Éire Nua.- El descubrimiento de un supuesto artefacto explosivo viable frente a la oficina de Sinn Féin en Newry, según informaron los medios de comunicación, ha generado titulares y condenas previsibles. Sin embargo, bajo el ruido se esconde un patrón aún más preocupante, que plantea serias dudas sobre el motivo, la orquestación, la división y la utilidad política.
Éire Nua condena rotundamente el uso o la amenaza de violencia en el contexto de la oposición. Pero, igualmente, condenamos la manipulación del miedo y la narrativa divisiva por parte de quienes buscan silenciar la disidencia dentro de la tradición republicana.
Cada vez que la oposición republicana al Acuerdo de Viernes Santo cobra fuerza, como ha ocurrido en los últimos meses, asistimos a un repentino, pero no sorprendente, "incidente de seguridad" que refuerza convenientemente el guion del establishment: los republicanos irlandeses son peligrosos, están divididos y requieren la supervisión británica.
El incidente de Newry, ya sea real o simulado, encaja perfectamente en un patrón familiar, que permite tanto a Sinn Féin como a los servicios de inteligencia británicos reforzar su control sobre la narrativa y la comunidad. El resultado siempre es el mismo:
– La disidencia republicana queda desacreditada y desorganizada.
– Los llamamientos a la soberanía se replantean como extremismo.
– La cooperación con las agencias británicas se justifica como una "respuesta necesaria".
Éire Nua llama la atención sobre la línea cada vez más difusa entre la maquinaria política de Sinn Féin y los intereses de seguridad del Estado británico. Cuando un antiguo partido republicano que en su día defendió la idea de "Brits Out" ahora se hace eco de los argumentos de la RUC/PSNI y llama a la comunidad a apoyar a una fuerza policial extranjera ocupante, cabe preguntarse: ¿quién se beneficia?
La profunda y continua participación del MI5 en las estructuras policiales y de inteligencia del Norte está bien documentada. Pretender que su influencia se evapora en cuanto Sinn Féin entra en el debate es ingenuo. En todo caso, la relación se ha vuelto simbiótica. El establishment de seguridad británico gana legitimidad, mientras que Sinn Féin se perfila como un "republicanismo y una gobernanza responsables".
Mientras tanto, las comunidades republicanas que rechazan el marco del Viernes Santo y cuyas organizaciones siguen creciendo por toda Irlanda son presentadas como amenazas a la paz, en lugar de como defensoras de una soberanía incumplida.
Se está llevando a cabo una inequívoca campaña para fragmentar y contener a los pueblos nacionalista y republicano, ya sea mediante la infiltración de la derecha en las comunidades o mediante la división orquestada mediante actos como el incidente de Newry. El objetivo de aislar a quienes rechazan el acuerdo constitucional británico es el mismo. Asocian todo acto de desafío con el "terrorismo". Recompensan la obediencia con el poder político dentro de un sistema administrado por los británicos.
El incidente de Newry no debería suscitar llamamientos a una mayor colaboración con la RUC/PSNI. Debería impulsar a los republicanos a plantearse las preguntas correctas: ¿Acaso los agentes de inteligencia británicos están siendo ayudados por socios políticos dispuestos a manipular el miedo una vez más para mantener el control?
Los republicanos no se dejarán sermonear por Sinn Féin, que ha sacrificado la soberanía por el poder. Tampoco permitiremos que Sinn Féin defina el significado del "republicanismo" en el siglo XXI.
Éire Nua reafirma que:
– La soberanía de la nación irlandesa es indivisible e innegociable. El aparato de seguridad británico sigue siendo una fuerza de ocupación, independientemente de si su uniforme o título cambian cien veces.
La verdadera paz no puede construirse colaborando con las estructuras coloniales ni difamando la disidencia basada en principios.
Seguiremos apoyando a cada hombre y mujer irlandés que cree que la libertad no es una aspiración manipulada políticamente, sino un derecho que debe reclamarse.
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