín tras un ataque con cuchillo a niños que salían de una escuela en el centro de la ciudad. Nuestros corazones están con los niños y adultos que fueron víctimas de este violento ataque.
La información más reciente es que el atacante es norteafricano, pero es ciudadano irlandés y vive en Irlanda desde hace 20 años. Hay una orden que le impide ver a sus hijos, al parecer una de las niñas atacadas es su hija. Luego se apuñaló. Otros niños y un profesor también resultaron heridos. El atacante fue desarmado por un repartidor de comida brasileño.
Básicamente, un ataque salvaje por parte de un hombre (probablemente) mentalmente inestable en el contexto de una trágica disputa familiar. Respuesta muy rápida por parte de la policía y los paramédicos y todos los heridos fueron trasladados al hospital muy rápidamente.
Al cabo de un minuto, figuras de extrema derecha aparecieron en todos los canales de las redes sociales gritando que el atacante era extranjero, no investigado, que "cerraran las fronteras" y pedían a la gente que se reuniera en el centro de la ciudad a las 7 de la tarde.
Un esfuerzo muy escaso por parte de la policía para despejar a una multitud cerca del lugar del ataque provocó que dos patrullas fueran atacadas e incendiadas después de que los policías huyeran. También fueron quemados autobuses y un tranvía y los bomberos atacados. La escoria centró entonces su atención en su tradicional actividad de saquear tiendas y romper cristales de hoteles. En el suburbio de Finglas se produjo un incendio provocado en un edificio industrial vacío utilizado como centro de refugiados.
El hecho es que los organizadores de la extrema derecha llamaron a matones a las calles, sin ninguna prueba de nada, para destrozar la ciudad. Los autopublicistas racistas utilizaron el trágico incidente para irritar a matones y jóvenes delincuentes, los mismos elementos antisociales que causan estragos en las comunidades de toda la ciudad.
Estas son las únicas personas a las que apela la extrema derecha, ya que las personas decentes de las comunidades de clase trabajadora ya no asisten a las protestas antiinmigrantes que están 100% organizadas por delincuentes y traficantes de drogas. Sus actitudes lumpen antiobreras también se ven en los ataques a trabajadores minoristas, conductores de autobuses, paramédicos y bomberos.
La realidad es que a los alborotadores les importan un carajo los niños heridos y tampoco a sus titiriteros.
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Hace 2 horas
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