viernes, 12 de junio de 2009

Experiencias de los lectores del blog en el Norte de Irlanda

Me alegra especialmente inaugurar esta sección en la cual vosotr@s,los que leéis este humilde blog,contais vuestras experiencias en el norte de la isla esmeralda.
De una manera totalmente directa,sin censura alguna, publicaré vuestras impresiones,vuestras vivencias y todo lo concerniente a vuestro viaje por el norte.

Os animo a todos los que hayáis viajado a los seis condados del Ulster bajo dominación británica,que me enviéis la crónica de vuestro viaje,y si teneis alguna imágen que queréis que publique junto a ella,no dudéis en hacérmela llegar.
Gracias a tod@s de antemano.

Hoy os pongo la experiencia de Ulmo de Arxila:

BÉAL FEIRSTE / BELFAST, O DE LA MEMORIA EXPLOTANDO CONTRA LOS MUROS

La verdad es que me parecía un sueño. Cuando hace aproximadamente un año me propusieron acudir a un congreso de lingüistas que iba a celebrarse en Belfast, mi primera reacción fue respirar hondo y tratar de creérmolo. Al fin iba a viajar a Irlanda, y no sólo eso, sino que al fin iba a conocer el corazón del conflicto norirlandés, ese tema que tanto me había entusiasmado y estremecido desde hacía años.

No entraré a contar los detalles del caótico viaje, porque no vienen a cuento. Simplemente rescataré aquellos azucarillos del aeropuerto de Dublín con proverbios en irlandés (me encantó uno en particular: Todo lo extraño es maravilloso), y el viaje en autobús hasta Belfast (con parada en Newry) escuchando música especialmente seleccionada para el momento. Michael McGoldrick, Seamus Ennis, The Bothy Band... Me sentía en casa. No podía creer que el paisaje que veía a través de la ventanilla fuese un calco del de mi Galicia natal, en todos los sentidos. Sólo la toponimia en gaélico de los carteles me recordaba que eran cientos de kilómetros de distancia los que me separaban de Santiago de Compostela.

Recuerdo que lo primero que vi al entrar en la estación de autobuses de Belfast fue un cartel que indicaba la dirección hacia Falls Road. Al momento recordé el poema Verano, 1969 de Seamus Heaney, que hacía escasamente un par de meses había podido oírle recitar al Nobel irlandés en Madrid. Incluso en el taxi en el que subimos para dirigirnos al hotel pudimos escuchar una música de cantautor y concertina que evocaba rebeldía, o al menos recuerdo, memoria.

Nuestro hotel se encontraba casi en el centro de Belfast, muy cerca de la Queen's University, pero tampoco muy distante de Belfast Oeste y de los barrios católicos y obreros de la ciudad. La impaciencia pudo con nosotros, y a la mañana siguiente de llegar realizamos una primera incursión en esos territorios situados más allá de Westlink. Ahí llego el primer shock, la conciencia de que, aunque Belfast sea una única ciudad, su corazón está partido en dos mitades radicalmente distintas. Porque más allá de Westlink, justo donde empezaba a divisarse la silueta discreta pero poderosa de la Catedral de Saint Peter, estaba un trozo de Éire, de la Éire ideal en cierto modo. En todas las puertas destacaba una pequeña placa negra con el apellido gaélico de la familia que allí habitaba, acompañado siempre del obsesivo Failté de bienvenida. No faltaban las banderas tricolores, por supuesto, y alguna que otra Starry Plough. Casi de casualidad, al final de un pequeño callejón, desembocamos en Falls Road y nos topamos con algunos de sus más famosos murales. Os resultarán familiares, sin duda: el famoso mural de apoyo a la causa vasca, el dedicado al activista afroamericano Frederick Douglass, murales alusivos a la huelga de hambre de 1981, a Brendan Dark Hughes, al conflicto de Gaza, a los Mártires de Manchester y a personajes de la cultura y la política locales, como Liam McCarthy. Nos llamaba la atención la frecuencia con la que se detenían taxis frente a esos murales, y de esos taxis bajaban turistas que los fotografiaban rápica y compulsivamente para a continuación volver a subir y alejarse en dirección a otros puntos de "turismo político" de la ciudad. Es una buena manera de ver los murales, sin duda, pero no era nuestra manera, desde luego. Preferimos patearnos Falls Road a lo largo de la tarde, entrar en los barrios católicos, en sus mercados, en sus pubs con nombres irlandeses e iconografía típicamente irlandesa por todas partes. Pudimos ver ikurriñas colgadas en las fachadas de varios edificios (ya se sabe, aquello de the same struggle) y pintadas contra el reciente desfile del Ejército británico en la ciudad, ese war machine. Era, en definitiva, otro mundo. Al pie de una carretera encontramos una cruz con los nombres de varias personas fallecidas por la explosión de una bomba en un pub de la zona. Cerca de aquella cruz nos detuvimos en un bar para tomar nuestra primera Guinness y conocer a George, un simpático y dicharachero personaje que trabajaba como camionero en el sur de España, aunque no tenía ni idea de hacia dónde venía cayendo Galicia, y ya no digamos Santiago de Compostela. Pero me llamó la atención su humanidad, y su gesto serio cuando le mencionamos los famosos murales políticos. "Bueno, ese problema ya sabéis que tiene dos caras", nos dijo en un inglés amable y pausado, "y hay que tener en cuenta las dos". La lluvia y el tiempo se nos echaban encima, y tuvimos que regresar a nuestro hotel. Aquello, en cierto modo, no había sido más que una expedición de reconocimiento, para familiarizarnos con el terreno.

