Ponemos una entrada que recientemente leímos en
Innisfree, que a su vez se hacía eco del artículo de Amanda Ferguson y Conor Humphries de la
agencia Reuters, editado en español por Darío Fernández.
BELFAST, 10 feb (Reuters) – El mayor partido unionista de Irlanda del Norte se enfrenta a un dilema histórico si los negociadores de Reino Unido y la Unión Europea llegan a un acuerdo comercial tras el Brexit: redibujar sus líneas rojas o arriesgarse a firmar una sentencia de muerte para décadas de reparto de poder con los nacionalistas irlandeses.
El Partido Unionista Democrático (DUP, por sus siglas en inglés) podría arriesgarse y respaldar un acuerdo de protocolo para Irlanda del Norte que, casi con toda seguridad, no cumplirá sus estrictas exigencias, pero eso abriría la puerta a que rivales más radicales le ganaran terreno al partido.
La alternativa: rechazar el acuerdo, redoblar su boicot al Parlamento de Irlanda del Norte y poner en tela de juicio aspectos clave del Acuerdo de Viernes Santo, justo cuando los líderes mundiales se preparan para conmemorar el 25 aniversario del acuerdo de paz de 1998 que puso fin a tres décadas de violencia sectaria.
David Kerr, exasesor de David Trimble, principal signatario unionista del acuerdo de paz en la provincia británica, afirmó que el acuerdo podría verse en «verdaderas dificultades» si fracasan el protocolo y el reparto de poder.
«Una resolución positiva de la cuestión del protocolo no sólo es muy beneficiosa para todos los que viven en Irlanda del Norte, sino que es estratégicamente vital para el futuro del lugar de Irlanda del Norte dentro de Reino Unido», dijo Kerr.
Londres y Bruselas quieren dejar atrás su disputa sobre Irlanda del Norte tras el Brexit. La Unión Europea dijo el lunes que se están haciendo avances en las conversaciones sobre la revisión de las normas comerciales, que mantienen a la provincia en el mercado único de bienes comunitario para evitar una frontera dura con Irlanda, Estado miembro del bloque.
La renegociación se desencadenó por el enfado de unionistas y partidarios en Londres de la salida británica de la UE por la imposición de controles a algunas mercancías que llegan a Irlanda del Norte procedentes del resto de Reino Unido.
Sin embargo, los sondeos de opinión han mostrado sistemáticamente que la mayoría de los votantes norirlandeses respaldan el protocolo, con un 54% a favor de las normas con su actual aplicación más ligera y un 34% en contra, según una encuesta periódica de la Queen’s University de Belfast realizada por última vez en octubre.
Mientras que Reino Unido en su conjunto votó a favor de abandonar la UE en el referéndum del Brexit de 2016, la mayoría de los votantes de Irlanda del Norte optaron por la permanencia, con un 56% a favor frente a un 44% en contra.
‘NO SOMOS INCAPACES DE LLEGAR A UN ACUERDO’
El líder del DUP, Jeffrey Donaldson, dijo a Reuters que las conversaciones se están manteniendo «muy en secreto» para los unionistas, pero ha asegurado que no está «paranoico por la traición (sic)» del Gobierno británico.
El DUP, añadió, no es incapaz de llegar a un compromiso. «No queremos convertir lo perfecto en enemigo de lo posible», dijo.
Pero si no hay un acuerdo que los unionistas puedan apoyar, Irlanda del Norte seguirá sin tener instituciones políticas que funcionen, dijo, «y no creo que sea un resultado que nadie quiera realmente».
Por encima del DUP, sin embargo, hay un partido que dice sentirse cómodo con el colapso del poder compartido con los nacionalistas irlandeses del Sinn Féin y el fin de la transferencia de competencias si fuera necesario: la Voz Unionista Tradicional (TUV, por sus siglas en inglés).
«Si hay que elegir entre un Gobierno del Sinn Féin o un Gobierno británico imperfecto, sin duda preferiría un Gobierno británico a un Gobierno del Sinn Féin», declaró Jim Allister, líder del TUV.
Allister advirtió de que la oposición al protocolo podría «tener un gran protagonismo» en las elecciones locales de mayo.
Aunque Allister es el único legislador del TUV elegido para la asamblea descentralizada de 90 escaños de Irlanda del Norte, el apoyo de su partido entre los votantes se triplicó hasta el 7,6% en las elecciones del año pasado, cuando el DUP cayó siete puntos hasta el 21%, dejando al Sinn Féin, que antaño fuera la rama política del Ejército Republicano Irlandés
(IRA, por sus siglas en inglés), convertirse en el partido más votado
por primera vez.
El compromiso que el protocolo representa para la soberanía británica
«debería ser anatema para cualquier demócrata. Pero aparentemente hay
una nueva raza de colonialistas entre nosotros», dijo Allister, en
referencia a la UE.
Más al extremo unionista se sitúa el Consejo de Comunidades Leales,
que dice representar a grupos paramilitares lealistas, el opuesto
sectario del antiguo IRA.
«Sin duda me preocuparía la violencia», dijo el presidente del
Consejo de Comunidades Leales, David Campbell. «Lo que me preocupa es
que surja una nueva generación con intenciones mucho más malignas y que
busque objetivos en la República de Irlanda y en otros lugares. La gente
buscará donde crea que está la culpa».
Para completar la intensa presión a la que está sometido Donaldson
desde todos los frentes a medida que se acerca el momento decisivo de su
liderazgo, está el Partido Unionista del Úlster (UUP, por sus siglas en
inglés), más liberal, dispuesto a presentarse como el partido unionista
del pragmatismo si se intensifica el boicot del DUP.
«Podemos decir que es un mal acuerdo, (…) pero al menos si
estuviéramos en el Gobierno (…) tendríamos la capacidad de cuestionar,
enmendar, cambiar, bloquear todas estas cosas», dijo el líder del UUP,
Doug Beattie.
«Si no estamos en el Gobierno, no podemos hacer nada. Lo que en
última instancia protegerá el lugar de Irlanda del Norte en Reino Unido
es si Irlanda del Norte funciona».