jueves, 3 de marzo de 2011

Décima parte del texto de Daithí Mac an Mháistir -éirígí-

Décima y última parte del texto de Daithí Mac an Mháistir.

-éirígí-

¡A levantarse!

La elección que enfrenta la clase trabajadora no es entre las diferentes modalidades de capitalismo; sea el neoliberalismo desnudo o el capitalismo con “conciencia social” de la socialdemocracia. Como movimiento revolucionario, la tarea primordial de éirígí en este momento de la lucha por la liberación es es continuar agitando que ninguna de las dos fórmulas es capaz de servir a los intereses de largo aliento de la clase trabajadora. Como partidarios del socialismo revolucionario es responsabilidad de éirígí actuar como organizadores del pueblo y realizar solamente acciones que defiendan y sirvan para el progreso de sus intereses.

Basados en el entendimiento que éirígí tiene de la naturaleza inseparable de las luchas social y nacional, debemos agitar en un amplio rango de problemas, incluyendo la cuestión nacional y los objetivos inmediatos de mejores condiciones de trabajo, vida y de seguridad social para la clase trabajadora. Es tarea de los revolucionarios señalar al pueblo que sus enemigos reales son los terratenientes, los explotadores y aquellos que mantienen a una parte de nuestro país bajo una ocupación política y militar.

Tanto en Irlanda como en el resto de los países, debemos construir el socialismo; una república socialista no es algo que se vaya a dar de manera espontánea –debe ser construida desde abajo. Los esfuerzos del pueblo irlandés de construir un sistema basado en los principios socialistas deben asentarse en el principio fundamental de que sea el mismo pueblo quien se apropie del proceso. Esto quiere decir que el socialismo solamente puede ser construido y sostenido por la participación activa de las masas en su construcción y administración.

En lo cotidiano, se vuelve cada vez más claro que la visión contenida en la Proclamación de 1916 (el documento radical que proclamó la independencia irlandesa de Inglaterra) sigue siendo eso –una visión. Resulta evidente que el aspecto más importante de la liberación de Irlanda –la liberación de su pueblo- es imposible bajo el capitalismo. El cisma existente entre los propósitos, el espíritu y el contenido del Programa Democrático del Primer Dáil de 1919 (el programa radical publicado por el gobierno revolucionario en los primeros días de la guerra de independencia de 1919-1921) y todos los programas subsecuentes de gobierno en los veintiséis condados, y por último, en el parlamento de Stormont, se vuelve cada vez más ancho con el paso del tiempo.

Mientras el sistema burgués sigue, inevitablemente, rindiéndose a una agenda neoliberal (con sus nociones fundamentales de la jibarización del Estado y del gobierno como facilitador de la iniciativa privada y de las ganancias), se hace más y más claro que sus intereses son contrarios a los de la clase trabajadora. Mientras más claro se hace esto, más se prepara el terreno para que el pueblo no tenga otro recurso que levantarse, derrocar a sus gobernantes, y establecer un sistema en el cual sea el pueblo el que esté protegido y no los márgenes de ganancia.

Éirígí cree que el socialismo revolucionario es hoy más relevante que nunca. Tal cual James Connolly, éirígí sostiene que solamente por el socialismo el pueblo trabajador de Irlanda y del mundo puede ser salvado.

La tarea última de todos los revolucionarios es convencer a los demás de hacerse revolucionarios; convencer a la clase trabajadora que deben tomar el bando de la revolución en la lucha de clases para asegurar y defender sus intereses colectivos. Es tarea de los revolucionarios irlandeses hoy en día, crear las condiciones por las cuales los “hombres y mujeres desposeídos” se transformen en una masa revolucionaria que se levante de una vez por todas para destruir a este sistema predatorio llamado capitalismo; éirígí está comprometido a ayudar a construir este movimiento que ayude a evidenciar, y a barrer, las contradicciones de esta estructura social y económica podrida en que se basa nuestra sociedad. En su lugar, es imperativo que construyamos la antítesis de la sociedad presente y del mundo en que vivimos. La nueva sociedad tendrá, forzosamente, que estar basada en los principios de soberanía, democracia, libertad, justicia, igualdad y solidaridad en nuestras comunidades e internacionalmente. No hay más opción. Nuestro éxito colectivo o nuestro fracaso, determinarán en último término si podremos crear la federación libre de pueblos libres que es la única base para la paz y la justicia social en este planeta, o si descenderemos a la barbarie. Las opciones que tenemos son así de dramáticas.

Lo que los revolucionarios irlandeses pedimos, es que los revolucionarios y las personas progresistas del mundo que comparten esperanzas similares de paz con justicia social aprendan las reales lecciones del “proceso de paz” irlandés. El conocimiento y la comprensión de lo que realmente sucedió en Irlanda en este período en oposición a lo que el establecimiento político y algunos antiguos “revolucionarios” quieren que se crea, es esencial para evitar en el futuro cometer los mismos errores.

Daithí Mac an Mháistir
Noviembre 2010

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