La idea misma de que un solo monumento contuviera los nombres de los muertos civiles, republicanos y británicos estaba mal concebida en el mejor de los casos y fomentaba una narrativa histórica distorsionada en el peor.
Ninguna cantidad de revisionismo puede ocultar el hecho de que las fuerzas británicas cometieron innumerables crímenes de guerra durante el período revolucionario.
La idea de que los nombres de las mismas personas que cometieron estos crímenes de guerra se mostrarían junto con los nombres de los civiles que asesinaron y los luchadores por la libertad irlandeses que se les opusieron, siempre iba a ser muy controvertida.
A pesar de la oposición generalizada, las autoridades de Glasnevin siguieron adelante con el monumento, con resultados muy predecibles.
Hoy, Éirigí pide que se reutilice el muro conmemorativo de Glasnevin para recordar a todos los civiles no combatientes que murieron durante el período revolucionario de 1913 a 1923. Y a nadie más.
Tal reutilización proporcionaría un reconocimiento público largamente esperado de las muchas vidas civiles que se perdieron durante ese período histórico.
Nuestros muertos republicanos ya se conmemoran en numerosos monumentos en todo el país.
Los británicos pueden recordar a sus propios muertos a su manera en su propio país.
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