Últimas palabras de James Connolly antes de ser cobardemente ejecutado por los británicos:
Ante la Corte Marcial, celebrada en el castillo de Dublín, el 9 de mayo de 1916:
No deseo hacer ninguna defensa excepto contra los cargos de crueldad gratuita con los prisioneros. Estas triviales acusaciones que se han hecho, si registran hechos que realmente sucedieron, se refieren solo a los incidentes casi inevitables de un alzamiento apresurado contra la autoridad establecida desde hace mucho tiempo, y en ninguna parte muestran evidencia de un propósito establecido para dañar injustamente a personas desarmadas.
Nosotros salimos a romper el vínculo entre este país y el Imperio británico y a establecer la República irlandesa. Creímos que nuestra llamada al pueblo de Irlanda era más noble y respondía a una causa más sagrada que cualquier otra a la que éste ha sido llamado durante esta guerra. Hemos conseguido demostrar que los irlandeses están dispuestos a morir luchando para ganar para Irlanda los derechos nacionales por cuya obtención para Bélgica el gobierno británico les pidió que murieran. Mientras ésta sea la situación, la causa de la libertad irlandesa sobrevivirá.
Creemos que el gobierno británico no tiene ningún derecho en Irlanda, que nunca tuvo ningún derecho en Irlanda y que nunca tendrá ningún derecho en Irlanda. Por ello, la existencia de irlandeses dispuestos a morir para afirmar esta verdad, en cualquier generación, e incluso aunque sean una respetable minoría, convierte a ese gobierno, para siempre, en un usurpador y un criminal contra el progreso de la humanidad.
Agradezco personalmente a Dios haber vivido para ver el día en que miles de hombres irlandeses, adultos y jóvenes, así como cientos de mujeres y muchachas irlandesas, estuvieron dispuestos a afirmar esta verdad, y a demostrarlo con sus vidas, si la situación así lo exigía.
James Connolly, Comandante general de la División de Dublín
Ejército de la República irlandesa
Ante la Corte Marcial, celebrada en el castillo de Dublín, el 9 de mayo de 1916:
No deseo hacer ninguna defensa excepto contra los cargos de crueldad gratuita con los prisioneros. Estas triviales acusaciones que se han hecho, si registran hechos que realmente sucedieron, se refieren solo a los incidentes casi inevitables de un alzamiento apresurado contra la autoridad establecida desde hace mucho tiempo, y en ninguna parte muestran evidencia de un propósito establecido para dañar injustamente a personas desarmadas.
Nosotros salimos a romper el vínculo entre este país y el Imperio británico y a establecer la República irlandesa. Creímos que nuestra llamada al pueblo de Irlanda era más noble y respondía a una causa más sagrada que cualquier otra a la que éste ha sido llamado durante esta guerra. Hemos conseguido demostrar que los irlandeses están dispuestos a morir luchando para ganar para Irlanda los derechos nacionales por cuya obtención para Bélgica el gobierno británico les pidió que murieran. Mientras ésta sea la situación, la causa de la libertad irlandesa sobrevivirá.
Creemos que el gobierno británico no tiene ningún derecho en Irlanda, que nunca tuvo ningún derecho en Irlanda y que nunca tendrá ningún derecho en Irlanda. Por ello, la existencia de irlandeses dispuestos a morir para afirmar esta verdad, en cualquier generación, e incluso aunque sean una respetable minoría, convierte a ese gobierno, para siempre, en un usurpador y un criminal contra el progreso de la humanidad.
Agradezco personalmente a Dios haber vivido para ver el día en que miles de hombres irlandeses, adultos y jóvenes, así como cientos de mujeres y muchachas irlandesas, estuvieron dispuestos a afirmar esta verdad, y a demostrarlo con sus vidas, si la situación así lo exigía.
James Connolly, Comandante general de la División de Dublín
Ejército de la República irlandesa
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