Desde el diario Público via EFE desarrollan la noticia de la siguiente manera; La aparición de uno de estos escritos, utilizado por un acusado de asesinar a cuatro soldados, provoca una tormenta política y la amenaza de dimisión del ministro principal de Irlanda del Norte
La suspensión del juicio a un miembro del IRA acusado de asesinar a cuatro soldados llevó este miércoles al ministro principal norirlandés, el protestante Peter Robinson, a amenazar con dimitir, pues podría traducirse en una amnistía para casi 200 terroristas. El dirigente unionista, partidario de la permanencia de la provincia británica en el Reino Unido, dijo sentirse "engañado" por el Gobierno de Londres y, caso de abandonar su cargo, sumiría al Ejecutivo autónomo de Belfast y al proceso de paz que comenzó en 1998 en una profunda crisis.
Un tribunal de Londres determinó ayer que el irlandés John Downey, de 62 años, no será procesado por un atentado perpetrado por el ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA) hace 32 años, lo que ha generado una fuerte polémica en el Reino Unido. La razón es que, en 2007, Downey recibió una carta de la Oficina del Gobierno británico en la capital norirlandesa que ofrecía la garantía legal de que nunca sería juzgado por ese ataque. El Servicio de Policía de Irlanda del Norte (PSNI) ha reconocido que detectó "el error" al poco de enviarse la misiva, pero no hizo nada al respecto a pesar de que sabía que Downey era requerido por Scotland Yard.
Robinson aseguró que no está dispuesto a que "el Gobierno de Su Majestad" le mantenga "en la oscuridad sobre cuestiones relevantes para Irlanda del Norte" y advirtió de que cumplirá con su amenaza de renunciar si no se efectúa una "revisión judicial" de este y otros casos.
Londres informó este miércoles de que ha enviado 38 cartas similares a la de Downey a exmiembros del IRA conocidos como los "fugados", que podrían todos ellos verse beneficiados por un tipo de perdón que, dicen, refleja los progresos efectuados por el proceso de paz, una medida que ha encendido a las víctimas. Según el Gobierno británico, la mayoría de la misivas enviadas, unas 200, fueron redactadas por el anterior Ejecutivo laborista, que introdujo esta iniciativa legal en 2005.
El protestante Robinson afirmó que, de haber sabido de la existencia de ese acuerdo "secreto", no hubiese aceptado liderar en 2007 el Gobierno autónomo con su adjunto, el nacionalista Martin McGuinness. El ex número dos del Sinn Fein, antiguo brazo político del IRA, hizo por su parte un llamamiento a la calma por el bien del proceso de paz. "Mis colegas unionistas tienen que calmarse. Hemos recorrido un largo camino. Ninguna persona sensata agradecerá que se amenace (con dimisiones) a las instituciones", escribió el excomandante del IRA en su cuenta de Twitter.
Por su parte, el primer ministro británico, David Cameron, atribuyó hoy la puesta en libertad de Downey a un "error terrible" de la PSNI. El líder "tory" dijo que, "pase lo que pase", el Reino Unido seguirá ateniéndose al "principio de que somos un país y un Gobierno sujetos al imperio de la ley", al tiempo que calificó de "absolutamente escandaloso" que el sospechoso no sea juzgado, por lo que dijo "entender" el "enfado y preocupación" de las víctimas.
También la ministra para Irlanda del Norte, Theresa Villiers, reconoció que esta decisión podría tener "consecuencias muy serias", no solo por la suerte que puedan correr los "fugados", sino porque podría desestabilizar al Gobierno autónomo de Belfast. "Este Ejecutivo (británico) no apoya las amnistías para los terroristas y rechazamos la ley introducida por el anterior Gobierno, que, en la práctica, concedía una amnistía", declaró la ministra, quien se reunirá esta noche con Robinson.
El caso Downey ha llegado en un mal momento para la marcha del proceso en la provincia británica, marcado por las tensas relaciones que mantienen los partidos que forman el Gobierno autónomo de Belfast, de poder compartido entre católicos y protestantes. Unionistas y nacionalistas, partidarios de la unificación de Irlanda, están divididos sobre las banderas, los desfiles o el legado del pasado, cuestión esta última que toca directamente la controvertida cuestión de la amnistía para los antiguos miembros del IRA.
