miércoles, 8 de junio de 2011

Derry 1972, Sanfermines 1978

Desde Noticias de Navarra informan:

La comisión '78 gogoan' acerca a pamplona los testimonios de familiares de víctimas del domingo sangriento de Irlanda.

Tuvieron que pasar 38 años para que un tribunal reconociera que el Gobierno británico fue el único responsable de la muerte de 14 personas en Derry en la jornada conocida como Domingo Sangriento (Bloody Sunday).

PAMPLONA. El empeño que los miembros de la Comisión de la Verdad pusieron por esclarecer los hechos tuvo mucho que ver en este resultado que se conoció el 15 de junio del año pasado. El Gobierno británico reconocía que "ninguna de las víctimas planteaba una amenaza de causar la muerte o heridas graves o estaba haciendo algo que desde ningún punto de vista justificaba que se disparara contra ellos". Esto supuso un gran paso adelante ya que hasta entonces se había mantenido que las víctimas habían atacado a los soldados y, por eso, estos últimos habían disparado.

Varios miembros de esta comisión, entre ellos el hijo de una de las víctimas, han sido invitados por el grupo que trabaja en Pamplona en el mismo sentido para esclarecer los acontecimientos sucedidos durante los Sanfermines de 1978. El objetivo es poner en común experiencias para poder aprender del ejemplo irlandés y conseguir que las instituciones navarras se impliquen en la causa para que se depuren responsabilidades sobre los disturbios en las fiestas de San Fermín de 1978, la muerte de Germán Rodríguez y varios heridos de bala, las posteriores revueltas en la CAV, la muerte del joven José Ignacio Barandiarán en San Sebastián durante un acto de protesta etc. Estos hechos fueron archivados sin juicio. La comisión de Sanfermines 78, ante la negativa del hasta ahora Ayuntamiento de Pamplona de abrir una nueva investigación, se reunirá con la nueva corporación para ver su posición a este respecto y dar un impulso a la comisión.

ejemplo en pro de la justicia Los invitados de Irlanda, Tony Doherty, Sean Mc Mongle y Tony Gilles Pie, recordaron que por muchos años que pasen nunca es tarde para reclamar justicia. En Irlanda los familiares no se organizaron hasta 20 años después de la matanza, en 1992. Según afirmó Doherty, portavoz de la comisión e hijo de uno de los fallecidos en el Domingo Sangriento, hasta entonces, los hechos de Derry estaban "muy politizados" y categorizados de una u otra manera según las regiones. Esta comisión comenzó la campaña desde un ámbito local y en el Ayuntamiento de Derry se encontraron con la negativa a colaborar por el esclarecimiento de los hechos. "No hay que sorprenderse cuando se sufren reveses de este tipo", afirmó en referencia a la misma situación que se vive en Pamplona y reconoció las dificultades de explicar la campaña. "La gente lo entendía como una agresión al statu quo o como una tapadera del Sinn Fein o el IRA pero nosotros seguimos empeñados en mostrar nuestra campaña como una oportunidad de hacer justicia, de sobreponerse a unos episodios terribles y finalmente las instituciones y la sociedad apoyaron la campaña", narró Doherty. El avance del proceso de paz en Irlanda del Norte ayudó a que los progresos de la Comisión de la Verdad fueran importantes. En 1998, Gran Bretaña aceptó abrir una segunda investigación y en 2010 se publicó el informe que responsabilizaba a los soldados por las muertes ilegales.

relaciones de gobiernos Los irlandeses destacaron que este reconocimiento ha sido muy importante para la mejora de las relaciones entre Irlanda y Gran Bretaña. "Los beneficios de sacar la verdad a la luz son mucho más positivos para todos que esconder las cosas. Se dejó claro que nuestra campaña no eran una amenaza sino que ayudó a transformar las relaciones entre ambos territorios porque todas las víctimas tienen derecho a conocer la verdad, pero las víctimas de la violencia de Estado lo tienen muy difícil", aseveró Doherty, para quien el Estado británico, lejos de desmoronarse cuando su primer ministro reconoció la culpa en los hechos, se benefició ante la opinión pública por reconocer "que maltrató a la ciudad de Derry y que en su día mintió". Doherty concluyó su reflexión mostrando su solidaridad con Pamplona y esperanzado de que las víctimas también aquí puedan ser reconocidas institucionalmente.



