Desde Innisfree desarrollan la información de la siguiente manera (sin editar):
El “sí” a la reforma de la estricta regulación del divorcio en Irlanda ha ganado el referéndum del pasado viernes con el 82,07% de votos a favor (1.384.192 votos), frente al 17,93% que votó en contra (302.319 votos). El nivel de participación fue del 50,83%. La 38ª enmienda constitucional ha sido sometida a referéndum en la República de Irlanda el 24 de mayo coincidiendo con la celebración de las elecciones europeas y locales. Se esperaba la victoria del Sí, pues contaba con el apoyo de prácticamente todo el arco parlamentario, tanto el gobierno democristiano (Fine Gael) como la oposición centrista (Fianna Fáil) y de izquierdas (Sinn Féin, Partido Laborista, Solidarity-People Before Profit y el Partido Verde).
Esta amplia victoria da al Gobierno de Leo Varadkar vía libre para suavizar la actual legislación, vigente desde hace 24 años y que establece que la terminación oficial de un matrimonio solo se concede cuando los cónyuges han vivido por separado durante cuatro de los cinco años previos. Eliminado de la Constitución ese plazo de cuatro años, ahora el Parlamento podrá legislar al respecto. La intención del Gobierno es reducir el plazo a dos años y, pro otra parte, facilitar el reconocimiento de divorcios realizados en el extranjero.
La dura derrota de los defensores de estas restricciones, con la Iglesia católica a la cabeza, da una idea de la profunda transformación que ha atravesado este país en las últimas tres décadas, durante las que la jerarquía eclesiástica han perdido prestigio y casi todo su poder. Sirva como ejemplo el hecho de que el divorcio es legal en Irlanda solo desde 1995, cuando el “sí” logró el 50,3% y el “no” el 49,7%, con una diferencia de menos de 10.000 votos.
Tengamos en cuenta que en los últimos años mediante referéndum los irlandeses han aprobado sendas reformas constitucionales para reconocer el matrimonio igualitario (entre personas del mismo sexo), legalizar el aborto y eliminar la blasfemia. Para terminar de modernizar un texto constitucional que data de 1937 habrá que suprimir un artículo especialmente obsoleto que relega a las mujeres a las labores del hogar.
El “sí” a la reforma de la estricta regulación del divorcio en Irlanda ha ganado el referéndum del pasado viernes con el 82,07% de votos a favor (1.384.192 votos), frente al 17,93% que votó en contra (302.319 votos). El nivel de participación fue del 50,83%. La 38ª enmienda constitucional ha sido sometida a referéndum en la República de Irlanda el 24 de mayo coincidiendo con la celebración de las elecciones europeas y locales. Se esperaba la victoria del Sí, pues contaba con el apoyo de prácticamente todo el arco parlamentario, tanto el gobierno democristiano (Fine Gael) como la oposición centrista (Fianna Fáil) y de izquierdas (Sinn Féin, Partido Laborista, Solidarity-People Before Profit y el Partido Verde).
Esta amplia victoria da al Gobierno de Leo Varadkar vía libre para suavizar la actual legislación, vigente desde hace 24 años y que establece que la terminación oficial de un matrimonio solo se concede cuando los cónyuges han vivido por separado durante cuatro de los cinco años previos. Eliminado de la Constitución ese plazo de cuatro años, ahora el Parlamento podrá legislar al respecto. La intención del Gobierno es reducir el plazo a dos años y, pro otra parte, facilitar el reconocimiento de divorcios realizados en el extranjero.
La dura derrota de los defensores de estas restricciones, con la Iglesia católica a la cabeza, da una idea de la profunda transformación que ha atravesado este país en las últimas tres décadas, durante las que la jerarquía eclesiástica han perdido prestigio y casi todo su poder. Sirva como ejemplo el hecho de que el divorcio es legal en Irlanda solo desde 1995, cuando el “sí” logró el 50,3% y el “no” el 49,7%, con una diferencia de menos de 10.000 votos.
Tengamos en cuenta que en los últimos años mediante referéndum los irlandeses han aprobado sendas reformas constitucionales para reconocer el matrimonio igualitario (entre personas del mismo sexo), legalizar el aborto y eliminar la blasfemia. Para terminar de modernizar un texto constitucional que data de 1937 habrá que suprimir un artículo especialmente obsoleto que relega a las mujeres a las labores del hogar.
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