La suspensión del juicio a un miembro del IRA acusado de asesinar a cuatro soldados llevó este miércoles al ministro principal norirlandés, el protestante Peter Robinson, a amenazar con dimitir, pues podría traducirse en una amnistía para casi 200 terroristas. El dirigente unionista, partidario de la permanencia de la provincia británica en el Reino Unido, dijo sentirse "engañado" por el Gobierno de Londres y, caso de abandonar su cargo, sumiría al Ejecutivo autónomo de Belfast y al proceso de paz que comenzó en 1998 en una profunda crisis.
Un tribunal de Londres determinó ayer que el irlandés John Downey, de 62 años, no será procesado por un atentado perpetrado por el ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA) hace 32 años, lo que ha generado una fuerte polémica en el Reino Unido. La razón es que, en 2007, Downey recibió una carta de la Oficina del Gobierno británico en la capital norirlandesa que ofrecía la garantía legal de que nunca sería juzgado por ese ataque. El Servicio de Policía de Irlanda del Norte (PSNI) ha reconocido que detectó "el error" al poco de enviarse la misiva, pero no hizo nada al respecto a pesar de que sabía que Downey era requerido por Scotland Yard.
Robinson aseguró que no está dispuesto a que "el Gobierno de Su Majestad" le mantenga "en la oscuridad sobre cuestiones relevantes para Irlanda del Norte" y advirtió de que cumplirá con su amenaza de renunciar si no se efectúa una "revisión judicial" de este y otros casos.
Londres informó este miércoles de que ha enviado 38 cartas similares a la de Downey a exmiembros del IRA conocidos como los "fugados", que podrían todos ellos verse beneficiados por un tipo de perdón que, dicen, refleja los progresos efectuados por el proceso de paz, una medida que ha encendido a las víctimas. Según el Gobierno británico, la mayoría de la misivas enviadas, unas 200, fueron redactadas por el anterior Ejecutivo laborista, que introdujo esta iniciativa legal en 2005.
El protestante Robinson afirmó que, de haber sabido de la existencia de ese acuerdo "secreto", no hubiese aceptado liderar en 2007 el Gobierno autónomo con su adjunto, el nacionalista Martin McGuinness. El ex número dos del Sinn Fein, antiguo brazo político del IRA, hizo por su parte un llamamiento a la calma por el bien del proceso de paz. "Mis colegas unionistas tienen que calmarse. Hemos recorrido un largo camino. Ninguna persona sensata agradecerá que se amenace (con dimisiones) a las instituciones", escribió el excomandante del IRA en su cuenta de Twitter.
Por su parte, el primer ministro británico, David Cameron, atribuyó hoy la puesta en libertad de Downey a un "error terrible" de la PSNI. El líder "tory" dijo que, "pase lo que pase", el Reino Unido seguirá ateniéndose al "principio de que somos un país y un Gobierno sujetos al imperio de la ley", al tiempo que calificó de "absolutamente escandaloso" que el sospechoso no sea juzgado, por lo que dijo "entender" el "enfado y preocupación" de las víctimas.
También la ministra para Irlanda del Norte, Theresa Villiers, reconoció que esta decisión podría tener "consecuencias muy serias", no solo por la suerte que puedan correr los "fugados", sino porque podría desestabilizar al Gobierno autónomo de Belfast. "Este Ejecutivo (británico) no apoya las amnistías para los terroristas y rechazamos la ley introducida por el anterior Gobierno, que, en la práctica, concedía una amnistía", declaró la ministra, quien se reunirá esta noche con Robinson.
El caso Downey ha llegado en un mal momento para la marcha del proceso en la provincia británica, marcado por las tensas relaciones que mantienen los partidos que forman el Gobierno autónomo de Belfast, de poder compartido entre católicos y protestantes. Unionistas y nacionalistas, partidarios de la unificación de Irlanda, están divididos sobre las banderas, los desfiles o el legado del pasado, cuestión esta última que toca directamente la controvertida cuestión de la amnistía para los antiguos miembros del IRA.
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