"An té nach bhfuil láidir ní foláir dhó bheith glic"


Céad míle fáilte!


sábado, 28 de junio de 2014

Artículo sobre la pesadilla vivida por Gerry Conlon

Ponemos un artículo sobre Gerry Conlon de El Correo.com que consideramos que contiene información más que interesante;

"En síntesis, el sistema nos dijo: 'Disculpen, vayan con Dios'". Así se zanjan, según Gerry Conlon, 15 años de injusticia, de uno de los mayores crímenes que se pueden cometer en un Estado de derecho: mantener encarcelado a un inocente a sabiendas de que lo es. Pero, ¿qué pasó a partir del momento en el que el juez reconoció la verdad y tanto él como sus compañeros quedaron en libertad? Conocemos bien la historia de Conlon y los suyos gracias a la película 'En el nombre del padre' (1993, dirigida por Jim Sheridan y basada en un libro escrito por Gerry), donde Daniel Day-Lewis le puso cara. Resumiendo, con 20 años, él y tres amigos fueron condenados, después de haber sido obligados a confesar bajo tortura, por el asesinato de cinco personas en el atentado cometido en realidad por el IRA en un pub de Guildford en 1974. Quince años más tarde, Conlon salía de la cárcel donde había fallecido su padre (detenido posteriormente por haber manipulado los explosivos), al reconocerse en el juicio que se habían ocultado pruebas que les habrían exculpado. ¿Qué pasó con Gerry una vez en la calle? ¿Cómo se vive después de algo así?

En mayo de 2009, Gerry lo contaba en un artículo escrito en primera persona en ‘The Guardian’, donde relataba las penurias que tuvo que sufrir. "Todavía es difícil describir lo que se siente al estar frente a una cadena perpetua por algo que no hiciste. Durante los dos primeros años, aún tenía algo de esperanza. Me gustaba oír el tintineo de las llaves y pensar que ese iba a ser el momento en que los funcionarios de la prisión vendrían, abrirían la puerta y nos dejarían libres". No sucedió. Así recordaba su "pesadilla". "Orinaban en nuestra comida, defecaban en ella y metían cristales. Nos golpeaban con calcetines rellenos con pilas (...). Vi dos personas asesinadas. Vi suicidios. Vi a alguien prendiéndose fuego a sí mismo". Pero lo peor sin duda fue el fallecimiento de su padre. "La primera luz no llegó hasta que mi padre murió en la cárcel en 1980. Sus últimas palabras fueron: 'Mi muerte será la clave para tu liberación'. Y resultó ser así, porque fue entonces cuando varios diputados comenzaron a involucrarse. Fue un terrible precio a pagar”.

Al principio, poco después de su apoteósica salida de los juzgados, una imagen que dio la vuelta al mundo y que se corresponde bastante con la de la película, Gerry se sentía desubicado: "Un día estaba adentro y al siguiente era libre, y no tuve ninguna preparación. Debí acostumbrarme a cruzar la calle, a elegir qué ropa comprar y qué comida comer. Cuando me enfrentaba a la carta para elegir el menú, me quedaba en estado de shock y pedía patatas fritas. Tardé semanas en acostumbrarme a que podía abrir las puertas cerradas. La primera noche, un canal de televisión organizó una fiesta en mi honor en un hotel de Londres, estaban mi madre y mis hermanas. Cuando quedé solo en mi habitación sentí el impulso de acercarme a la ventana para intentar hablar con la gente del cuarto de al lado. En la cárcel todos se conocen y ahora estaba rodeado de extraños".

También se veía acosado por la curiosidad que generaba entre sus paisanos. Así lo contaba en una entrevista concedida al diario británico 'The Independent': "La mitad de la gente que conozco piensa que soy una especie de héroe, que no lo soy, y la otra mitad cree que soy un terrorista, que nunca lo he sido. Y es peor aquí, en Belfast. Voy a pubs y discotecas, y en los baños todo el mundo quiere estrechar mi mano, y yo no sé dónde acaban de estar sus manos. Fui a Glasgow para ver el partido Celtic-Rangers y gente que yo no conocía hacía cola para darme sus anillos de boda. Es difícil vivir aquí ahora". "¿Ha cambiado Gerry?", le preguntó el periodista a su madre haciendo referencia a que en la película, el chico se volvía maduro, sensible, responsable... "No, sigo siendo más tonto que un cepillo", contestó él.