Desde Gara:

Aritz INTXUSTA | IRUÑEA

Tony Doherty, Sean McMonagle y Tony Gillespie dejaron ayer en Iruñea un mensaje claro: «Hay que seguir intentando abrir una investigación oficial que ahonde en lo ocurrido en Sanfermines del 78». Estos tres irlandeses formaron parte del movimiento que impulsó la comisión de la verdad que aportó luz a los sucesos del «Bloody Sunday» en Derry. Doherty, en concreto, perdió a su padre y ahora ejerce de portavoz. «Hemos venido a comparar nuestra experiencia como impulsores de la Comisión de la Verdad del Domingo Sangriento con el trabajo que aquí desarrolla la Plataforma Sanfermines del 78, porque el paralelismo es evidente», dijo Doherty, que hoy a las 19:30 horas participará en una charla y un debate en el instituto de la Plaza de la Cruz.

Los sucesos de Derry, en los que trece civiles murieron bajo los disparos de los soldados británicos, ocurrieron en 1972. Sin embargo, los familiares tardaron 20 años en formar una plataforma para exigir que se supiera la verdad de lo ocurrido, que se reescribiera la historia. En 1998, coincidiendo con el proceso de paz, lograron que finalmente esa comisión de la verdad arrancara, con el parabién de Tony Blair. No obstante, hubo que esperar hasta junio de 2010, hace exactamente un año, para conocer su veredicto: un contundente informe en el que se exonera a las víctimas y se responsabiliza a los uniformados, un regimiento de paracaidistas británicos, de disparar sobre civiles.

Doherty, que también acudió el pasado año a Gasteiz para impulsar la investigación imparcial sobre las muertes del 3 de marzo, expuso que este tipo de revindicaciones son una carrera de fondo y quiso lanzar un mensaje tranquilizador a las autoridades. «Quien más beneficiado ha salido de la Comisión de la Verdad sobre el Domingo Sangriento ha sido el Gobierno británico. Al asumir que mató a sus propios ciudadanos y que mintió, su democracia se ha visto muy fortalecida». Por tanto, su consejo es que lo valoren bien, porque «tienen poco que perder y mucho que ganar».

Los enviados de Derry remarcaron la necesidad de «profundizar en la democracia» a través del reconocimiento de los errores cometidos, para trabajar en favor de la reconciliación entre comunidades. «Es muy importante para Euskal Herria e Iruñea en el contexto político actual resolver estas cuestiones, por higiene democrático». A su juicio, «aunque no hay momento malo» para exigir justicia, estas iniciativas avanzan más fácilmente cuando existe una dis- tensión del conflicto.

Romper con la politización

El Ayuntamiento de Iruñea ya ha echado para atrás en dos ocasiones una moción planteada por la plataforma popular Sanfermines del 78-Gogoan, en la que se reclama una comisión que indague sobre la muerte de Germán Rodríguez bajo las balas de la Policía española, en un 8 de julio trágico en el que también se contabilizaron numerosos heridos de bala.

La nueva corporación de Iruñea volverá a tener sobre el tapete una oportunidad de investigar formalmente lo sucedido, según adelantaron desde la plataforma popular Sanfermines 78. El voto de PSN sigue siendo decisivo y es probable que, como en las anteriores ocasiones, tumbe la iniciativa. Sin embargo, el ejemplo irlandés resulta esperanzador en este punto. El portavoz de los impulsores de la comisión de Derry insistió en que hay que seguir adelante, pese a estas trabas y, de hecho, se reunieron con los ediles de Bildu, NaBai e IE para arropar la petición de una investigación para Iruñea.

«Un rechazo por parte del Ayuntamiento no debe sorprender a nadie. Nosotros también lo tuvimos. El Ayuntamiento de Derry nos dio la espalda», explicó Doherty. «Al principio, la sociedad nos percibía como una plataforma que buscaba desestabilizar al Estado, como una tapadera del Sinn Féin. Tuvimos dificultades para hacer entender que éramos los familiares de los muertos y que lo único que reclamábamos era justicia».

