miércoles, 19 de agosto de 2020

Recordando a Maureen O’Hara en el mes que se cumple el centenario de su nacimiento

Ponemos un artículo de Elio Castro (Cadena Ser) en el mes del centenario del nacimiento de Maureen O’Hara:


Vimos su melena cobriza en películas como El cisne negro, al lado de Tyrone Power, o Los piratas del mar Caribe, pero Maureen O’Hara fue la heroína fordiana por excelencia gracias a títulos como ¡Qué verde era mi valle!; Cuna de héroes; Escrito bajo el sol; Río Grande y, por supuesto, en El hombre tranquilo.

Maureen O'Hara nació en Irlanda, en el condado de Dublín, el 17 de agosto de 1920. Su madre fue cantante de ópera y su hermana mayor soprano, antes de que tomara los hábitos y hacerse monja. Y ella también cantaba muy bien. De hecho, pudo haber sido perfectamente también cantante de ópera, pero desde niña, a pesar de la oposición de los padres, quiso ser actriz.

A los 14 años ya trabajaba en el teatro en Dublín y a los 17 decidió dejar su Irlanda natal y viajar a Londres. Charles Laughton la había visto actuar y se quedó impresionado por su belleza, su fuerte carácter y su pelo rojizo. Fue él quien la convenció para que dejara su apellido paterno, FitzSimons, largo y difícil de pronunciar, por el corto y sonoro O’Hara. Gracias también a Charles Laughton consiguió su primer contrato y pudo intervenir en La posada de Jamaica de Alfred Hitchcock. Gracias a este film firmó un contrato con la RKO y viajó a los Estados Unidos.

Al lado de Charles Laughton filmó Esmeralda, la zíngara, una versión de la novela Nuestra señora de París de Víctor Hugo. También rodó algunos musicales, pero en 1941 cambió su destino al aparecer en Qué verde era mi valle de John Ford. Con el director de origen irlandés realizó sus mejores papeles como el de Mary Kate Danaher en El hombre tranquilo. Ella admiraba profundamente al realizador, pero siempre reconoció que no era un hombre fácil de tratar.

John Wayne y ella fueron siempre grandes amigos. Se dice que se conocieron en 1939 cuando ella acompañó a Wayne a su casa después de una gran borrachera. Coincidieron juntos en 5 películas, tres de ellas a las órdenes de John Ford. En muchas hacían de marido y mujer y su compenetración y química eran tal que el público estaba convencido de que en realidad eran pareja. Maureen pidió públicamente y consiguió que a John Wayne le concedieran la medalla de oro del Congreso de los Estados Unidos. Ella había solicitado la nacionalidad norteamericana en 1946, pero nunca renunció a la irlandesa. Fue, de hecho, la primera mujer en tener la doble nacionalidad estadounidense e irlandesa.

Maureen O’Hara fue también una de las primeras actrices que denunció, el acoso y los favores sexuales que se exigían en Hollywood para obtener papeles. Algo a lo que ella siempre se negó. También se enfrentó a la prensa sensacionalista. En 1957 Confidencial Magazine publicó que Maureen O’Hara había hecho el amor en un cine con su novio, el millonario mejicano Enrique Parra, y que los dos habían sido expulsados de la sala. Ella demandó a la revista; demostró, gracias a su pasaporte, que en esa fecha estaba en España y que todo era una farsa montada por la publicación. Se convirtió en la primera actriz que ganó un pleito a una revista sensacionalista.

Maureen O’Hara siempre fue una mujer con una fuerte personalidad y carácter. Se casó tres veces. La primera con un productor inglés en 1938. El matrimonio se anuló en 1940 ya que pudo demostrar que el matrimonio nos se había consumado y que había ido al matrimonio obligada. Su segundo marido fue el director de cine Will Price con el que tuvo su única hija y del que se divorció en 1952. En 1968 se volvió a casar con Charles Blair, piloto y fundador de una empresa de hidroaviones. Después de quedarse viuda presidió la compañía aérea hasta 1982 cuando la vendió. En los años 90 volvió a las pantallas con películas como Yo tú y Mamá y después de hacer algunas películas de televisión se retiró definitivamente del cine.

En 2014 la Academia de Hollywood le concedió un Oscar honorífico. Cuando lo recibió de manos de Liam Neeson y Clint Eastwood tenía 94 años e iba en silla de ruedas. Casi un año después, el 24 de octubre de 2015, murió mientras dormía. Dicen que en los últimos años se quedaba dormida mientras escuchaba la banda sonora de El hombre tranquilo, aquella película en la que su pelo rojizo brillaba como nunca cuando se reflejaban en él los rayos del sol.

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