Entendiendo que el uso de tal uniforme haría avanzar la política de Margaret Thatcher de 'criminalización' de los prisioneros republicanos, el prisionero se negó con palabras de absoluto desafío, "Tendrán que clavarlo en mi espalda".
Ese prisionero fue Kieran Nugent, el primer blanket men. Hoy lo recordamos a él y a todos los hombres de la manta que han pasado.
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