A este respecto, el portavoz consideró que hay que despolitizar la imagen de un movimiento como éste para que así emerja su verdadera naturaleza, y desarrollar una campaña en favor de los derechos humanos.

«Con el proceso de paz, tuvimos la oportunidad de hablar con sectores contrarios, con gente que antes no quería sentarse a una mesa con nosotros», relató el irlandés. «Eso permitió explicar que pedíamos una comisión de la verdad a título personal, que lo hacíamos por Derry y por facilitar la reconciliación entre británicos e irlandeses». Además, aseguró que, a través de la comisión de la verdad la tragedia del Domingo Sangriento ahora puede recordarse con más tranquilidad.

La receta infalible no existe

«Lo esencial para que prospere una iniciativa como ésta es que exista una buena organización interna, porque son reivindicaciones que cuesta mucho esfuerzo sacar adelante y se dilatan en el tiempo», explicaron los de Derry.

Doherty admite que ellos no tienen un «plan maestro», un patrón establecido de cómo se debe dibujar la estrategia para que la iniciativa tenga éxito. «Nosotros, para conseguir sacar adelante la comisión, tuvimos que convencer a todos de que esto no constituía ninguna amenaza. Se trata, simplemente, del derecho que tienen las víctimas», explicaron.

Tony Gillespie considera que lo fundamental fue «comprender que ésta no era una lucha sólo de las familias, sino de todo el pueblo, que aquello fue un ataque contra toda la nación». De esta forma, los sucesos de Derry desataron una «ola de resistencia» a la que acabarían por sumarse la Iglesia católica (reacia en el primer momento), el SDLP e incluso los propios ciudadanos británicos.

Sin embargo, el análisis de los enviados de Derry, es que al final sólo el Estado es capaz de marcar la diferencia. «El gran paralelismo entre los sucesos de Derry y los Sanfermines 1978 es que los únicos que pueden reconocer la verdad son los estados. Sobre ellos recae la potestad de crear las comisiones de investigación y, por tanto, son ellos quienes deben autoinculparse», afirmaron. Y ése es el reto.

La exigencia de verdad y justicia no termina con un único éxito simbólico

Tony Doherty admite claroscuros en el informe final de la Comisión de la Verdad sobre el Domingo Sangriento. «El texto responsabiliza a los militares, pero sólo llega a ciertos niveles de mando, por encima ya no se investiga nada». Sin embargo, el hecho de que las conclusiones a las que se llegó en 2010 echaran por tierra la primera investigación oficial de 1972 y demostraran las mentiras sobre el Domingo Sangriento que había vertido el gobierno de Londres sirvió para dar un punto final a las reivindicaciones de los familiares de las víctimas.

Actualmente, los impulsores de la comisión de Derry continúan trabajando activamente para que no se olviden otros hechos, como la matanza de Ballymurphy en Belfast, de 1971, en la que participó el mismo regimiento de paracaidistas responsable de disparar contra los ciudadanos de Derry. «No creo que pueda utilizarse nuestro éxito con la comisión sobre el Domingo Sangriento para intentar frenar comisiones posteriores, aunque sí que el Gobierno británico está esgrimiendo el argumento del elevado coste para tratar de paralizar otras», explica el portavoz de la campaña de Derry.

Doherty considera que haber conseguido una investigación imparcial sobre lo ocurrido el Domingo Sangriento ha desmontado las excusas legales que había interpuesto Londres para negarse a abrir nuevas investigaciones, como podría ser el caso del abogado Pat Finucane, a quien mataron paramilitares con la presunta connivencia de las autoridades británicas.

«No hay que perder la perspectiva de que en Irlanda hay hechos que se han esclarecido, pero hay muchísimos más que no. Hay cientos de familias a quienes les han matado a alguien y nadie les ha perdido perdón. Y eso sólo contando las muertes directas a manos de uniformados. Aún quedan por investigar todas las torturas en comisaría», explica el portavoz. A.I.

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