Lo mejor vino al día siguiente. Con lo puesto y con la improvisación por montera, nos internamos de nuevo en Falls Road. Cuando nos descuidamos, estábamos en la zona más propiamente obrera, en la que todo estaba rodeado de un cierto halo de marginación. Banderas tricolores en las ventanas, en los postes, por todas partes, y gente charlando en las puertas de sus casas, observándonos con curiosidad y una sonrisa de ciertas complicidad en la cara. Casi todos nos saludaban. Vimos murales dedicados al Celtic de Glasgow (uno de ellos con un improvisado altar al pie), a Cuchulainn, a boxeadores míticos irlandeses (con Mohamed Ali entre ellos) y al hurling. Muchos de ellos tenían pintadas por encima, hecho que nos llamó la atención. Poco después, siguiendo nuestra ruta aleatoria, recuperamos el curso de Falls Road, nos mezclamos con el hervidero de gente que pululaba por las aceras, por los parques, entre carteles casi invariablemente rotulados en gaélico (el poder simbólico de la lengua para esta comunidad que apenas la habla fue algo que me quedó muy grabado). En algunos puntos en concreto se amontonaban las pintadas en apoyo al CIRA, al RIRA, al INLA. Nos sorprendimos al descubrir la sede del Sinn Féinn, y justo en su pared lateral el mítico mural de Bobby Sands (Poet, Gaeilgeoir, Revolutionary, IRA volunteer) cuyas proporciones gigantescas nos resultaron totalmente inesperadas. Por todas partes, placas de mármol negro con retratos de dirigentes del Sinn Féinn y de paramilitares republicanos asesinados durante el conflicto, todas ellas con la frase I nDil Chuimhne. El protagonismo de aquellos diez republicanos muertos en 1981 en el Bloque H sigue muy vivo entre estas gentes.

En pleno centro de Falls Road encontramos el Garden of Remembrance, una verdadera apoteosis donde la obsesión irlandesa por el recuerdo alcanza tintes casi mitológicos. El Garden es una especie de reconcentración de la simbología republicana. Por todas partes emergen placas de mármol negro con nombres de fallecidos, de voluntarios del IRA muertos en el conflicto, con imágenes de acontecimientos como el Falls Curfew de 1970. Uno de esos lugares donde el silencio es la mejor traducción del respeto.

Siguiendo nuestra ruta nos adentramos más y más en la zona republicana. Teníamos la sensación de que estábamos viendo y experimentando cosas que difícilmente veríamos y experimentaríamos en uno de esos viajes guiados. Y fue en una de esas calles, plagadas de pubs, de placas conmemorativas y de niños con camisetas del Celtic jugando en las aceras, donde tuvimos la experiencia que con más cariño recordaré de nuestro viaje. Estábamos fotografiando dos de los murales más conocidos (el dedicado a las mujeres de la Cumann na mBan y el que recuerda a los tres voluntarios del IRA asesinados en Gibraltar en 1988), cuando un hombre de unos 40 años salió de una taberna y se dirigió a nosotros con una gran sonrisa. Hello! Hello!, nos decía. Nos preguntó si nos queríamos conformar con ver murales o si realmente queríamos conocer de primera mano the struggle. Y acto seguido sacó su móvil y buscó afanosamente un vídeo, un vídeo que guardaba en una carpeta que contenía múltiples canciones republicanas. El vídeo era un homenaje a los voluntarios muertos en la huelga de hambre de 1981. Uno a uno. Bobby Sands, Patsy O'Hara... Aquel desconocido señalaba cada uno de los rostros que aparecían en la pantalla y no daba datos sueltos sobre cada uno de ellos. Entendimos pocas cosas, quizás porque la emoción nos estaba ganando la partida. Imágenes de los cuerpos velados por familiares y voluntarios encapuchados, de la multitud acompañando los ataúdes, de la hermana de Bobby Sands con el puño en alto... Decidme la verdad, ¿no os estremeceríais? Cuando el vídeo terminó, el hombre nos preguntó de dónde éramos y nos dio un abrazo. Good luck, repetía.

Aquel breve momento siempre será mi imagen de Belfast, de Belfast Oeste. Creo que lo he contado ya docenas de veces. Y espero poder contarlo muchas más.

Unas imágenes enviadas por Ulmo,que muestran aspectos políticos del norte,los nombres de las víctimas del conflicto-arriba-,el apoyo al RSF,los murales del Celtic(desgraciadamente vandalizados),la defensa del gaélico y la sede del Sinn Féin en Falls road:


























5 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho la crónica aunque me pone los dientes aún más largos. Una idea muy buena este apartado.

    A ver cuando me puedo escapar hacia allá. Llegará el día... jejeje.

    Saludos

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  2. Pues si,la verdad es que Ulmo lo ha expresado mejor que bien,y en breve espero que vaya llegando más crónicas de gente que haya ido por allí.
    A ti,que decirte...te anímo muy mucho a que hagas esa escapada,que si lo miras con un poco de tiempo te sale muy económico,y ya sabes ,algún sitio barato para "medio dormir" ya te puedo decir.

    Un saludo!

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  3. esta escrito genial,me ha encantado!!!

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  4. Alias, si no hace falta animarme mucho jejeje. El problema es que trabajando y estudiando es muy difícil cuadrar un viaje de estos en el calendario, de más allá de dos días, y a mí me gustaría perderme por allí mínimo dos semanas. Lo único que me queda es ir en verano, pero este año ya hice un viaje al extranjero y con la que está cayendo no parece muy conveniente económicamente realizar otro (aunque no sea muy caro).

    Habrá que esperar hasta el verano que viene, a ver.

    Venga, saludos y a seguir con el blog.

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  5. Por cierto, a ver si animo a un amigo que escribe en el foro Indepe y estuvo por allí hace un par de meses a que haga una crónica.

    Salud!

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