En ‘The Telegraph’, en 2010, se acordaba Gerry de que, a los pocos meses de salir de la cárcel, regresó a casa de su madre en Belfast para descansar; fue entonces cuando sintió de golpe todo lo que había sufrido: "Salí del baño y mi padre, que había muerto años antes, estaba sentado en el sofá vestido como en la prisión. Desde entonces no he sido capaz de quitar esa terrible imagen de mi cabeza. Nunca tuve un pensamiento suicida en la cárcel. Ahora los tengo todo el tiempo. No he sido capaz de tener una relación, me enganché al alcohol y las drogas, es una pesadilla constante".

En la revista chilena 'Caras', desvelaba el año pasado cómo fueron aquellos años en los que se filmó 'En el nombre del padre' y trabó amistad con el actor Johhny Depp: "Hicieron la película y llegué a Hollywood. Tuve acceso a drogas y me refugié en ellas. Pasé todo el primer tiempo del estreno de la película en Los Angeles, en el baño con Johnny Depp, metiéndome crack. No podía volver a vivir en Belfast, aunque estaban mi madre y mis hermanas con las cuales después de todo lo que habíamos pasado no logré nunca más tener una relación normal. Opté por irme a Estados Unidos, allí viví un tiempo en casa de Johnny (Depp) con él y su madre. Ellos me ayudaron a restablecer una relación familiar. Aquel mundo era muy tentador, pero un día me pregunté qué hacía yo allí. Era un chupasangre de los famosos, mi historia les daba lástima. Muchos de ellos eran unos hijos de puta con enorme talento. Johnny Depp, en cambio, es la persona más buena que conocí en ese círculo. Un hombre de gran sensibilidad, humanidad y coraje que a lo largo de los años nunca ha cambiado. Bono es otro que siempre se ha preocupado por mí. En cada concierto que los U2 dan en el mundo mi nombre aparece en la lista de invitados de honor". Durante un tiempo, según la periodista Victoria Mary Clarke, Gerry salió con la hermana de Shane MacGowan, el líder de la banda irlandesa The Pogues, con quien Depp llegó a tocar en alguna ocasión. Esto es lo que tuiteaba Siobhan Macgowan al conocer la muerte de su ex esta semana: "Dios te bendiga, Gerry Conlon, puedes descansar tranquilo, amigo. Fuiste cálido, ingenioso, con una inteligencia pícara, y pura diversión. Te queremos". The Pogues también le dedicó un tuit: "Todos los Pogues envíamos nuestras más sinceras condolencias a la familia de Gerry hoy. Qué afortunados fuimos al conocerle. RIP".

Aquellos días de celebración por las siete nominaciones a los Óscar de 'En el nombre del padre' (no ganó ninguno) fueron muy movidos. En una web británica donde la gente deja sus condolencias, una persona escribía esto hace dos días por la muerte de Gerry: "Estuve en la fiesta de 'En el nombre del padre'. Gerry Conlon trajo a Johnny Depp con él. Pete Postlethwaite (que interpretaba al padre de Gerry) bailó como si estuviera loco". En general, la familia Conlon quedó bastante contenta con la película, aunque algunas cosas no se ajustaran a la realidad, como el que Gerry y su padre compartieran la misma celda y aquel ataque con fuego a un guardia. El propio Gerry quedó muy satisfecho con la interpretación de Day-Lewis. Después de la ceremonia de los Oscar del 1994, Gerry volvió a Londres. "Por aquellos días mi consumo de drogas y alcohol había llegado a niveles peligrosos. Empecé a sentirme desconectado del mundo real. No contestaba al teléfono. Viví siete años totalmente incomunicado, como un monje. Hablaba por teléfono una vez al año con mi madre. Ahora entiendo que mi situación era la de un hombre clínicamente deprimido y lo único que hacía era repasar mentalmente mis 15 años en la cárcel".

