Desde 'El norte de Irlanda' queremos dar hoy un espacio en este humilde blog a un artículo de Noel Iriz, que consideramos contiene puntos interesantes para nuestros lectores. Queremos igualmente agradecer a Noel su aviso y su siempre más que agradable trato:
Noel Iriz (Noticias de Navarra).- Arduos tiempos corren para el Gobierno británico y para el propio Estado británico. Después de la desvergüenza y de la pésima gestión que ha caracterizado al Gobierno de Boris Johnson, apareció en escena una cara mucho menos conocida y menos valorada que su antecesor, Liz Truss, que, con unos estándares de popularidad aún más bajos que Johnson, que apenas consiguió aguantar ni cincuenta días en el cargo, siendo el mandato más corto que ha vivido la historia política de Reino Unido. Tras ella, hemos conocido recientemente el nombramiento de Rishi Sunak como nuevo primer ministro y líder de los tories.El perfil de Sunak intenta ser una cara más amable, renovada y moderada que sus antecesores, con el mérito de presentarse como la primera persona de origen hindú que ocupa el cargo en un país con una importante comunidad de origen indio, pero nada más lejos de la realidad, Sunak fue un activo impulsor del Brexit dentro de su partido, que acumula polémicas fiscales y multas por violar las normas durante el confinamiento, además de ostentar, según cree la prensa británica, una de las mayores fortunas del Parlamento británico.
Sunak, de esta manera, se presenta como el tercer primer ministro tory en siete semanas y el quinto en seis años. Con este escenario y con un Partido Conservador en decadencia, las encuestas prevén un importante sorpasso del Partido Laborista en las próximas elecciones generales que deberían celebrarse en 2024. Recientemente, según publica la agencia Reuters, los laboristas doblan en las encuestas a los conservadores, otorgándoles una victoria arrolladora, otorgándoles un 50% del voto del electorado británico.
Ante esto, no es extraño pensar que vienen tiempos de cambio para el estado británico y para la política de las islas británicas en su conjunto. En cuanto a la cada vez mayor presión por un referéndum de unidad irlandesa, el propio Peter Kyle, secretario laborista en la sombra de Irlanda del Norte desde noviembre de 2021, ya expresó su predisposición favorable de realizar un referéndum en tiempos venideros si las condiciones son adecuadas. Esto supone un cambio sustancial de criterio, ya que en los últimos años los conservadores siempre se han mostrado reticentes ante un posible referéndum que unificaría de nuevo la provincia ocupada en el norte de la isla de Irlanda.
Los unionistas, por su parte, cada vez más perdidos en sus continuos y frívolos ataques al Protocolo de Irlanda del Norte, no han tardado en condenar y tildar dicho referéndum de “innecesario” e “inapropiado”, como expresó Doug Beattie, líder del UUP. Y es que el descontento de la comunidad unionista y lealista es más que patente. En un estado colapsado tras el Brexit y en una continua guerra contra el Protocolo debida a sus obsesiones identitarias, son cada vez más las voces dentro de la comunidad lealista que amenazan con una vuelta a la violencia si la situación no cambia, y ven con gran temor una intervención conjunta desde Londres-Dublín si el Parlamento de Stormont sigue bloqueado, como ha pedido recientemente la líder del Sinn Féin, Mary Lou McDonald. El Consejo de Comunidades Lealistas (LCC), que agrupa a diversos grupos paramilitares unionistas que han seguido involucrados en actividades criminales tras la firma de la paz, como la UVF y la UDA, ya avisó hace unas semanas que si los políticos unionistas no conseguían deshacerse del Protocolo y la situación de bloqueo seguía, se verían abocados a romper el acuerdo de paz del año 98 y habría una vuelta a la violencia sin precedentes. Los servicios de seguridad británicos ya han alertado del aumento de la actividad paramilitar y las noticias de violencia esporádica se suceden semana tras semana.
Además de esta grave amenaza de vuelta a la violencia, sigue patente el colapso político provocado por la negativa del DUP a formar gobierno, lo que ha llevado a tener que convocar nuevamente elecciones en invierno, y el secretario de Estado ya ha dicho que no se celebrarán antes de Navidad, por lo que previsiblemente se convocarán a principios de 2023. Todo esto sirve para dotar de más margen de tiempo a las negociaciones que se están produciendo en estos momentos en Bruselas para solucionar el asunto del Protocolo provocado por el Brexit, el cual difícil solución tiene, ya que tanto mantener el acuerdo como romperlo significaría un grave riesgo para la paz en la provincia.
Al otro lado del mar de Irlanda, en Escocia, la cada vez mayor presencia y protagonismo de los nacionalistas escoceses, representados por el SNP y encabezados por su primera ministra, Nicola Sturgeon, siguen persistiendo en la campaña del Sí a un referéndum de independencia escocesa, que, según las encuestas, cada vez gana más adeptos. Y es obvio el malestar de los escoceses después del engaño que supuso la promesa de mantenerse en Reino Unido para permanecer en Europa, siendo expulsados contra su voluntad del club europeo tras el Brexit. Sturgeon ya ha afirmado que habrá referéndum en octubre de 2023, algo que ya está debatiendo la Corte Suprema británica y que aparentemente no debería tener una negativa a nivel legal.
De esta manera, Reino Unido se aventura a un invierno duro económicamente hablando y a una necesaria transformación del escenario político. La previsible recesión provocada principalmente por el Brexit, agravando la crisis del coste de vida, y el esperable cambio en la política británica, norirlandesa y escocesa, podrían ser un motor de cambio para el modelo territorial británico, que verdaderamente respete y haga valer la voluntad política de sus naciones constituyentes. Como es obvio, dichos cambios nunca serán fáciles y contarán con la firme oposición del establishment británico y de una buena parte de su clase política que parece que se resiste a aceptar las reglas democráticas. Pero pese a ese horizonte cada vez más incierto, la democracia avanza con paso firme y la incógnita es si seremos la generación que presencie el fin de la unión.
Que gran artículo escrito por Noel, gracias por compartirlo en este gran blog. Realmente se está poniendo el asunto bastante feo para los que tiran de british establishment .
ResponderEliminarMuy interesante este artículo escrito por Noel, gracias por compartirlo en este gran blog. Realmente se están poniendo las cosas bastante feas para los que tiran de british establishment.
ResponderEliminarUn placer, saludos.
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