CPI.- En primer lugar, el Partido Comunista de Irlanda expresa nuestro más sentido pésame y nuestros mejores deseos a todas las víctimas y sus familias por el horrendo apuñalamiento y la posterior violencia en Dublín el 23 de noviembre, y en los términos más enérgicos posibles, denuncia los disturbios en la ciudad y las calles del centro esa misma tarde.
No debería sorprender que la violencia estallara en las calles de la ciudad de Dublín. En todas las ciudades y pueblos de nuestro país, décadas de políticas económicas y sociales neoliberales han dejado profundas cicatrices, con una generación de personas completamente alienadas y marginadas. Esto se manifiesta particularmente entre grandes sectores de nuestra juventud.
Diversas instituciones del Estado y ONG han despojado sistemáticamente a las comunidades de clase trabajadora de su capacidad de autoorganización. Su relación con el Estado y el poder está mediada y desactivada por capas de burocracia y autoproclamados “expertos”.
Nuestro pueblo, y en particular nuestra juventud, ha estado sujeto a una ideología narcisista del capitalismo contemporáneo, que proclama que la organización comunitaria y social es una pérdida de tiempo y que uno debería simplemente cuidar de sí mismo. A la clase trabajadora se le dice que no considere ni tenga en cuenta lo que es mejor para nuestras comunidades.
En generaciones anteriores, en muchas comunidades de clase trabajadora, los sindicatos y sus activistas habrían sido fundamentales para la autoorganización y la construcción de redes de apoyo dentro y entre las comunidades de clase trabajadora. A medida que el movimiento sindical ha sido cada vez más asimilado por el Estado y ha abandonado cualquier concepto de análisis de clase e intereses de la clase trabajadora, su influencia política y organizativa ha disminuido. Esto se refleja dentro de las comunidades de clase trabajadora, dejándolas abiertas a los cantos de sirena de la extrema derecha.
Décadas de negligencia por parte del Estado han resultado en que muchas comunidades de clase trabajadora sean explotadas y dominadas por bandas criminales.
Las frustraciones de la gente por décadas de abandono se están dirigiendo erróneamente hacia los trabajadores migrantes y los solicitantes de asilo. Ni los trabajadores migrantes ni los solicitantes de asilo causaron la crisis cada vez más profunda de nuestro servicio de salud, ni son responsables de la falta de médicos de cabecera en nuestras comunidades, ni del hacinamiento en las escuelas, ni de la escasez de viviendas, ni de los servicios mínimos disponibles en las comunidades.
La responsabilidad de estas graves crisis sociales que impactan en las vidas de millones de trabajadores recae en el capitalismo y en los sucesivos gobiernos, y en todos los partidos políticos del establishment de la Dáil reducidos a una tertulia por los controles de la UE.
Esta sociedad y este sistema económico están dirigidos para hacer más ricos a los ricos, aumentar las ganancias de las grandes empresas, enriquecer a la clase terrateniente –tanto individual como corporativa– y hacer que los trabajadores paguen un precio muy alto por un sistema económico en quiebra.
A nuestros jóvenes, dirijid vuestra rabia hacia los responsables, no hacia nuestros hermanos y hermanas trabajadores migrantes. Esta violencia sólo puede fortalecer la mano del establishment y del Estado, asegurando un mayor control sobre nuestras vidas y nuestras comunidades. Sólo fortalecerá el poder y el control de los pequeños delincuentes y las bandas criminales. Estas fuerzas antipopulares ya tienen control sobre nuestras comunidades. No os dejéis engañar por aquellos que quieren dirigir vuestra rabia contra los inmigrantes, contra otros trabajadores.
Estas fuerzas no tienen respuestas a nuestros problemas, sólo división y odio. Patea hacia arriba, no hacia abajo.
Expresamos nuestra solidaridad con los activistas involucrados en Dublin Communities Against Racism, activistas locales que se esfuerzan por construir y fortalecer nuestras comunidades y tienen un historial de oposición a las políticas económicas del gobierno.
Nos solidarizamos con todos los trabajadores migrantes que están experimentando miedo e inseguridad en este momento. En particular, en el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, nos solidarizamos con todas las trabajadoras migrantes que sufren abusos diarios en el trabajo y en nuestras calles por parte de matones racistas.
No estás solo, no es un viaje que tengas que emprender por tu cuenta. Nuestra clase tiene una larga historia de solidaridad y camaradería.
Caminaremos del brazo con vosotros, estaremos juntos para enfrentar a los explotadores y a los propagadores del odio y la división.
Hacemos un llamado al movimiento sindical para que lidere una base comunitaria y lidere la oposición tanto al racismo como a las políticas económicas y sociales de este gobierno.
Ní neart go cur le chéile! [no hay fuerza sin unidad]
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