Su imperio empresarial había caído en picado durante los dos últimos años, a medida que se han ido revelando los enormes riesgos que tomó apostando en los mercados con las acciones de esta entidad financiera nacionalizada.
Quinn y el banco representan a la perfección los excesos cometidos en Irlanda durante los años de la llamada economía del "Tigre Celta", ahora hecha añicos tras el estallido de su burbuja inmobiliaria en 2008.
Al declararse en bancarrota ante un tribunal de Belfast, Quinn, de 67 años, puede beneficiarse de la legislación británica al respecto, lo que significa que podrá volver a hacer negocios y liberarse de su deuda en un año, frente a los doce que establece la legislación de la República de Irlanda.
Durante la vista, el empresario aseguró que la mayoría de la cantidad que el Anglo dice que debe "es objeto de ardua disputa", pues explicó que ésta solo asciende a unos 200 millones de euros.
Aún así, Quinn reconoció que tampoco puede hacer frente a esa deuda.
En la cúspide de su carrera, el Grupo Quinn, cuya joya de la corona era la aseguradora del mismo nombre, llegó a tener un valor de 4.720 millones de euros y creó, según el propio magnate, más de 5.000 empleos desde 1973.
Los expertos también creen que, en algún momento, el empresario llegó a controlar en secreto el 15 por ciento del Anglo, nacionalizado por el Gobierno de Dublín en 2009.
Tras el estallido del sector de la construcción, las acciones de este banco comenzaron a caer y Quinn se vio obligado a entregar el control de su aseguradora, al tiempo que fue multado con tres millones de euros por incurrir en prácticas financieras irregulares.
El pasado abril perdió ya todo el control del Group Quinn cuando se lo arrebató el Anglo, ahora rebautizado como Irish Bank Resolution Corporation (IBRB).
El IBRB emitió hoy un comunicado en el que dice estar "examinando la validez" de la decisión de Quinn de declararse en bancarrota en la jurisdicción norirlandesa, pues sostiene que su residencia y sus intereses empresariales están radicados en la República.
Durante el "boom" de la construcción en Irlanda, el Anglo Irish Bank se convirtió en el prestamista preferido de ese sector por su facilidad para conceder créditos de alto riesgo, lo que generó deudas multimillonarias cuando se desinfló.
El Estado tiene ahora previsto invertir casi 30.000 millones de euros en su rescate, aunque algunos expertos fijan la cifra final en 34.000 millones.
Como parte de la reestructuración del sistema bancario irlandés, el Gobierno de Dublín ha fusionado el Anglo Irish Bank y el Irish Nationwide y ambos se encuentran ya en proceso de cierre definitivo.
Todo mi apoyo a la unificación de Irlanda en un sólo país católico. ¡Libertad para el Ulster!
ResponderEliminar