Conlon vivió enojado porque, a pesar de que su condena fue anulada, creía que las autoridades habían hecho lo posible para que la gente pensara que su liberación había sido cuestión de un tecnicismo, pero que en realidad eran culpables. También le atormentaba el hecho de que nadie fuese castigado. Y estaba convencido de que no fue solo la Policía quien mintió para mantenerles presos. En 1997 le dieron medio millón de libras (625.000 euros) como indemnización. A su juicio, "dar dinero a las víctimas de este tipo es como darles una botella de whisky y un revólver. Es como si me hubieran dicho: 'Aquí está el dinero, ahora puedes matarte'. Me lo dieron por encarcelarme y torturarme, por encarcelar a mi padre, torturarlo y hacer que muriera en la cárcel. Y luego me dejaron que me hundiera en las arenas movedizas de mis propias pesadillas. Desde que salí de la cárcel, he sufrido dos depresiones, he intentado suicidarme, he sido adicto a las drogas y al alcohol. Aquella terrible experiencia nunca me ha abandonado. El gobierno que me había encerrado no me proporcionó ninguna ayuda psicológica". En 2005 recibió excusas oficiales de Tony Blair: "Es una cuestión que hay que lamentar. Hubo un error judicial en el caso de Gerard Conlon y todos los cuatro de Guilford, como también de Guiseppe Conlon y Anne Maguire y todos los Maguire. Reconozco el trauma que la condena causó a los Conlon y a las familias Maguire y el estigma asociado incorrectamente a ellos hasta el día de hoy", firmó Blair. Gerry expresó su alegría por este gesto de "gran sinceridad" y agradeció que hablara con él y su familia: "Ayuda a cicatrizar heridas, pensé nunca iba a llegar este día", afirmó.

En 2008 murió su madre. En el funeral se encontró con una antigua novia que tuvo al salir de la cárcel. "Dos días después me invitó a su casa y allí había una joven de unos 20 años mirándome. Inmediatamente supe que era mi hija. En todos estos años ella nunca quiso contactar conmigo porque no sabía cómo reaccionaría. Pero ahora estamos recuperando el tiempo", decía el año pasado a la revista 'Caras'. También se reencontró con Paddy Joe Hill, de los 'Seis de Birmingham', otro irlandés inocente encarcelado 16 años como responsable de la bomba colocada por el IRA en otro pub y que le ofreció trabajar en una organización para ayudar a personas que habían pasado por situaciones similares a las suyas. Paddy también estaba destrozado; hablaba así en 2010 para ‘The Guardian': "La cárcel me mató: estoy muerto. He tenido que explicar a mis hijos que no siento nada por ellos. He tenido que decirles que preferiría pasar mi tiempo con extraños que con ellos, porque no esperas sentir nada por los extraños. Casi nunca veo a mis hijos ahora. No puedo manejar las relaciones".

Así que pese a todos los padecimientos, un Gerry recuperado en sus últimos tiempos gracias a tratamiento psicológico y psiquiátrico se dedicó a viajar por el mundo para luchar por otros como él, incluso pidió la liberación de los ciudadanos británicos presos en Guantánamo, a los que visitó in situ. "Hay miles de errores judiciales en todo el mundo, buscamos los más graves para ayudar, para brindar nuestra experiencia e intentar arrojar luz sobre temas de los que nadie habla", insistía él. "Tengo 55 años -decía en 2010-, y tenía 20 años cuando me arrestaron, así que lo que nos pasó me ha arrebatado 35 años de mi vida. Ahora estoy con la chica que conocí cuando salí de la cárcel y a la que debo una enorme gratitud. Otros no han tenido tanta suerte. Espero que lo que nos pasó actúe siempre como recordatorio". Gerry murió el pasado sábado a los 60 años, tan solo tres semanas después de que le diagnosticaran un cáncer de pulmón. El sábado se celebrará el funeral en la catedral de Saint Peter in Belfast.

No hay comentarios: