Ponemos una entrada publicada en el blog de Chesús Yuste -Innisfree- que, ante las elecciones del jueves, consideramos que puede resultar interesante para los lectores.
El próximo jueves 2 de marzo Irlanda del Norte celebra elecciones anticipadas, provocadas por el escándalo de las primas a las energías renovables que salpicó a la primera ministra Arlene Foster (del DUP) e indirectamente por el rechazo mayoritario y transversal al Brexit por parte de los norirlandeses.
Por primera vez se aplicará la reducción en el número de miembros de la Asamblea, lo que tendrá su efecto en el resultado final. Según un estudio de Nicholas Whyte, la reforma electoral de 2016, que redujo el número de miembros en cada circunscripción de seis a cinco, perjudicará sobre todo a los partidos unionistas: aplicando los resultados de los anteriores comicios de hace un año, el DUP perdería 6 escaños y el Sinn Féin y el Ulster Unionist Party ref-electoral-ni-2016(UUP) 5 escaños cada uno, mientras que los partidos más pequeños perderían uno o ninguno. De hecho, en la tabla adjunta puede verse que de entrada los unionistas perderían 11 escaños y los nacionalistas solo 6.
Con toda probabilidad el Partido Democrático Unionista (DUP) y el Sinn Féin seguirán siendo los partidos mayoritarios en sus respectivas comunidades (unionista/ protestante y nacionalista/católica), pero la distancia entre ambas se reducirá bastante, lo que podría llegar a suponer el final del predominio de los unionistas en la política de Irlanda del Norte.
Por primera vez, dos mujeres dirigirán a los dos principales partidos. Frente a la líder del DUP Arlene Foster, se estrena Michelle O’Neill como cabeza de cartel de los republicanos del Sinn Féin, tras la retirada por enfermedad del histórico Martin McGuinness, viceprimer ministro durante la última década.
Algo de influencia tendrán en la votación los ecos del Brexit. Recordemos que la mayoría de los votantes en Irlanda del Norte votaron a favor de permanecer en la Unión Europea por un margen de 55,8% a 44,2%. Solo el DUP, junto a otros partidos minoritarios tanto de extrema derecha (TUV) como de extrema izquierda (People Before Profit), defendieron el Brexit, pero la mayoría se decantó por el Remain que promovían Sinn Féin, UUP, SDLP, Alliance y Verdes. Ese sentimiento pro-europeo en Irlanda del Norte, mayoritario y transversal, podría pasarle factura al unionismo más duro.
El DUP también podría sufrir un notable desgaste por el escándalo de la Iniciativa de Energía Renovable (RHI). Un programa desarrollado por el Departamento de Empresas, Comercio e Inversión (DETI), siendo ministra Arlene Foster, y que costó unos 500 millones de libras esterlinas. La idea era incentivar a las empresas a utilizar fuentes alternativas de energía, como la biomasa (de ahí el nombre periodístico: “Cash for Ash”), por lo que reembolsaría 1,60 libras esterlinas por cada libra gastada en calefacción, por un período de 20 años. Sin embargo, lo que se incentivó fue el gasto en combustible. Se denunció que muchos participantes habían estado calentando estructuras que no era preciso calentar, como cobertizos de granja, para recibir fraudulentamente los reembolsos, como explica Irish Central.
El ministro que sustituyó a Foster cuando esta accedió a la jefatura del gobierno, Jonathan Bell, llegó a denunciar ante la prensa el pasado 15 de diciembre que la primera ministra le presionaba para que continuara con el programa y ocultara su participación en el mismo. Inmediatamente fue expulsado del DUP y hoy se mantiene como diputado independiente. Ante tal escándalo, Foster tuvo que hacer frente a una moción de censura (que salvó por contar con el respaldo de su grupo, mayoritario entre los diputados de la comunidad unionista) y a la exigencia de su socio de gobierno, el Sinn Féin, de crear una comisión de investigación independiente y apartarse del cargo de primera ministra mientras durara la investigación. Ante su negativa a aceptar la propuesta, la dimisión del viceprimer ministro Martin McGuinness (del SF) provocó el adelanto electoral.
Se prevé que votantes unionistas decidan no apoyar a un partido salpicado por el escándalo y a una líder debilitada y prefieran optar por partidos centristas como el UUP o el Partido de la Alianza. Todo esto está poniendo nerviosos a los dirigentes del DUP. De hecho, la prensa destaca que Arlene Foster, al presentar su programa electoral, se dedicó más atacar a su rival que a loar los méritos y propuestas de su propio partido. Citó al Sinn Féin 32 veces y solo 14 al DUP.
El SF está desarrollando una campaña muy intensa bajo el lema Standing up for Equality, Respect, Integrity (Defendiendo la igualdad, el respeto y la integridad), centrando su discurso en denunciar la arrogancia del DUP, su falta de respeto a las minorías y su connivencia con la corrupción. Las encuestas pronostican un desgaste del DUP de cuatro puntos porcentuales, lo que supondría una ventaja sobre el SF de apenas ocho décimas, lo que podría considerarse un empate técnico.
El próximo jueves 2 de marzo Irlanda del Norte celebra elecciones anticipadas, provocadas por el escándalo de las primas a las energías renovables que salpicó a la primera ministra Arlene Foster (del DUP) e indirectamente por el rechazo mayoritario y transversal al Brexit por parte de los norirlandeses.
Por primera vez se aplicará la reducción en el número de miembros de la Asamblea, lo que tendrá su efecto en el resultado final. Según un estudio de Nicholas Whyte, la reforma electoral de 2016, que redujo el número de miembros en cada circunscripción de seis a cinco, perjudicará sobre todo a los partidos unionistas: aplicando los resultados de los anteriores comicios de hace un año, el DUP perdería 6 escaños y el Sinn Féin y el Ulster Unionist Party ref-electoral-ni-2016(UUP) 5 escaños cada uno, mientras que los partidos más pequeños perderían uno o ninguno. De hecho, en la tabla adjunta puede verse que de entrada los unionistas perderían 11 escaños y los nacionalistas solo 6.
Con toda probabilidad el Partido Democrático Unionista (DUP) y el Sinn Féin seguirán siendo los partidos mayoritarios en sus respectivas comunidades (unionista/ protestante y nacionalista/católica), pero la distancia entre ambas se reducirá bastante, lo que podría llegar a suponer el final del predominio de los unionistas en la política de Irlanda del Norte.
Por primera vez, dos mujeres dirigirán a los dos principales partidos. Frente a la líder del DUP Arlene Foster, se estrena Michelle O’Neill como cabeza de cartel de los republicanos del Sinn Féin, tras la retirada por enfermedad del histórico Martin McGuinness, viceprimer ministro durante la última década.
Algo de influencia tendrán en la votación los ecos del Brexit. Recordemos que la mayoría de los votantes en Irlanda del Norte votaron a favor de permanecer en la Unión Europea por un margen de 55,8% a 44,2%. Solo el DUP, junto a otros partidos minoritarios tanto de extrema derecha (TUV) como de extrema izquierda (People Before Profit), defendieron el Brexit, pero la mayoría se decantó por el Remain que promovían Sinn Féin, UUP, SDLP, Alliance y Verdes. Ese sentimiento pro-europeo en Irlanda del Norte, mayoritario y transversal, podría pasarle factura al unionismo más duro.
El DUP también podría sufrir un notable desgaste por el escándalo de la Iniciativa de Energía Renovable (RHI). Un programa desarrollado por el Departamento de Empresas, Comercio e Inversión (DETI), siendo ministra Arlene Foster, y que costó unos 500 millones de libras esterlinas. La idea era incentivar a las empresas a utilizar fuentes alternativas de energía, como la biomasa (de ahí el nombre periodístico: “Cash for Ash”), por lo que reembolsaría 1,60 libras esterlinas por cada libra gastada en calefacción, por un período de 20 años. Sin embargo, lo que se incentivó fue el gasto en combustible. Se denunció que muchos participantes habían estado calentando estructuras que no era preciso calentar, como cobertizos de granja, para recibir fraudulentamente los reembolsos, como explica Irish Central.
El ministro que sustituyó a Foster cuando esta accedió a la jefatura del gobierno, Jonathan Bell, llegó a denunciar ante la prensa el pasado 15 de diciembre que la primera ministra le presionaba para que continuara con el programa y ocultara su participación en el mismo. Inmediatamente fue expulsado del DUP y hoy se mantiene como diputado independiente. Ante tal escándalo, Foster tuvo que hacer frente a una moción de censura (que salvó por contar con el respaldo de su grupo, mayoritario entre los diputados de la comunidad unionista) y a la exigencia de su socio de gobierno, el Sinn Féin, de crear una comisión de investigación independiente y apartarse del cargo de primera ministra mientras durara la investigación. Ante su negativa a aceptar la propuesta, la dimisión del viceprimer ministro Martin McGuinness (del SF) provocó el adelanto electoral.
Se prevé que votantes unionistas decidan no apoyar a un partido salpicado por el escándalo y a una líder debilitada y prefieran optar por partidos centristas como el UUP o el Partido de la Alianza. Todo esto está poniendo nerviosos a los dirigentes del DUP. De hecho, la prensa destaca que Arlene Foster, al presentar su programa electoral, se dedicó más atacar a su rival que a loar los méritos y propuestas de su propio partido. Citó al Sinn Féin 32 veces y solo 14 al DUP.
El SF está desarrollando una campaña muy intensa bajo el lema Standing up for Equality, Respect, Integrity (Defendiendo la igualdad, el respeto y la integridad), centrando su discurso en denunciar la arrogancia del DUP, su falta de respeto a las minorías y su connivencia con la corrupción. Las encuestas pronostican un desgaste del DUP de cuatro puntos porcentuales, lo que supondría una ventaja sobre el SF de apenas ocho décimas, lo que podría considerarse un empate técnico.